Por: María José Evia H. Google
En Arabia Saudita, más del 60% de las mujeres alcanzan una educación superior. Sin embargo, de éstas, solamente un 17% encuentra empleo. El 60% de las mujeres con un doctorado están desempleadas, y la razón no es una crisis económica sino social: en todo el Medio Oriente y el norte de África, solo el 25% de las mujeres es parte de la fuerza de trabajo, la mitad del promedio mundial. En Turquía, el número es aún más bajo, solamente el 23.5% de las mujeres tienen un trabajo.
Pero poco a poco la tendencia está cambiando, aunque no gracias a cambios políticos o sociales, sino a organizaciones y emprendedores que ven oportunidades en medio de los obstáculos.
El papel de la tecnología
Muchas de las iniciativas que han surgido en los últimos años se basan en aprovechar la tecnología al máximo. Por ejemplo, Glowork es una página de búsqueda de trabajo que tiene el objetivo de llevar más diversidad a la fuerza laboral en Arabia Saudita y lo hace publicando exclusivamente oportunidades de trabajo para mujeres. También ofrece la oportunidad de trabajar remotamente en oficinas viruales, con herramientas para que los empleadores puedan monitorear los resultados con facilidad.
En Arabia Saudita, las compañías suelen evitar contratar mujeres porque existen leyes de segregación que obligan a tener espacios reparados y a contratar más guardias de seguridad, además de que existen también restricciones para que las mujeres viajen. Estos gastos se evitan con el trabajo a distancia.
Otro ejemplo del uso de la tecnología está en Paquistán, donde a muchas mujeres no se les permite ir a buscar trabajo en persona. Para solucionar esto, la empresa de telefonía móvil Sokutel ofrece un servicio de envío de «mini currículums» por medio de mensajes de texto.
Impulsando el emprendedurismo
Si las grandes compañías no quieren o pueden contratar mujeres, la siguiente opción es el emprendedurismo. En Turquía, existe la franquicia de gimnasios b-Fit exclusivamente femenino donde las mujeres no sólo pueden ejercitarse en un espacio seguro sino también tomar cursos sobre diversos temas y hasta aplicar para abrir su propia sucursal, recibiendo entrenamiento de negocios constante.
Y en Jordania, la Sakhrah Women’s Society ayuda a agricultoras a unirse formando cooperativas para proyectos productivos como el procesamiento de granos o la siembra de vegetales. Además de ganar dinero, las participantes aprenden sobre finanzas, administración y otros temas que por lo general les están vedados.
Fuente:
3BLMedia
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