Todos los seres vivos necesitan de alimentos para sobrevivir, sin embargo, derivado de las condiciones de producción —tanto en las industria agrícola como en otras—se producen contaminantes que aceleran el cambio climático y afectan de diversas formas la salud, y recientemente se ha descubierto que también nos envejecen.
Las principales vías de contaminación de los alimentos son el aire, polvo o tierra, contacto con utensilios, superficies u otros alimentos contaminados, manos sucias, insectos y roedores.
¿Por qué los contaminantes nos envejecen?
De acuerdo con un estudio realizado por la Universidad de Navarra y el CIBER de Obesidad y Nutrición (CIBEROBN), existen diversos componentes químicos sintéticos que contaminan el medio ambiente, sin embargo, los que sobresalen con los Contaminantes Orgánicos Persistentes (COPs).
Los COPs son sustancias químicas de origen antropogénico, principalmente subproductos no intencionados de una serie de procesos químicos, así como de casi todos los procesos de combustión. Dentro de las características de los COPs se encuentran que son:
- Persistentes: Permanecen durante mucho tiempo en el ambiente; son resistentes a la degradación.
- Bioacumulables: Son solubles en grasa, por lo que se incorporan en los tejidos de los seres vivos, y de esta forma pueden aumentar su concentración a través de la cadena trófica.
- Altamente tóxicos: Provocan graves efectos sobre la salud humana y el medio ambiente.
- Sin barreras geográficas: Se transportan largas distancias, esto implica que pueden llegar a regiones en las que nunca se han producido o utilizado.
Estas cuatro características de los COPs son las que los hacen más peligrosos, ya que existen a escala global. En otras palabras, para eliminarlos no basta con reducir su producción en un ciudad, sino en el mundo. Por ejemplo, en el Amazonas, aunque no exista producción de este tipo de contaminantes sí se pueden encontrar y afectar la salud de las personas.
Ahora bien, dentro de los COPs existe una variedad de contaminantes, entre ellos se encuentran las dioxinas y los policlorobifenilos (PCBs), así como otras sustancias que contienen en su estructura química componentes distintos al cloro. En especial, los PCBs se utilizaron como fluidos industriales, incluidos refrigerantes, condensadores y transformadores, hasta que se prohibieron en la mayoría de los países en los años 80, sin embargo, permanecen en el ambiente.
De hecho, las dioxinas y los PCBs, debido a las características que tienen, se encuentran la cadena alimentaria, en particular en:
- Productos cárnicos.
- Lácteos.
- Pescados y mariscos.
Esto afecta la salud humana en distintos rubros, el más claro es que estos contaminantes nos envejecen. De hecho, más del 90% de la exposición humana a las dioxinas se produce por medio de los alimentos, tal como se señalaba. Además, se reveló que por medio de la dieta también se puede acelerar el envejecimiento celular.
Varios estudios reflejaron que los niveles PCBs obtenidos a partir de la ingesta dietética estaban asociados con un mayor riesgo de desarrollar hipertensión y obesidad. De hecho, los estudios mostraron una asociación entre la exposición dietética a PCBs y enfermedades como arterosclerosis coronaria, insuficiencia cardíaca, diabetes tipo 2 y mortalidad por enfermedades cardiovasculares, entre otras.
La investigación, basada en 886 voluntarios mayores de 55 años, acaba de ser publicada en la revista Nutrients y ha puesto de manifiesto que estos contaminantes conllevan un acortamiento de los telómeros.
Estas regiones de ADN no codificante se encuentran en los extremos de los cromosomas y su longitud, además de reflejar la esperanza de vida, indica el estado global de salud y el riesgo de sufrir enfermedades crónicas.
En otras palabras, estos contaminantes nos envejecen porque modifican regiones del ADN, y con ello alteran nuestro estado de salud que se refleja en la esperanza de vida. Por supuesto a esto se agrega el estilo de vida que se tenga y antecedentes genéticos.
¿Qué hacer para reducir estos contaminantes?
El estudio reveló los efectos de estos contaminantes sobre la salud, sin embargo, no determina las acciones a seguir para reducirlos o eliminarlos del ambiente global. Una medida obvia es disminuir o evitar la producción de tales contaminantes.
En ese sentido, es vital que desde la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) las empresas asuman estas reducciones, así como el hecho de incentivar investigaciones sobre el tema.
Por otro lado, hay prácticas que apuestan por el desarrollo sostenible, por ejemplo, la agricultura regenerativa entendida como el cúmulo de prácticas holísticas de gestión de la tierra con la finalidad de desarrollar la salud del suelo, la resiliencia de los cultivos y la densidad de los nutrientes, con ello se puede mitigar el cambio climático, ya que reduce el carbono y mejora el ciclo del agua.
Si bien apostar por la agricultura regenerativa no es una solución final, llevarla a cabo colabora con disminuir el cambio climático, reducir la contaminación ambiental y mejorar la calidad de los alimentos.