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Contaminación en las megagranjas porcinas: hormonas y excrementos 

La ganadería es una actividad que por muchos años se consideró indispensable para el sostenimiento de la vida. En México la producción de carne porcina tiene gran importancia económica debido a la alta demanda de alimentos para consumo humano y se estima que continúe en crecimiento debido al constante incremento de la población humana. Sin embargo, en la actualidad la producción de carne en megagranjas porcinas suponen un alto índice de contaminación, lo que las convierte en un eje clave para frenar el cambio climático.

La producción industrial de cerdos en la Península de Yucatán ha crecido exponencialmente en los últimos 20 años y esto ha ocasionado graves problemas de contaminación del agua y el suelo, así como malos olores que han afectado la vida de las y los habitantes de la región. Recientemente, de acuerdo con la información de The Guardian, los pobladores de la península manifestaron que la proliferación de las megagranjas de cerdos está causando desastres humanos y ecológicos. ¡Te contamos! 

Las emisiones que genera la industria de cárnica

De acuerdo con Greenpeace, los sistemas de producción en las megagranjas porcinas son la causa del 15% de la contaminación por gases de Efecto Invernadero en el país. Los ganados bovino y porcino son las principales fuentes de los mismos, de acuerdo con el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático a nivel mundial, la producción de cerdos emite alrededor de 668 millones de toneladas de CO2-eq, mismo que representa el 9% de las emisiones del sector pecuario.

Estas emisiones provienen principalmente de la producción de alimento, el manejo de estiércol, ya que los cerdos no absorben la totalidad de los nutrientes que consumen y sus desechos son altamente contaminantes en grandes proporciones. En el caso del aire, la degradación de los excrementos produce emisiones de amoniaco (NH3), sulfuros de hidrógeno y gases de efecto invernadero (GEI) como dióxido de carbono (CO2), metano (CH4) y óxido nitroso (N2O). Esto además de contribuir con el cambio climático, daña la salud humana y de los animales, que desarrollan trastornos respiratorios y digestivos.

La fabricación de fertilizantes, el uso de maquinaria agrícola y el procesado y transporte de los cultivos para la alimentación animal y el consumo energético en las propias granjas debido a la ventilación, iluminación, climatización, también generan emisiones. Además de que el procesado, envasado, empaquetado y transporte de los productos animales consume energía y aún más genera emisiones.

Denuncian alta contaminación debido a las megagranjas porcinas en la península de Yucatán

Los habitantes de la península de Yucatán han denunciado el importante impacto que han tenido las granjas de cerdos en diferentes comunidades. El hedor a excremento fue lo primero que notaron los habitantes de Sitilpech cuando se inauguró la granja en 2017. Luego de un tiempo establecidas en la comunidad los pobladores se percataron de que los árboles dejaron de dar frutos y sus hojas se cubrieron de manchas negras. Luego, el agua del vasto y poroso acuífero emergió del pozo con un hedor horrible y abrumador.

“Antes, utilizábamos esa agua para todo: para cocinar, para beber, para bañarnos. Ahora ni siquiera podemos dársela a los animales. Hoy, tenemos que darles agua purificada a las gallinas porque si no les da diarrea. Los rábanos crecen ralos y el cilantro a menudo se pone amarillo. Este siempre ha sido un pueblo tranquilo, donde se vivía muy bien hasta que empezó esa granja»

Habitante de Sitilpech

Sitilpech se encuentra en el borde del Anillo de Cenotes , una vasta red de lagos y ríos subterráneos formados por el impacto de un meteorito hace 66 millones de años. La megagranja de cerdos de la que se han estado quejando está a poco menos de un kilómetro de la primera casa del pueblo y es parte de una red de entre 500 y 800 instalaciones que han aparecido en toda la península de Yucatán en los últimos 20 años.

Este tipo de megagranjas pueden albergar a albergar hasta 50.000 cerdos, todos amontonados en pequeños corrales y sin higiene ni salubridad como debería. Se ha reportado que la orina y los excrementos de estos animales, además de los antibióticos y los tratamientos hormonales se filtran debajo de sus corrales y luego se secan en lagos de desechos al aire libre en el calor tropical.

¿Su operación es ilegal?

Para quienes viven en los alrededores, la proliferación de las megagranjas de cerdos es un desastre humano y ecológico. En algunas aldeas mayas de Yucatán, la cantidad de cerdos supera a la de otros cien. En la temporada de lluvias, las granjas bombean los excrementos de los cerdos a través de sistemas de riego, que se filtran en la cuenca hidrográfica de piedra caliza porosa que conecta el Anillo de Cenotes. Los habitantes locales dicen que quienes beben agua del grifo enferman, lo que tiene graves consecuencias para la biodiversidad de la zona.

“Más del 90% de las 800 granjas porcícolas que se estima existen en Yucatán operan sin ningún tipo de permiso ambiental. Se trata de proyectos sin registro de consulta indígena previa, derivados de la destrucción de bosques considerados los segundos más importantes del continente, sin permisos para cambios de uso de suelo y con impactos como la contaminación del agua”

Lourdes Medina Carrillo, abogada ambientalista

A medida que el impacto de la contaminación de las megagranjas porcinas ha crecido, los residentes de Sitilpech se han resistido a ellas, formando protestas en 2023 contra las instalaciones. Pero en febrero de 2023, fueron violentamente reprimidos por la policía que irrumpió en un campamento de protesta, golpeando a los presentes.

Al menos una de estas agresiones fue confirmada por la Corte Suprema, después de que los residentes de Homún presentaran un caso detallando «daños graves e irreversibles a la salud humana y al medio ambiente» causados ​​por una granja de 48.000 cerdos, incluida «contaminación del agua… emisión de contaminación atmosférica nociva; la propagación de patógenos peligrosos».

Los resultados de las investigaciones confirman el impacto severo a la naturaleza

A principios del año pasado, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales de México descubrió que las cuencas hidrográficas que rodean las granjas de Yucatán estaban saturadas con concentraciones de nitrógeno y fósforo provenientes de los excrementos de los cerdos.

El análisis de muestra de agua en cenotes, manantiales y pozos de Yucatán realizados por científicos , las propias comunidades y la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) han encontrado contaminación por E. coli y otras bacterias. Las comunidades reportaron un aumento de casos de infecciones intestinales en Yucatán entre 2012 y 2019, periodo de expansión de las granjas porcícolas.

En respuesta, un portavoz de Kekén dijo que la empresa se especializa en la producción de carne de cerdo de la más alta calidad y es uno de los mayores empleadores de la región de Yucatán. La empresa dice que utiliza biodigestores para garantizar el uso más eficiente del agua y agregó que el 90% de sus instalaciones se encuentran en áreas protegidas para la conservación de la biodiversidad. Dijeron que brindaban una variedad de beneficios para la población local, incluido el apoyo a la agricultura en las comunidades mayas cercanas.

El peligro que supone para la salud es innegable

Se ha reportado también que los medicamentos, las hormonas que les dan a los cerdos, además de sus excrementos, terminan en el agua. Y esa agua que utiliza la industria entonces viaja dentro de las cuevas, las cavernas, los pozos a través del Anillo de Cenotes. Ésta es el agua común que la naturaleza y las comunidades utilizan para su abastecimiento. Esta contaminación rompe todos los equilibrios ecológicos, impacta a la fauna y flora nativas, provoca pérdida de biodiversidad e incluso un exceso de materia orgánica. Lo que significa un problema gravísimo para la salud de humanos y ecosistemas ya que el acuífero de la península, los pozos y cenotes, están interconectados.

Ante las constantes denuncias la presidenta Claudia Sheinbaum dijo durante su campaña que no promovería el cierre de las megagranjas en Yucatán. Señaló que entendía que hay regulaciones para las granjas porcinas y tecnología para evitar la contaminación, sin embargo es importante que se cumplan las regulaciones.

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