Con la lluvia, el agua se filtra hasta el subsuelo o fluye para formar los ríos o lagos. Desde la Antigüedad, civilizaciones han sobrevivido con sistemas de distribución y recogida de agua. De hecho, muchas de sus estructuras solían canalizar el agua que caía en los tejados hacia un gran depósito subterráneo y así usarla para numerosos fines hogareños. Entre los sistemas de recogida de agua más famosos, se encuentran los usados por los mesopotámicos, griegos y romanos; y mientras que los árabes nombraron al depósito para el almacenamiento de agua de lluvia como al-yibab, los mayas emplearon los chultunes para disponer de agua en la estación seca.
Estos sistemas de distribución de agua actualmente emplean cantidades significativas de energía, recursos e infraestructuras, principalmente para cubrir las necesidades de captura de agua de un edificio. Con el paso del tiempo se fueron desarrollando nuevos funcionamientos y mejorías de los sistemas ya existentes; principalmente en las áreas de captación con impermeabilizantes con piedras o tejas de cerámica, conductos de agua que dirijan el agua captada al depósito, filtros que eliminen el polvo y las impurezas del agua, depósitos o aljibes que permitan la correcta conservación de agua que estén condicionados adecuadamente, y sistemas de control que permita la alternancia de la utilización del agua de la reserva y de la red general.
¿Para qué implementar un sistema, por más básico que sea, de recogida de agua? A continuación te compartimos una lista de beneficios del sistema de reciclaje de agua de lluvia:
– Permite el autosuministro gratuito de agua de gran calidad;
– Ayuda a reducir el exceso de la demanda de redes de suministro público, facilitando la conservación de las reservas públicas para casos de escasez;
– Supone un ahorro energético al no tener que emplear electricidad para bombear al menos una parte del agua que se va a usar desde las reservas a cada casa;
– Facilita la red de drenaje público al no verte a ella el agua que cae en los tejados;
– Permite la recuperación de los acuíferos subterráneos en las zonas urbanas;
– Sensibiliza y establece una relación directa con el medio ambiente.
Esta agua recogida puede ser usado para regar plantas, lavar el coche, en el inodoro, lavarnos el cabello, bañar a las mascotas, hacer la vajilla, etcétera. Y no es necesario conseguir métodos muy sofisticados de recolección, basta con poner una cubeta en el balcón o el techo para que se llene cada vez que llueva o instalar un barril conectado a los canalones. Con el barril, añade un pequeño grifo para conectar la manguera y usarla para regar el jardín, lavar el coche o el piso.
Fuente: Ecoosfera