¿Qué pasa cuando un grupo de fans de Harry Potter se unen para combatir uno de los mayores males de la actualidad? No, no es Voldemort; es la esclavitud y tráfico de personas. Warner Bros., dueño de la marca del famoso hechicero, se vio en la repentina necesidad de atender las exigencias de un grupo de interés que había subestimado.
Buscando utilizar la fantasía para adentrarse al mundo real, un grupo de activistas formaron la Alianza de Harry Potter y utilizan la magia de los libros como fundación para atacar injusticias sociales de hoy en día. Creado en Boston en 2005, actualmente cuenta con 275 capítulos alrededor del mundo, y más de 100,000 participantes involucrados.
Al momento han conseguido grandes historias de éxito: con su campaña “Accio Books” han donado más de 200,000 libros a bibliotecas públicas en Rwanda y Estados Unidos, han apoyado en aprobar iniciativas de igualdad de matrimonio en varios estados, y tras el terremoto en Haití lograron recaudar más de $123 mil USD en menos de dos semanas para financiar aviones con provisiones médicas y alimenticias para los damnificados.
Pero sin duda alguna, su victoria más grande es una sin precedentes entre los grupos activistas, y que tomó cuatro años conseguir.
En 2010 iniciaron su “Campaña de las Reliquias de la Muerte”, en donde determinaron siete horrocruces (o grandes males mundiales) que debían combatir como grupo. Estos son: la depresión, el bullying, el analfabetismo, el cambio climático, la presión por la imagen corporal, la esclavitud infantil y los salarios por debajo de los mínimos.
Con estos dos últimos iniciaron con la primera lucha, titulada “No en el nombre de Harry”, para tratar un tema que habían detectado desde un par de años antes: el chocolate utilizado para los productos de la marca (entre ellos las famosas ranas, el dulce favorito de los alumnos de Hogwarts) era producido por un proveedor no certificado en prácticas justas de operación.
El proveedor es Behr’s Chocolate, un negocio pequeño en Orlando, Florida. Este comercializa la materia prima a Warner Bros., quien lo enmarca con la famosa franquicia y distribuye, junto con muchos otros artículos de Harry Potter, en distintas tiendas oficiales y parques de diversiones. Behr’s cuenta con la peor calificación en prácticas y transparencia de entre más de 100 marcas de chocolate evaluadas. Esto en un reporte elaborado por la organización Free2Work, quien a su vez está apoyado por el Foro Internacional de los Derechos Laborales.
Para poner en evidencia a la empresa, la Alianza presentó este reporte a los ejecutivos de Warner Bros., quienes no demostraron insatisfacción con su proveedor Behr’s Chocolate.
Ante su nula respuesta, fans insistieron y unieron fuerzas para asegurarse que ningún agricultor, madre de familia, niño, niña, o “elfo doméstico”, se encontrara trabajando en condiciones de esclavitud para producir el chocolate de Potter. Videos de vociferadores muggle, una petición en Change.org, un comunicado de prensa y una alianza con la organización internacional WalkFree fueron algunas de las acciones que incrementaron la presión para Warner Bros. Inclusive comenzaron a producir ranas de chocolate de comercio justo, dejando en claro que este negocio podía ser rentable.
Finalmente en 2014, con el apoyo de la misma autora de la saga, J.K. Rowling, Warner accedió a reunirse con Andrew Slack, fundador de la Alianza, para discutir colaboraciones en el esfuerzo por lograr el comercio justo del chocolate.
En el mes de diciembre, justo antes de navidad, los fans recibieron la noticia de que para finales del presente 2015 todo el chocolate utilizado en la marca Harry Potter será 100% certificado con prácticas laborales justas y respeto a los derechos humanos.
Así es como el Ejército de Dumbledore obtuvo una victoria sobre un gran horrocrux. La Alianza de Harry Potter logró recordarle a Warner Bros. el valor de sus operaciones, y la incidencia en la justicia social que tienen actualmente. Consiguió influir directamente en su toma de decisiones, y por tanto, instaurarse como un stakeholder clave en el futuro de la empresa.
Este es un ejemplo de como hoy en día, cualquier compañía se ve afectado por todos sus stakeholders, que tanto interna como externamente, influyen en las operaciones y decisiones de la misma. Y aunque esto suene como una carga u obstáculo, el papel de los stakeholders es ser, como lo establece su definición de 1963 por el Stanford Research Institute, “grupos sin cuyo apoyo la empresa dejaría de existir”. Warner Bros. encontró la manera de mejorar sus procesos de cadena de valor y agregar estrategias de sostenibilidad a su portafolio gracias a este incidente. Y pronto, poco a poco, muchas otras se le unirán en el vagón de compañías que toman en cuenta el valor de opinión de sus grupos de interés en el valor de sus operaciones y negocios.
SUSTENTUS concentra sus esfuerzos en el área de sostenibilidad, por medio de estudios orientados hacia la gran empresa y el emprendimiento social, propiciando la vinculación entre la academia, la iniciativa privada, y las organizaciones de la sociedad civil para el desarrollo de proyectos conjuntos.
El centro pertenece a la EGADE Business School sede Monterrey, y es dirigido actualmente por su fundador el Dr. Gerardo Lozano Fernández, quien ha estudiado la sostenibilidad empresarial desde el año 1999.En esta columna encontrará casos sobre empresas y OSC que han generado un desarrollo sostenible en diversos países de Latinoamérica. Además encontrará diversos análisis y opinión sobre las tendencias y prospectiva de la sostenibilidad empresarial a nivel internacional.