En los últimos años, los grandes corporativos han comenzado a instaurar políticas y programas con el objetivo de reducir su huella de carbono. Una de estas estrategias es ponerle un valor monetario a sus emisiones, de forma que cada departamento es responsable por pagarlas, reducirlas o compensarlas. Microsoft implementó la idea en 2012, dando a conocer hace unos días los buenos resultados que ha traído.
Desde hace tres años, los departamentos de la compañía agregaron a su presupuesto el valor financiero de sus emisiones, que se destina a un fondo para iniciativas de RSE. Esto se ha traducido en un ahorro de 10 millones de dólares anuales en energía y a la reducción de 7.5 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono. La empresa no ha declarado cuál es el precio que le pone a sus emisiones, pero sí dio a conocer un documento en el que se detallan otros aspectos del programa. (Puede descargarse en formato PDF aquí.)
En él, la organización afirma que la cuota por emisiones ayuda a generar conciencia y responsabilidad por parte de los grupos de interés internos, además de alinearse con los objetivos de aumentar la eficiencia y reducir los costos de energía. La cuota, por lo tanto «provee de un incentivo y un sistema de soporte (…) para que los equipos se hagan responsables de reducir los costos y la huella energética.»
El proceso del programa comienza rastreando y analizando todas las emisiones en las operaciones de Microsoft, por medio de tecnología de la nube, y luego aplicando un precio. Este precio «manda una señal que nos ayuda a internalizar el impacto externo (…) permitiéndonos tomar en consideración el impacto en el clima del planeta de una forma tangible», dice la compañía. Además, crea conciencia entre todos los colaboradores.
Según le dijo a GreenBiz Paula DiPerna, consultora de CDP (antes Carbon Disclosure Project), esta es una buena estrategia para las compañías. La experta comparó los costos no mitigados de las emisiones con descuidar una propiedad. Otras organizaciones también llevan varios años pidiendo un impuesto al carbono, pero también han criticado la forma en la que se ha aplicado la idea, ya que en ocasiones resulta en un precio demasiado bajo.
En el caso Microsoft, el precio se establece por medio del Consejo Neutral en Carbono, un grupo transversal de coporativos que provee de retroalimentación al programa. De acuerdo con el documento: «Identificamos proyectos para la reducción interna del carbono, reciclaje de basura electrónica, energía verde, innovación de energía sustentable y proyectos de compensación comunitaria de carbono. Dividimos los fondos necesarios para estas iniciativas ambientales entre nuestras emisiones proyectadas para establecer el precio.»
La empresa afirma que menos del 5% de los fondos obtenidos por medio del programa se usan para gastos administrativos, y también que espera que esta iniciativa tenga un impacto más allá de Microsoft, ya que da la oportunidad de invertir en proyectos con grandes beneficios no solo en reducción de carbono sino en creación de empleos verdes, salud, educación y protección de la biodiversidad.