Actualmente, los consumidores quieren más productos sostenibles, porque luchar contra las consecuencias del cambio climático se ha vuelto una prioridad para la mayoría de la gente. Esto ha provocado que las marcas tengan que transformar su modelo de negocio para seguir siendo rentables y atractivas para el público.
No obstante, muchas empresas no llenan las expectativas al realizar la transición hacia la sostenibilidad. Puesto que han cometido errores que han atrasado el crecimiento de una economía verde que beneficie al medio ambiente y que no implique un desafío monetario ni para los productores ni para los consumidores.
Reducir los obstáculos para los consumidores
De acuerdo con una encuesta, el 84% de los consumidores quieren más productos sostenibles para cuidar el planeta y adoptar la sostenibilidad como parte de su vida a través de acciones sencillas y cotidianas. Tales como: cambiar a una dieta plantaria, elegir productos con mayor durabilidad y elaborados con materiales ecológicos, así como artículos que no dañen a la fauna.
Sin embargo, uno de los mayores impedimentos para la entrada de lleno a este mercado de productos sostenibles es el costo, ya que suelen ser mucho más caros que sus alternativas comunes. Por esto mismo, las opciones de compra son muy limitadas en cuanto a disponibilidad y calidad para poder sustituir a los productos que se consumen en el presente.
«Las marcas deben […] hacer que los productos estén disponibles para todos y en todas partes».
Porter Novelli, en su estudio Examinando la Brecha entre Decir y Hacer.
Desde otra perspectiva, el precio tan alto que presentan los productos orgánicos responde a la baja demanda de los mismos, sobre todo en alimentos. Puesto que necesitan mucha mano de obra para producir poco y brindar los cuidados adecuados al ganado y al terreno.
Los consumidores quieren saber sobre productos sostenibles
Es deber de las marcas aumentar sus esfuerzos en mercadotecnia sustentable para incrementar la demanda y poder ofrecer opciones económicas, porque los consumidores quieren más productos sostenibles, pero no pueden acceder a ellos o saben cómo hacerlo.
Se trata de marketing sustentable porque lo que se promociona representa prácticas y valores ambientales y socialmente responsables. Además, cada artículo debe cumplir con el diseño, la calidad y la funcionalidad que requiere el público para satisfacer sus necesidades. Es por ello que la producción no debería causar daño ni a las personas ni al medio ambiente.
Algunas estrategias para hacer este tipo de publicidad son:
- Anuncios que muevan las emociones, utilizando temas que forman parte de las crisis planetarias actuales, como la deforestación, el hambre o el maltrato animal.
- Gasto basado en causa, para invitar a los consumidores a adquirir productos que se oponen a prácticas poco éticas o para apoyar alguna causa social.
- Educación como entretenimiento, para abordar temas serios en un lenguaje coloquial que todas las personas puedan comprender.
Pero, la práctica del marketing sustentable, si no se hace con el sustento de que el producto promocionado realmente cumple con lo que se anuncia, se puede caer en greenwashing. Lo cual se refiere a darle un giro a los productos o servicios para dar la apariencia de que son respetuosos con el medio ambiente, cuando en realidad no lo son. Por lo que sus consecuencias más graves son:
- Daño a la credibilidad y reputación de la marca.
- Disminución de las ventas.
- Daño al medio ambiente.
Hay que cambiar la cadena de suministro
Las tendencias actuales de consumo de productos provenientes de marcas que se están adaptando a la economía circular están ganando mayor popularidad. Puesto que los consumidores quieren más productos sostenibles y saber si lo que compran no está causando daño a las personas y al medio ambiente. Por ello, es primordial que los artículos tengan menor impacto negativo o que generen impacto positivo a lo largo de su cadena de valor.
Por lo tanto, un cambio sustancial en la cadena de valor requiere examinar la cultura de compras de la organización, para tener certeza de cuáles son los orígenes de las materias primas y si los proveedores también siguen la línea de la sostenibilidad. Esto también servirá para medir los riesgos y las oportunidades de trabajar con determinados proveedores, según su impacto social y ambiental.
Aunque la alta gerencia es la que tiene la última palabra en la transición hacia un camino más verde, ya que todas las operaciones de la empresa deben ser autorizadas por un consejo administrativo. Recordemos que es más fácil que los empresarios cambien sus productos que lograr que millones de personas transformen sus hábitos de consumo a corto plazo.
A partir de esta evaluación de los procesos, es posible cambiar el valor de la cadena de suministro, porque no basta con reducir costos, sino que es necesario minimizar o eliminar el daño que puede ocasionar la producción de artículos. De esta manera, el crecimiento económico y el desarrollo social pueden estar en equilibrio para no comprometer la subsistencia de las generaciones futuras.