Cuando uno ingresa a la universidad lleno de aspiraciones y piensa en obtener un título profesional a menudo lo mira como un sueño a cumplir; solemos pensar en la satisfacción de tenerlo en la mano y cuando finalmente está ahí lo que descubrimos es una extraña sensación de miedo. Sí, ya sea que trabajaras durante tus años de estudiante o no, darte permiso de integrarte a una vida productiva y comprender la responsabilidad que has adquirido con ello no es una tarea fácil, pero es necesaria.
Las empresas que descubren la importancia de asumir un compromiso activo con el desarrollo de sus comunidades atraviesan por un proceso muy similar. Conocen la responsabilidad que tienen con la creación de empleo y saben que su actividad productiva es de gran importancia en la generación de riquesa; pero al mirar un poco más lejos, han descubierto que no es ahí donde su misión concluye. Es entonces que buscan el camino de la RSE.
La responsabilidad social empresarial (RSE) se entiende como el compromiso voluntario de una organización por mejorar el impacto que sus actividades tienen sobre el entorno a nivel ambiental, social y económico. Los negocios que la adoptan como un modelo de gestión pueden encontrar múltiples beneficios que van desde la reducción de costos de operación y el crecimiento del nivel de productividad de su equipo de trabajo, hasta el mejoramiento de su reputación corporativa.
No es una sorpresa entonces que cada vez más organizaciones busquen integrar la RSE a sus actividades, aunque ciertamente el avance en esta materia se ha dado de forma desigual; mientras algunas avanzan a grandes pasos, otras aún se muestran esceptican a sus beneficios. Este es quizá el pequeño precio a pagar por su caracter voluntario, que ofrece además una gran libertad para adaptar sus principios a las necesidades perticulares y los objetivos de cada organización.
No existen empresas sin responsabilidad social, solo aquellas que no se comprometen con ella
En este sentido es importante aclarar que si bien la RSE como concepto se refiere a un modelo de gestión en el que las empresas buscan mejorar su impacto en el entorno, no existen compañías sin responsabilidad social. Aún cuando no se preocupen por generar un impacto positivo en su comunidad, es el mero hecho de particupar como actores activos dentro de ella lo que les confiere el deber de velar por su conservación y desarrollo; así que, ¿qué mejor que asumirlo de una vez e integrar este compromiso en su modelo de negocio?
Cómo ser una empresa responsable
Los consumidores están tan cansados del modelo del empresario tirano que dirige una compañía interesada únicamente en las ganancias económicas, aún a costa de un importante daño ambiental o social. Ahora buscan apoyar marcas preocupadas por su bienestar que trabajen para impulsar el desarrollo social y proteger a nuestro planeta.
De ahí que uno de los primeros acercamientos que tienen las empresas con la responsabilidad social, es la búsqueda de certificaciones o distintivos que las acrediten como tales de cara al consumidor. Sin embargo, no todo está en los reconocimientos que ostentes. Te damos algunos consejos.
1. Analiza tu modelo de negocio
Analizar tu modelo de negocio a profundidad e identificar el impacto ambiental y social que ejerce cada una de tus actividades, te permitirá encontrar áreas de oportunidad.
Toda vez que una empresa sea capaz de identificar los aspectos internos y externos que conforman su modelo de negocio, será más sencillo encontrar las actividades que generan un impacto negativo en su comunidad o en el medio ambiente y adoptar mejores prácticas en aquellos bloques que considera pertienentes. Para ello el modelo Canvas puede ser realmente útil; ya que permite a las organizaciones visualizar de manera tangible cada uno de estos elementos.
2. Asegúrate de que los líderes están convencidos
Aunque los beneficios de adoptar la RSE como un modelo de negocio han quedado demostrados una y otra vez, existen muchos líderes que todavía no están convencidos de su importancia y la ven como un gasto. Tratar de implementarla en una compañía bajo este esquema es navegar contra corriente.
Para que este modelo realmente funcione es necesario que los líderes estén convencidos de su efectividad, no solo para generar un impacto positivo al exterior, sino también para mejorar el desempeño de la organización.
3. Asegúrate de involucrar a tus colaboradores
Integrar a los trabajadores en el compromiso social de una organización garantiza la construcción de un equipo que avance en la misma dirección y trabaje por un propósito común. De esta forma, las actividades de cada colaborador dejan de ser una rutina carente de sentido y se convierten en la pieza de un rompecabezas capaz de construir un entorno mejor.
4. No intentes abarcar todo
Si bien es necesario que integres prácticas responsables en cada uno de los procesos que lleva a cabo tu organización, no es necesario que comuniques cada uno de ellos ni que te comprometas activamente con todas las causas que se te pongan en frente.
No es necesario que te sumes a todas las campañas responsables en redes sociales; encuentra un propósito que se alinee con la identidad de tu marca y parte de ahí.
Claro que es importante que reduzcas tu consumo de agua y energía, pero si tu propósito es el empoderamiento de las personas con discapacidad, es ahí en donde deben estar centrados la mayor parte de tus esfuerzos a nivel participativo y de comunicación.
5. Comunica al exterior
A medida que se incrementan las prácticas de consumo responsable, la comunicación adecuada de las acciones de sustentabilidad cobra mucha más importancia para las empresas en todos los sectores. Clientes y colaboradores ponen un mayor interés en conocer el impacto social y ambiental de las actividades corporativas y con frecuencia estos factores influyen en la decisión de comprometerse o no con una compañía determinada.
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