Mientras estudias ya es posible cuidar el planeta al ahorrar papel, agua y energía, gracias al programa Construyendo Escuelas Sustentables que la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) impulsa con los centros incorporados, informa Margarita Velázquez Gutiérrez.
La titular de la Dirección General de Incorporación y Revalidación de Estudios (DGIRE) de la Universidad dice que actualmente son 40 las escuelas participantes: un primer grupo que abrió hace más de un año con 21 centros, y un segundo con 19, que inició en junio del año pasado.
La iniciativa, agrega, está impulsada por el Programa Universitario de Medio Ambiente (PUMA), el cual lleva la batuta en la asesoría, y la DGIRE, con el propósito de dar herramientas a las instituciones incorporadas para generar conciencia ecológica y que se ponga en práctica.
«Esto significa que no vemos nada más los contenidos que hay que dar al alumno, sino cómo meter el modelo de una escuela capaz de dar alternativas ambientales», indica Velázquez Gutiérrez.
«El ver cómo ahorro papel, cómo optimizo agua, cómo contamino menos, cómo reciclo, todo lo que te puedas imaginar, desde las pilas, el papel, la luz, bioclima, hasta como envuelvo el sandwich».
La académica explica que el PUMA realiza el diagnóstico en conjunto con las escuelas y luego construyen, junto con la DGIRE, el plan de acción, esto se hace al definir y priorizar las actividades a realizar.
Aunque el programa se realiza con los bachilleratos, la directora añade que muchas escuelas hacen extensivas las herramientas a toda su comunidad, como kínder, primaria y secundaria.
Tienen feria sustentable
Las escuelas plantearon la necesidad de opciones, señala Velázquez Gutiérrez, y el propósito de la UNAM no es quedarse en los contenidos educativos o capacitación, sino vincular.
Por ello, para ofrecer alternativas a las escuelas, hicieron una feria de artículos sustentables, la cual pretenden hacer cada año.
«Hay que usar reciclado pero en general es más caro, entonces si compramos en volumen ¿no será más barato? Pues sí, entonces ¿por qué no compramos todas las escuelas juntas el papel?, por ejemplo», comenta.
«Se invita a proveedores que están certificados a ofrecer sus productos a las escuelas y dependencias de la Universidad».
La UNAM no participa en el proceso de negocios, aclara la funcionaria universitaria, pues sólo pone cara a cara a las instituciones con los proveedores de productos sustentables.
«Ahora lo que queremos trabajar con el PUMA son cursos de formación para los profesores con temas medioambientales», comenta, «estamos trabajando ya las propuestas».
Añade que este proyecto, el cual inició con escuelas incorporadas, lo van a llevar a las preparatorias de la UNAM.
Bienestar verde
Dentro del programa Construyendo Escuelas Sustentables está el Colegio Olinca, uno de los más avanzados y que aplica diversas medidas en sus instalaciones para ayudar al ambiente.
Una de ellas es el uso de focos ahorradores en cada uno de los salones y oficinas de la escuela; además, son centro de acopio de papel, cartón y latas.
«Es una labor enorme que ha hecho el colegio de conciencia hacia los niños con programas enfocados a la protección del medio ambiente», indica María Fernanda Carrera, subdirectora general del Olinca.
«También los papás se han ido integrando al esfuerzo de todos, con lo que tenemos una política muy fuerte respecto a la basura».
Toman medidas
Como parte del programa, el Colegio Olinca lleva a cabo las siguientes acciones:
– En cada salón y oficina cuentan con una caja de reciclaje
– Los dulces que se venden son a granel, en bolsas de estraza
– Desde 2002 se utilizan pilas recargables
– No se vende agua embotellada en envases menores a un litro
– Los baños cuentan con llaves ahorradoras
Con información de Brenda Friederichsen
Las más aplicadas
En la primera fase del programa participan 21 escuelas; éstas son las cinco más avanzadas:
– Instituto Educativo Olinca
– Colegio Madrid
– Colegio Martinak
– Centro Estudios Agustiniano «Fray A. De Urdaneta»
– Colegio Alejandro Guillot
Fuente: Reforma, suplemento Universitarios, p. 28 y 29.
Por: Diana Lucía Álvarez.
Publicado: Mayo de 2011.
