Incluso desde antes de que los Objetivos de Desarrollo Sostenible fueran anunciados de forma oficial ya se asumía que su publicación y aplicación cambiaría el rumbo de la responsabilidad social. Unos meses después, ya hemos visto a un gran número de empresas adaptando sus programas de RSE a ellos, pero todavía queda espacio para el diálogo respecto a sus alcances.
Por ejemplo, un artículo reciente publicado en Triple Pundit reflexiona sobre la oportunidad de engagement con los colaboradores que ofrecen los ODS y cómo puede aprovecharse. En el texto, la empresa Giving Force, una plataforma que ayuda a administrar los esfuerzos de voluntariado y filantropía de otras organizaciones, comparte su experiencia al respecto.
Los 17 ODS son ambiciosos por naturaleza e incluyen temas muy diversos, desde la protección de ecosistemas hasta facilitar el acceso a la justicia, pasando por la equidad de género, por lo que puede ser difícil para las empresas traducirlos en acciones más concretas con las que se pueda trabajar.
En este contexto, Giving Force recomienda primero crear conciencia sobre qué y cuáles son los ODS. Después, los líderes de la organización deben comprometerse con apoyarlos y elegir en cuáles se enfocarán a corto y mediano plazo. Esto puede depender de la empresa y de su industria, pero el texto cita un estudio de PwC según el cual muchas compañías han elegido trabajar en pos del objetivo 8, que se refiere a promover un crecimiento económico sostenible. Cada una de ellas interpretará la meta a su manera y elegirá un diferente ángulo para abordarla.
Una vez elegidos los objetivos, lo siguiente es determinar cómo se medirán el progreso hacia las metas como el compromiso y participación de los colaboradores. Giving Force encontró que una forma de comprometerse con los ODS e involucrar a su equipo es permitir que sus miembros generen sus propios datos (por ejemplo, ingresando sus horas de voluntariado o estableciendo donaciones desde su sueldo). Esto permite que ellos estén conscientes del avance hacia la meta, y que los responsables de RSE puedan concentrarse tan solo en interpretar y extraer indicadores a partir de estos datos.
Además, el pedir retroalimentación tanto a los colaboradores como a los socios clave de las actividades permite no solo conocer el progreso numérico hacia los objetivos sino cuál fue el impacto de cada actividad: «el impacto debe ser medido a lo largo de mucho tiempo, por lo que debemos empezar a medir de forma efectiva para que en 2030 podamos imaginar el impacto que tuvieron los negocios en los ODS», afirma el artículo.
Excelente Articulo Gracias!