Por Javier Visoso
Varios acontecimientos en días pasados fueron motivo de reflexión e introspección.
El primero de ellos fue una noticia en el periódico Excélsior del 13 de junio, referente al nivel de endeudamiento de la población mexicana. En él se establece que las familias mexicanas han caído en morosidad de pagos, la cual pasó del 5.3 al 7.42%. Lo preocupante no es para los bancos todavía, pues para ellos, los préstamos de este tipo representan únicamente el 4%. No es que no sea importante, pues la deuda siempre es un riesgo y más cuando crece de forma desmedida. Pero lo más agobiante es para las familias endeudadas, pues esta situación merma sus posibilidades de estabilidad, de crecimiento y compromete su patrimonio.
El segundo de ellos estuvo relacionado con un evento denominado “Vitalidad Organizacional”, preparado y expuesto por la empresa Síntesis de Eduardo Garza Cuéllar. Fueron muchos los temas presentados, pero uno de los más impresionantes fue el denominado “De reclusiones y libertades”. Esta conferencia, en lo personal, fue motivo de reflexión sobre el sistema penitenciario mexicano. Normalmente se tiene la idea de que no es un sistema reformatorio efectivo, sin embargo, al escuchar testimonios de quienes han vivido tal experiencia, demuestra que si bien, puede no serlo en todos los casos, sí hay quien encuentra una nueva visión a través de este castigo.
Un tercer acontecimiento fue el comentario de un niño de 5 años al expresar su sorpresa mientras hojeaba un libro de paisajes. Al ver uno que llamó su atención, dijo “ahora sé por qué no hay que tirar basura. No conocía estos paisajes limpios, pero ahora sé que tirar basura los contamina”.
En los tres casos, la moraleja es que el conocimiento es lo que lleva a una nueva visión de las cosas. Tal vez parezca un comentario obvio y poco profundo, pero en la realidad, es evidente que se ha dejado de lado esta premisa.
Los maestros, en lugar de motivar el conocimiento, viven bloqueando calles y adueñándose de espacios públicos para exigir mayores beneficios, mientras que demuestran su incompetencia en cada prueba que se les hace. El estilo de vida actual, promueve que los centros comerciales sean más concurridos que los museos o los espacios turísticos que ofrece la ciudad. Y es más fácil encontrar un centro de rehabilitación de Alcohólicos Anónimos que una casa de la cultura de la delegación en la que se vive, o un centro deportivo con entrenadores preparados.
En el primer caso, si las familias tuvieran conocimientos básicos de finanzas, es posible que optaran por un esquema diferente de gastos, optimizando prioridades y recurriendo al crédito cuando fuera un apalancamiento para crear un activo, no para fondear pasivos.
En nuestro segundo caso, si se tuviera una perspectiva de lo que realmente pasa y lo que de verdad importa cuando se está en la cárcel, probablemente se tendría mayor temor del delito. Y mejor aún, si se tuviera un mayor conocimiento de la ley, probablemente el actuar fuera mucho más cívico.
El comentario del niño de 5 años, es una demostración de cómo, cuando se conoce algo, es posible apreciarlo y de esta forma hacer que nos importe. Si se tuviera mayor conocimiento del planeta en el que vivimos, se tendría mayor cuidado. Pero lo que se requiere es conocimiento profundo, con mayor detalle, pues el conocimiento superficial solamente lleva a la distorsión de la realidad.
Fomentemos entonces una sociedad con oportunidades para viajar y recorrer el territorio nacional. Formemos jóvenes inquietos por investigar y ahondar en los temas de su interés y tratemos de que sean muchos los tópicos que los motiven. Luchemos por tener ciudadanos con vitalidad, curiosidad e iniciativa. Promovamos el conocimiento en todos los niveles, asegurando el acceso a talleres, libros, pláticas, programas de televisión y comerciales formativos. Creemos acciones que otorguen alternativas a nuestra comunidad y podremos así asegurar una economía sana sin deudas para las familias, además de personas productivas alejadas del crimen y la delincuencia y ciudadanos más conscientes del cuidado de nuestro planeta entre muchos otros temas. Compartir un poco de conocimiento es sembrar grandes oportunidades para todos.
Francisco Chávez Visoso
Estudió la carrera de Ciencias de la Comunicación en el Tecnológico de Monterrey, Campus Ciudad de México. En la Escuela Bancaria y Comercial (EBC) cursó la maestría en Administración y Mercadotecnia. Desde 2008 ha trabajado en actividades de Responsabilidad Social en empresas trasnacionales de origen mexicano. Actualmente labora en Grupo Bimbo desde donde busca aportar un grano de trigo a la mejora y fortalecimiento de la Responsabilidad Social y la Sustentabilidad.