Verónica y Guadalupe saben lo que es tener que viajar en carretera para llegar a la clínica más cercana. También saben que una vez ahí puede faltar lo mínimo indispensable: el doctor, por ejemplo. Y que una urgencia o complicación de cualquier tipo ni siquiera la atenderán ahí, sino en Acapulco, a más de dos horas de distancia.
Vero es de Piedra Parada, una localidad de alrededor de 500 personas ubicada en el municipio guerrerense de San Marcos. No olvida una ocasión que a su abuelita la mordió una víbora, algo de lo más recurrente en su localidad pero que no atienden en el centro de salud de San Marcos.
“Cuando llegó a Acapulco ya iba inconsciente, muy mal”, recuerda. “Si un embarazo viene con complicación tampoco lo tratan ahí y lo mandan a Acapulco”.
Lupita es de Pandoloma, donde hacen su vida poco más de mil habitantes de San Miguel Totolapan, otro municipio guerrerense.
La clínica en su localidad tiene apenas unos años, aunque hay veces que esto no hace mucha diferencia.
“El médico va y viene, no vive ahí, entonces si está pues qué bueno, pero luego han pasado hasta dos meses sin médico. Sólo está la partera”, dice.
Enfrentarse a estas realidades hizo que cada una se planteara un objetivo que terminó reuniéndolas no sólo en la misma escuela sino en una misma casa.
Ambas estudian la única licenciatura que ofrece el Instituto Marillac en la Ciudad de México, gracias a apoyos para estudiar Enfermería y Obstetricia que cubren 100% de la colegiatura y les permiten vivir en un albergue compartido donde tienen alimentos y todos los servicios.
Estos apoyos para estudiar enfermería son gestionados por Fundación Marillac bajo el nombre de Becas Transforma, las cuales han permitido ayudar a 35% de los estudiantes del Instituto en los últimos 8 años. Existen dos tipos de estos apoyos para estudiar enfermería: beca de excelencia, que cubren de 40 a 100% del costo de la matrícula dependiendo el promedio, o beca de albergue, que cubre la totalidad de la matrícula y permite vivir en el albergue con todos los gastos cubiertos.
Transforman su vida
Para las dos jóvenes, estudiar becadas en la única escuela de enfermería privada en el país que ofrece un albergue gratuito a sus alumnos es, más que una oportunidad académica, la manera de cambiar el rumbo de su vida y la de sus familias.
Verónica es la primera, de los cuatro hijos de su familia, que está estudiando licenciatura. Su mamá es costurera y su papá campesino. Su hermana mayor consiguió terminar el bachillerato y no sólo tuvo ganas de continuar estudiando, sino que lo intentó. Realizó el examen para ingresar a la Universidad Autónoma de México (UNAM), en la Ciudad de México, pero no alcanzó el ingreso. Una universidad privada no era opción. Regresó a Piedra Parada y actualmente trabaja en una farmacia, como demostradora.
Vero también intentó entrar a la UNAM, con la misma suerte. Conocer a una compañera que le habló del Instituto Marillac y tener el promedio en bachillerato (9.5) que la hizo candidata a la beca fue la diferencia para ella. Si no contara con uno de estos apoyos para estudiar enfermería, quizá Verónica también estaría de vuelta en Piedra Parada.
Sus otros dos hermanos son más chicos, una tiene 17 años y está terminando el bachillerato y otro es un niño de 6. Vero quiere que ambos estudien una carrera y desea ayudar a su hermana menor a lograrlo apenas pueda ponerse a trabajar.
“Sólo le digo: ‘Espérate, no te vayas a casar’. Quiere estudiar Gastronomía, por nuestra experiencia le decimos que es más fácil allá en Guerrero, a mí me falta menos para apoyarla, en cuanto empiece a trabajar la voy ayudar”.
Cuando se quiere, se puede
Lupita, por su parte, es la segunda mayor de los siete hermanos. Su mamá es ama de casa y su papá obrero.
Las hijas mayores consiguieron terminar el bachillerato en la institución Villa de los Niños, ubicada en Chalco, Estado de México, una institución educativa que atiende a niños de escasos recursos para que continúen su formación.
Por ello, desde los 12 años, ella ha vivido lejos de su familia y fue ahí, “en Villas”, donde un día llegó Ana Laura Luna, directora operativa de Fundación Marillac, a hablarles del Instituto.
“Yo sabía que quería estudiar algo relacionado con la salud y cuando escuché del Instituto y de las becas supe que esto era para mí”, asegura. De no haber obtenido uno de estos apoyos para estudiar enfermería, Lupita hubiera seguido el camino de su hermana mayor, que al salir de Villa de los Niños se fue a otro internado en Morelos a estudiar Pedagogía, pero ni así habría alcanzado su sueño de estudiar una carrera en salud.
“En nuestra comunidad muchos han salido a estudiar pero no terminan y mi hermana y yo somos unas de las que más hemos avanzado en nuestra carrera. La gente de allá se sorprende, nos preguntan cómo le hacemos y les hablo del Instituto, de los apoyos para estudiar enfermería, nos dicen que somos un ejemplo”.
En las vacaciones, cuando termina el semestre y puede ir a Pandoloma, Lupita aprovecha no sólo para descansar de la escuela sino para ofrecer sus servicios a familiares y vecinos que lo requieran.
Los apoyos para estudiar enfermería que estas dos jóvenes han recibido han ampliado sus posibilidades y oportunidades para la vida.
El impacto positivo también alcanza las comunidades de origen de las estudiantes en el albergue, pues en su mayoría regresan a sus localidades a ejercer su profesión.
Ese mismo sueño tienen Vero y Lupita, ambas quieren regresar a sus comunidades a impulsar la promoción de la salud y fortalecer la atención médica de los pacientes.
Esa es su manera de contribuir a solucionar la problemática de salud que les ha tocado vivir de cerca y que se registra en la mayoría de las comunidades rurales del país.
Déficit en México
Mari Cruz Sotelo, directora técnica de la Licenciatura en Enfermería y Obstetricia del Instituto Marillac, expresa esta problemática con un dato: mientras la Organización Panamericana de la Salud (OPS) recomienda un mínimo de 6 profesionales de enfermería por cada mil habitantes, en México hay apenas 3.9 para esa población.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), existen 475 mil 295 personas dedicadas a la enfermería en el país.
La labor del Instituto Marillac es contribuir a revertir este déficit, con un importante componente social al ofrecer apoyos para estudiar enfermería a la tercera parte del alumnado.
Estos apoyos son posibles gracias a empresas privadas que otorgan los recursos para cubrir las colegiaturas y los costos del albergue.
En el semestre actual (enero-junio 2018), hay un total de 337 estudiantes, 112 de ellos con algún tipo de apoyo para estudiar enfermería. De los becados, 85 reciben apoyo en colegiatura y 27 viven en el albergue con la matricula y los gastos pagados.
Para cubrir los gastos y ayudar a alcanzar las metas de las 27 jóvenes que viven en el albergue -provenientes de Guerrero, Estado de México, Veracruz, Oaxaca, Puebla, Hidalgo, Morelos, Chiapas, Jalisco, Tlaxcala y zonas vulnerables de la Ciudad de México- Fundación Marillac cuenta con los donativos de AXA y OHL México.
“Impulsar la formación de calidad en enfermería es particularmente importante en nuestro país, pues con un mayor número de enfermeras y enfermeros en México se reducirían los niveles de muerte materno-infantil y las infecciones nosocomiales. Incluso algunos errores en prácticas médicas pudieran evitarse”, concluye Mari Cruz Sotelo.