El informe de la Sexta Evaluación del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) fue un «código rojo» para la humanidad, puesto que reveló la necesidad urgente de una acción climática para mantener un planeta habitable.
Evitar los peores escenarios de la crisis ambiental requiere del compromiso de gobiernos y líderes empresariales en reducir a la mitad las emisiones de gases de efecto invernadero antes de 2030, lograr cero emisiones netas antes de 2050 y detener el aumento de la temperatura global a 1.5 °C.
Por lo que, ante el panorama actual, se están abriendo otras opciones que permitan alcanzar los objetivos climáticos, y debido a esto, crece demanda de tecnologías para la compensaciones de carbono en 2030.
¿Qué es la compensación de carbono?
Los esquemas de compensación de carbono permiten a las personas e industrias invertir en proyectos ambientales para equilibrar sus propias huellas de carbono. Dichas iniciativas generalmente se aplican en países en desarrollo y están diseñadas para aminorar las emisiones futuras.
Esto conlleva el despliegue de tecnologías de energía limpia o la compra y extracción de créditos de carbono de un esquema de comercio de emisiones, aunque existen otros que funcionan absorbiendo CO 2 directamente del aire.
Lo cierto es que la compensación de carbono ha ido ganando terreno, pese a algunas críticas relacionas sobre todo en lo que refiere a la plantación o protección de árboles. De hecho, la mayoría de los sistemas de compensación más conocidos han cambiado hace mucho tiempo de la plantación de árboles a proyectos de energía limpia.
Crece la demanda de la compensaciones de carbono en 2030
De acuerdo con edie, un reporte reciente, publicado por BeZero Carbon —agencia calificadora de compensaciones voluntarias de carbono—, pronostica que los créditos de carbono, generados por la tecnología de captura y almacenamiento de carbono (CCS) representarán el 56% del mercado voluntario total de carbono, frente al 19% actual.
Esta afirmación se basa en que 89% de los créditos vendidos para tecnología de eliminación de carbono en los últimos 12 meses han sido para compensación «futura». Entre las empresas que han anunciado su apoyo a la medida están: McKinsey & Company, Meta (anteriormente conocida como Facebook), Shopify, Stripe y la compañía matriz de Google, Alphabet. Inc., que en conjunto se han comprometido a comprar $925 millones en créditos.
Si bien, el costo de compensaciones en 2030, usando opciones basadas en tecnología, es actualmente más alto, que invertir en alternativas basadas en la naturaleza, la investigación destaca que este valor se amortiguará a medida que se expanda la escala de las tecnologías, pero se requerirá de una acción financiera coordinada de los sectores público y privado, así como una regulación de apoyo.
Garantizar los esfuerzos de eliminación de emisiones
De igual modo, el informe enfatiza que el crecimiento de las tecnologías de compensaciones de carbono en 2030 debe estar alineado con los beneficios climáticos prometidos. Por ello, será necesario explorar y desarrollar metodologías de acreditación mejoradas «al mismo ritmo» para garantizar que las remociones de emisiones realmente se realicen.
Asimismo, las formas de evaluación deben compartirse globalmente para evitar una situación compleja en los estándares de acreditación. Y recomienda que, a medida que se desarrolla el mercado de carbono, los créditos deben entregarse después de que se hayan efectuado las eliminaciones, no antes, como es el caso de la mayoría de las compras ahora, esto con el propósito de ayudar a mejorar la credibilidad.
Alcanzar los objetivos climáticos a partir de compensaciones de carbono en 2030
Los resultados de BeZero Carbon cuentan con el apoyo de Chris Skidmore, parlamentario conservador de Kingswood y presidente del Grupo Parlamentario de todos los Partidos sobre el Medio Ambiente, en Reino Unido.
Sin embargo, es uno de los pocos políticos que apoyan la eliminación de carbono con tecnología, según lo demostró una carta de los parlamentarios en el Comité de Auditoría Ambiental (EAC), producida luego de consultas, la cual insta a los ministros a hacer más para conseguir que las empresas con altas emisiones se esfuercen por reducir su huella antes de usar tecnologías de emisiones negativas.
Cabe destacar que el EAC ha expresado la preocupación en particular por el hecho de que no se sabe si algunas tecnologías incipientes podrán brindar de manera creíble los beneficios climáticos previstos a escala, lo que las convierte en una opción más riesgosa que las soluciones probadas.