En un cambio fortuito —pues, casi 200 países se han sumado a la lucha en favor del medioambiente— sobre el objetivo climático, que ha sido calificado como poco realista, fortalecer la respuesta a la amenaza del cambio climático, el desarrollo sostenible y los esfuerzos para erradicar la pobreza se ha vuelto parte de un acuerdo universal para transitar hacia sociedades y economías resilientes, de acuerdo con The Conversation.
Pero como suele suceder con la mayoría de los éxitos, la meta de 1.5C vs el cambio climático será el resultado de un intenso trabajo preliminar que exige soluciones coordinadas y la colaboración internacional. Pero, ¿cuándo o de dónde se fijó esa propósito?
¿Quién dijo que hay que limitar la temperatura del planeta?
En la década de 1970 —cuando la comprensión científica del cambio climático aún estaba tomando forma—, el economista estadounidense William Nordhaus afirmó que un calentamiento de más de 2 °C “empujaría las condiciones globales más allá de cualquier punto que haya experimentado cualquier civilización humana”.
Del mismo modo, en 1990, los científicos también habían ponderado que 2 °C por encima del promedio preindustrial era el punto en el que el riesgo de daños extensos e impredecibles aumentaría rápidamente.
Para lograr establecer un consenso, dos años más tarde se instauró la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) en la que se pretendía estabilizar la cantidad de Gases de Efecto Invernadero (GEI) en la atmósfera a un nivel que “evitara interferencias peligrosas con el sistema climático”.
Mantener la meta de 1.5C vs el cambio climático
En la primera Conferencia de las Partes (COP), con sede en Berlín en 1995, los países iniciaron negociaciones para la respuesta global al cambio climático que continúan hasta el día de hoy. Desde entonces, detener el calentamiento global en 2 °C siguió siendo el horizonte por el que lucharon los negociadores durante casi dos décadas.
Sin embargo, es más probable escuchar que se necesita conseguir que el límite de la temperatura sea de 1.5 °C. Incluso, en la reciente COP27 en Egipto, los líderes lograron un acuerdo para mantener el objetivo en 1.5 °C, aunque hicieron poco para que el mundo pueda alcanzarlo.
Entonces, ¿por qué 1.5 °C se convirtió en el objetivo aceptable para el aumento de las temperaturas? Esa historia revela una verdad esencial sobre el cambio climático en sí.
¿De dónde salió el 1.5°C?
Aunque no existe una cantidad segura de calentamiento global, un objetivo de no más de 2 °C de aumento de la temperatura global a menudo ha representado el umbral de un «cambio climático peligroso».
El incremento de la temperatura global es solo una medida de cómo está cambiando el clima. Los científicos también rastrean las concentraciones de CO2 en la atmósfera, el aumento del nivel del mar y la intensidad de las olas de calor y las inundaciones. Pero, tomar la temperatura de la Tierra es la forma más sencilla de predecir las consecuencias del calentamiento.
En la cumbre climática de Copenhague, Dinamarca, de 2009, el mundo aún carecía de un objetivo oficial de temperatura, tampoco había una evaluación científica completa de lo que era «seguro». Pero una organización de naciones insulares conocida como la Alianza de Pequeños Estados Insulares (AOSIS, por sus siglas en inglés) ya instaba a trazar el límite de 1.5 °C.
AOSIS insta a tomar medidas contra el cambio climático
AOSIS encargó un trabajo a científicos del Instituto de Potsdam para conocer sobre los impactos de un aumento de 2°C. Ellos analizaron cómo sería esta modificación, lo que hizo que países como Tuvalu, en Oceanía, declararan que «estaba claro que un aumento de la temperatura global por encima de los 2 grados sería desastroso».
Solo detener el aumento de la temperatura global muy por debajo de 1.5 °C evitaría esta catástrofe, argumentó AOSIS. Como diría más tarde Mia Mottley, primera ministra de Barbados: “2°C es una sentencia de muerte”.
En ese momento, el límite inferior fue ampliamente percibido como poco realista, e incluso se culpó a Tuvalu de causar una división entre las naciones en desarrollo, ya que las más ricas, incluidas China e India, no apoyaron la meta de 1.5C vs el cambio climático.
En los años intermedios, los pequeños estados insulares y los países africanos continuaron abogando por una mayor ambición. A medida que continuaba el desfile de cumbres climáticas, comenzaron a atraer más apoyo de otras fuentes.
Un claro llamado a la acción climática
El acuerdo de Cancún de 2010 contenía el compromiso de “revisar” si era necesario fortalecer el límite de 2 °C, “sobre la base de los mejores conocimientos científicos disponibles”. En 2011, la secretaria ejecutiva de la CMNUCC, Christiana Figueres, apoyó el límite de 1.5 °C y advirtió: «Si no nos dirigimos a 1.5 °C, estamos en un gran problema».
En un avance rápido, el calentamiento inducido por el ser humano alcanzó aproximadamente 1 °C (probablemente entre 0.8 °C y 1.2 °C) por encima de los niveles preindustriales en 2017, aumentando a 0.2 °C (probablemente entre 0.1 °C y 0.3 °C) por década.
El cambio climático ya está ocurriendo. Los arrecifes de coral, por ejemplo, de los que millones dependen para obtener alimentos e ingresos, están siendo dañados por los cambios en la temperatura global. A 1.5 °C, pocos arrecifes escaparán al daño. Pero a 2°C, se cree que prácticamente todos los arrecifes de los trópicos corren un grave riesgo.
Mantener la meta de 1.5C vs el cambio climático reduciría la tasa de aumento del nivel del mar en aproximadamente un 30%. Mientras tanto, no actuar dejará a millones de personas más en la pobreza y generará impactos negativos de gran alcance para los ecosistemas globales, nuestra prosperidad compartida y la economía global.