Solemos pensar que solo compramos lo que necesitamos, pero ya sea que estemos comprando alimentos, ropa o aparatos, los supermercados influencían nuestras decisiones, utilizando el poder de la persuasión psicológica.
Todos recordamos haber entrado en una tienda solo para descubrir que cambió su diseño, quizás el papel higiénico ya no está donde esperabas, o te costó encontrar la salsa de tomate. Pero, ¿por qué a las tiendas les gusta mover todo de lugar? Bueno, en realidad es una respuesta simple.
De acuerdo con The Coversation, cambiar la ubicación de los artículos ayuda a que los clientes estén expuestos a diferentes artículos mientras deambulan buscando las cosas que necesitan o quieren. Esta estrategia a menudo puede aumentar significativamente los gastos no planificados , ya que agregamos cosas adicionales, a menudo por impulso, mientras pasamos más tiempo en la tienda.
Comprando por impulso
Algunos estudios sugieren que hasta el 50 % de todos los comestibles se venden por impulsividad, y más del 87 % de los compradores hacen compras impulsivas. Lo cual implica varios factores como la necesidad de excitación y la falta de autocontrol, también se sabe que las oferta de «compre uno y llévese otro gratis», descuentos y exhibiciones promocionales en la tienda desempeñan un papel clave.
Una promoción atractiva puede provocar una oleada de placer temporal, y esto hace que sea más difícil tomar una decisión racional. Nos abruma el valor percibido del «ahorro» si compramos el artículo aquí y ahora, por lo que ignoramos otras consideraciones, como si realmente lo necesitamos. La gratificación instantánea puede ser difícil de ignorar.
Asimismo, la agrupación es otra técnica que utilizan los vendedores para desencadenar la compra impulsiva. Esta actividad consiste en empaquetar productos complementarios junto a uno principal, con un descuento sustancial.
Las consolas de juegos, por ejemplo, a menudo se venden con dos o tres juegos, y los supermercados tienen paquetes de comida e incluso páginas web dedicadas a una amplia gama estos conjuntos.
Ir de compras, amigo o enemigo
Si bien estas estrategias pueden ayudar a aumentar las ganancias ya que los supermercados influencían nuestras decisiones, también pueden contribuir a los problemas. La compra impulsiva, sin duda, puede afectar el bienestar mental de un consumidor, ya que aumenta los sentimientos de vergüenza y culpa, lo que puede provocar ansiedad, estrés y depresión .
Y es potencialmente más grave cuando conduce al exceso, especialmente si las personas gastan dinero que no tienen. Aunque también hay aspectos positivos, se ha descubierto que las compras en línea dan un impulso de dopamina, que se libera en nuestro cerebro cuando anticipamos el placer, porque mientras esperamos a que lleguen nuestros pedidos, solemos sentirnos más emocionados.
Si este sentimiento placentero se maneja bien, entonces no hay nada malo en ello. Pero, lamentablemente, no siempre termina ahí. Esa fugaz sensación posibilita la aparición de una adicción a las compras. Esto puede suceder cuando queremos experimentar continuamente el «golpe de dopamina» para sentirnos bien, por lo que se desarrolla un patrón de aquirir más y más.
En la otra cara de la moneda, ir de compras puede ayudar a restaurar el sentido de control de una persona. Al sentirnos infelices o ansiosos, tendemos a pensar que todo está fuera de nuestro control, pero tomar decisiones como a qué tienda ir o si nos gusta un artículo, puede devolvernos una sensación de control personal y reducir la angustia.
¿Y si los supermercados influencían nuestras decisiones positivas?
Claro está que las tiendas y los supermercados influencían nuestras decisiones y no querrán perder esta habilidad, sin embargo podrían, si lo desean, ayudar de manera positiva.
Por ejemplo, existe una necesidad apremiante de combatir la obesidad en la mayoría de los países del mundo. Es por eso que el gobierno del Reino Unido ha decidido restringir las promociones de alimentos poco saludables, aquellos con alto contenido de azúcares libres, sal y grasas saturadas, a partir de octubre de 2022.
Lo anterior es una iniciativa que podría ayudar, ya que eliminar las golosinas tentadoras de las cajas reduciría la cantidad de alimentos azucarados que se compran, en algunos casos hasta en un 76% .
Una investigación reciente descubrió que al incrementar la disponibilidad y las promociones de opciones de alimentos más saludables y hacerlas más visibles a través del posicionamiento y el uso inteligente de la señalización, se puede alentar a los compradores a hacer mejores elecciones.
En última instancia, la clave para resistir los bienes que no queremos o no necesitamos, y para tomar decisiones saludables, está en nosotros, sin embargo, ayuda ser consciente de lo que estamos haciendo mientras compramos.
Una buena estrategia personal es tratar de navegar menos, usar una lista y adquirir solo lo que hay en ella, aunque para esto deberás ser amable contigo y constante porque puede ser más fácil decirlo que hacerlo.
