Esta columna es patrocinada por CEMEX, impulsando la construcción sustentable.
Bien dicen que la naturaleza es sabia, y es que lo que busca es su preservación misma, tarea cada vez más difícil debido a todos los “ajustes” que hacemos los humanos en ella. Es por eso que ha sido necesario crear pactos con el entorno físico para llevar una sana convivencia. Una de las más recientes búsquedas para lograr esta convivencia se denomina Pasividad Arquitectónica, concepto no muy conocido aún en México, ya que surge apenas unos 25 años atrás en Alemania.
Phassivhaus que viene del alemán «casa pasiva», es un estándar para la construcción de viviendas que gira en torno a criterios bioclimáticos de diseño, eco-tecnologías y eficiencia energética. Creando con esto una arquitectura sustentable y responsable con el planeta.
Una casa Phassivhaus tiene como característica reducir el consumo energético, gastando aproximadamente un 80% menos de energía a una casa regular.
¿Pasividad Arquitectónica en México?
En México ya existe el primer espacio habitacional basado en este estándar, se trata de la azotea de un edificio de los años 30 de la Colonia Roma, de uno de los consultores que se dedican al estudio y desarrollo de proyectos sustentables de esta categoría.
El nombre de los arquitectos que manejan esta consultoría llamada INHAB son María Egea Barbosa y Alejandro Herrera Estela, buscando con medidas pasivas de arquitectura y termodinámica obtener confort y sustentabilidad en un espacio habitacional.
El concepto Phassivhaus se utiliza principalmente en Europa debido al clima extremo, y a que el consumo de recursos naturales es alto para aminorarlo. En México el clima es más amable, sin embargo se pueden trasladar esas ideas a zonas del país donde sí hay climas intensos, pero sobre todo lo que se traslada es la idea de buscar la responsabilidad en la arquitectura aprovechando las condiciones del sitio en el que se encuentre.