En definitiva son muchas las desventajas de vivir en un campo de refugiados. Dejar el país de origen para huir de conflictos o guerras no es nada fácil para las millones de familias que han sido desplazadas, sobre todo porque no hay una fecha de regreso a la vida que antes conocían. Resolver este problema es una tarea complicada, pero hay pequeñas cosas que pueden hacerse para mejorar la calidad de vida de los refugiados.
Tener acceso a luz, por ejemplo, es algo básico que puede cambiar la vida tanto de un niño que le tiene miedo a la oscuridad como de un adulto que solo quiere poder salir después del anochecer para platicar con amigos en su misma situación. Las lámparas contribuyen a crear sensaciones de seguridad y comunidad que son difíciles de encontrar en los campos de refugiados del mundo.
Es por eso que varias compañías se han dado a la tarea de donar lámparas solares o LED a organizaciones de ayuda a refugiados. La Fundación Ikea es el aliado del sector privado más grande de ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados), pero también Panasonic y Pepsi han hecho este tipo de donaciones.
Como menciona un artículo en The Guardian, las lámparas son una excelente forma de participar en el alivio a personas desplazadas, ya que además de tener un valor simbólico (la luz en las tinieblas) tienen una utilidad comprobada, son sustentables pero dependen de una tecnología que no es cara, generan awareness sobre la marca y no tienen un tinte político, algo importante cuando se habla de un tema delicado como este.
El mes pasado Ikea lanzó su segunda campaña Brighter Lights, que en su edición anterior logró recaudar más de 10 millones de dólares para llevar luz solar a campos de refugiados por medio de la venta de focos LED. Por cada uno que se vendió en sus tiendas, la Fundación Ikea donó 1.30 dólares a ACNUR. Los fondos se utilizaron para comprar tanto lámparas de mano como iluminación en las calles, afectando positivamente la vida de 11 mil sirios en el campo Al Azraq.
Por su parte, Panasonic creó hace dos años el 100, 000 Solar Lanterns Poject con el objetivo de donar ese número de luces de LED a personas que no tienen energía eléctrica. Hasta ahora, más de 5 mil ya se repartieron en campos de refugiados en varios países. El proyecto de PepsiCo es en colaboración con la OSC Liter of Light y lleva luz a personas desplazadas por conflictos humanos o desastres naturales.
Sin embargo, todos estos esfuerzos no son exentos de críticas. Según The Guardian, uno de los problemas es que ACNUR se niega a decir a qué empresa le compra las luces solares con el dinero donado por Ikea. Además, las empresas no se preocupan por dar seguimiento a sus acciones, por lo que muchas lámparas se averían después de unos meses de uso.