«¿Obligaciones de deuda colateralizadas al cuadrado? ¿En qué diablos estábamos pensando? ¡Estas cosas eran demasiado complicadas!», exclamó Jamie Dimon, director ejecutivo de J.P. Morgan Chase, en una cumbre en la Facultad de Administración de Empresas de Harvard, a mediados de octubre.
No es la clase de cosas que uno espera escuchar de un capitán de las finanzas.
A principios de los 80, el liderazgo fue definido por un enfoque en el individuo, una celebridad venerada por revistas de negocios, como Fortune.
El director ejecutivo visionario, como Lee Iacoca o Jack Welsh, personificaba a una corporación.
Las metas gemelas que definieron a eras anteriores (ayudar tanto a las partes interesadas como a los accionistas; construir un negocio para largo plazo) fueron destiladas a una más sencilla: que, como declaró el economista Milton Friedman, «la responsabilidad social de un negocio es incrementar las ganancias«.
Reforma, Negocios, p. 4