El coste ambiental de nuestros alimentos es grande, de hecho, la industria alimentaria es la segunda mayor contaminante, después de la de los combustibles fósiles y eso ya es hablar de niveles de polución enormes. Lograr satisfacer nuestras necesidades reduciendo al mínimo el daño al Planeta debería ser nuestra meta. Por ello, avanzar hacia un sistema alimentario sustentable es vital para combatir la crisis climática y asegurarnos de evitar los riesgos futuros de empecinarse en continuar con la misma forma de vida, tales como sequías y escasez de alimentos.
Se sabe que la agricultura produce 16 gigatoneladas (GT) de gases de efecto invernadero (GEI) al año, lo que equivale a poco más del 33 % de las emisiones globales. Tan solo la cría de animales es responsable del 19 % del total de emisiones mundiales al año.
Además, la agroindustria es responsable de gran parte de la deforestación, ya que incentiva la tala de árboles para pastoreo de ganado o áreas de cultivo. Según un estudio de la revista Science, el 90 % de la deforestación de los trópicos está relacionada con este sector, en detrimento de las especies que ahí habitan y el calentamiento global debido a la reducción de árboles, los grandes captadores de CO2.
Las razones para modificar nuestro sistema alimentario y buscar volverlo sustentable son más que evidentes, por ello, es la búsqueda por aportar una solución el Banco Mundial ha revelado cuál es el camino que sugieren para alcanzar este propósito. Te contamos.
¿Por qué se requiere un sistema alimentario sustentable?
Lograr un sistema alimentario sustentable no es una opción si queremos combatir la crisis climática, para Axel van Trotsenburg, director gerente senior de políticas de desarrollo y asociaciones del Banco Mundial, esto es evidente:
“La narrativa es clara: para proteger nuestro planeta, necesitamos transformar la forma en que producimos y consumimos alimentos”
Axel van Trotsenburg, director gerente senior de políticas de desarrollo y asociaciones del Banco Mundial
El artículo publicado por colaboradores del Banco Mundial, hace hincapié en la necesaria modificación de este sistema:
“Hay que arreglar el sistema alimentario porque está enfermando al planeta y representa una gran porción del pastel del cambio climático…Hay medidas que se pueden tomar ahora para hacer que los agroalimentos contribuyan más a superar el cambio climático y sanar el planeta. Estas acciones están fácilmente disponibles y son asequibles.”
Informe del Banco Mundial
Los autores del artículo afirman que los costos de la transformación del sistema alimentario a uno más verde representa menos de la mitad de la cantidad que se gasta en subsidios agrícolas anuales en la actualidad, por lo que sólo se requiere intencionalidad y acción para conseguir proteger nuestro la Tierra, al menos en este aspecto que, como se dijo antes, implica una buena parte de la contaminación total.
El Banco Mundial estima resultados alentadores de la transición de esta industria y lo valúa en 4.3 billones de dólares en beneficios para la salud, la economía y el medio ambiente.
Un sistema alimentario más verde
El artículo del Banco Mundial indica que para reducir el impacto ambiental del sistema alimentario tendríamos que transicionar a un menor consumo de productos de origen animal, basar nuestros menos en plantas y dejar de subsidiar la carne para impulsar los alimentos vegetales.
Por ende, redirigir los subsidios a carne y lácteos hacia alternativas basadas en plantas es la mejor forma de hacer que los países con ingresos altos promuevan el crecimiento y competitividad de los productos basados en plantas y con bajas emisiones de carbono, en lugar de continuar subsidiando alimentos que repercuten tan negativamente en el Planeta y, de esta manera, incentivar el cambio en los hábitos de consumo de los ciudadanos.
Algunas empresas han intentado competir en precios contra los productos de origen animal, pero eso no ha sido sencillo. Si los subsidios a la carne se desviaran a este tipo de iniciativas de bajo impacto ambiental, los productos de origen vegetal conseguirían ser la opción más barata frente a los precios reales de la carne, según indica el informe:
“La fijación del precio de costo total de los alimentos de origen animal para reflejar sus verdaderos costos planetarios haría que las opciones de alimentos bajos en emisiones fueran más competitivas”
Informe del Banco Mundial
Un ejemplo claro de esto es el caso de Estados Unidos, donde el gobierno asigna 38 millones de dólares al año para subsidiar la carne y lácteos. Por su parte, Canadá proporcionó 1.7 millones de dólares para subsidiar la ganadería.
El Banco Mundial señaló que el pollo es una opción de menores emisiones, aunque ello no quiere decir que su consumo sea la solución. Al respecto, Sini Eräjää, activista de alimentos de Greenpeace en la UE, expresó:
«Sé que hay diferentes tipos de cálculos entre diferentes tipos de carne…[pero] ante todo, debemos cambiar a dietas más basadas en plantas».
Sini Eräjää, activista de alimentos de Greenpeace en la UE
No obstante, el artículo indica que, si queremos reducir las emisiones derivadas del sistema alimentario a la mitad para 2030 y empujar su transición hacia uno más verde, será necesario aumentar las inversiones en este rubro 18 veces, esto es, a 260 mil millones de dólares. Aún así, resulta menos costoso que los subsidios a la carne.
Afortunadamente las previsiones del Banco Mundial indican que lograr la transición a un sistema alimentario sustentable es posible y no implica inversiones imposibles. El verdadero reto será enfrentar los conflictos de interés frente a este tipo de acciones para favorecer los productos de origen animal y promover un menor consumo de carne. Ojalá esta industria sea más sensible a la crisis ambiental que la de los combustibles fósiles y opte por apoyar el cambio en favor de la conservación del ambiente y la justicia climática.