Luego de nueve meses de vivir en un albergue de la Vía Méndez, Ana María Bravata respira aliviada al ver la calle donde su pequeño Kevin podrá crecer.
Han sido meses muy difíciles desde las inundaciones que azotaron la ciudad en octubre pasado. Cientos de familias, que lo perdieron todo bajo el agua, recibieron casas nuevas, ubicadas en terrenos fuera de la zona de riesgo.
“Estoy muy contenta”, apenas alcanza a decir con la voz entrecortada. Gracias a los donativos en cajeros automáticos se logró conjuntar una bolsa de 92 millones de pesos para la construcción de 700 viviendas dúplex, de casi 40 metros, con baño y dos recámaras, explica Marcos Martínez, director general de Santander.
La institución financiera aportó un peso por cada peso donado por los cuentahabientes. “Somos el banco que más éxito ha tenido en cualquier recaudación, nos va muy bien porque la gente tiene mucha confianza en el banco, en que maneja muy bien los recursos, los entrega a quien debe y damos cuenta de lo que hacemos”, comenta el ejecutivo. Para Marcos Martínez, la cultura de la responsabilidad social está penetrando, cada día con mayor fuerza, en las empresas.
En el Centro Mexicano para la Filantropía, detalló, hay más de 2,500 empresas afiliadas que han descubierto la importancia de retribuir al entorno y a la comunidad.
El Economista, Valores y Dinero, p. 10
