El concepto de sustentabilidad se ha transformado: de ser un término de moda –adoptado por muchas empresas para mejorar o mantener una reputación e imagen–, a una manera de pensar y actuar cotidianamente, la cual constituye una parte medular de la planeación estratégica en las empresas; se ha vuelto una necesidad para competir, a través de la implementación de acciones que generen un verdadero impacto favorable en cuestiones económicas, ecológicas y sociales.
En este movimiento de nuevas tendencias y estrategias, la industria automotriz no se queda atrás. Los líderes del sector realizan esfuerzos constantes para reducir desperdicios y contaminación, con lo que mejoran y vuelven más eficientes sus procesos al usar materiales menos contaminantes y transmitir prácticas de sustentabilidad y responsabilidad corporativa a sus proveedores.
Un ejemplo es Volkswagen que hace más de una década ha desarrollado proyectos sustentables de alto impacto, no sólo en México, sino en el mundo. Lo anterior lo ha logrado mediante la promesa de satisfacción del cliente, sin comprometer el bienestar de las futuras generaciones. Para 2018, VW busca ser la empresa automotriz número uno en términos ecológicos.
Para ilustrarlo, su nueva planta en Chattanooga, Tennessee que, a un año de su inauguración, se ha posicionado como la fábrica automotriz más amigable con el ambiente. Aquí se produce el nuevo Passat, exclusivo para Norteamérica. Este inmueble ha recibido el certificado LEED (Leadership in Energy Efficient Design), por el que obtuvo además el “certificado a nivel platinum”, el más alto que se otorga.
Esto refleja la filosofía de sustentabilidad de VW a través del concepto Think Blue Factory, que consiste en establecer un sistema de alumbrado eficiente, pisos blancos, paredes de aislamiento y techos termoplásticos para reflejar la luz, con lo que se disminuye la temperatura de la planta y el uso de electricidad. Además, mediante un nuevo proceso de pintura, se emite 20% menos de CO2.
El interés de VW por cuidar el planeta no es nuevo. La empresa ha trabajado para desarrollar autos con menor consumo y emisiones de CO2. Para ello, se ha enfocado en distintas tecnologías y combustibles, una estrategia que denomina Think Blue & Blue Motion.
La preservación activa del clima y el uso eficiente de materias primas no renovables son muy importantes. Como parte de sus medidas optimiza la eficiencia de sus recursos, desde el desarrollo del producto, hasta el fin de la vida útil del mismo, incluyendo el reciclaje.
El desarrollo de cadenas de valor a través de proveedores de primer, segundo y tercer nivel, es una función estratégica. Así se establece un mejor grado de integración en las mismas, lo cual las convierte en altamente competitivas, así como capaces de surtir sus productos en tiempo, calidad y precio.
Los líderes de la industria automotriz han visto a Norteamérica como una región fabricante de equipo original, pero también como una fuente de aprovisionamiento de partes y componentes a bajo costo, que les permite incluirlas como parte esencial de su estrategia global.
Ninguna empresa puede permanecer si no logra involucrar a colaboradores, proveedores y concesionarios en generar una cultura de eficiencia, calidad y mejora continua.
De esta forma, la compañía ha visualizado otras dimensiones para combinar lo social con lo financiero, para asegurar su permanencia y un éxito duradero, a diferencia de algunos de sus competidores regionales cuyas responsabilidades parciales se han concentrado únicamente en la generación de utilidades.
Fuente: eluniversal.com.mx
Por: Miguel León Garza
Publicada: 07 de Junio de 2012
