Cientos de desechos plásticos nos invaden. Éstos han causado serios daños en nuestros ecosistemas, sobre todo el marino, es ahí en donde permanecen durante varios años y afectan directamente a las especies que lo habitan.
Muchas empresas han decidido limpiar las playas para eliminar el plástico, pero no ha sido suficiente.
Debido a este problema han surgido iniciativas para reutilizar el plástico, reciclarlo y hacerlo funcional. Por ejemplo, en Costa de Marfil, existe un proyecto para que todos los plásticos se conviertan en ladrillos, y así construir escuelas en todo el país.
Junto con una compañía colombiana, el país trabaja para convertir los desperdicios plásticos en un activo que otorgará empleos a mujeres y ayudará a mejorar el medioambiente.
Hasta hoy, la empresa a cargo de la construcción de la fábrica tiene un contrato con Unicef para terminar 528 salones de clases, y atender a unos 25 mil 400 estudiantes, con un estimado de 50 alumnos por salón.
Es común encontrar escuelas construidas con madera y ladrillos de adobe, un material que fácilmente se erosiona por el sol y la lluvia, y requiere de reparaciones constantes. A diferencia de los salones de plástico estos podrían durar por siempre.
Los ladrillos interconectados retardan la acción del fuego en posibles incendios y permanecen frescos durante la temporada de calor.
Los primeros salones costaron aproximadamente 14 mil 500 dólares cada uno, en comparación con los 16 mil 500 dólares por cada salón de clases de concreto. Se espera que el precio baje un 20% cuando los ladrillos se fabriquen localmente.
Abiyán produce cerca de 300 toneladas de plástico al día, pero solo un 5% se recicla. Cada salón de clases necesita alrededor de cinco toneladas de plástico para su construcción.
El resto del plástico que no es reciclado suele acabar en vertederos de comunidades de bajos ingresos. La contaminación de los residuos plásticos agrava las dificultades de higiene y saneamiento ya existentes. Además, la mala gestión de los residuos es la causa del 60% de casos de malaria, diarrea y neumonía en niños, que, a su vez, provocan muertes infantiles en Costa de Marfil.
Se trata de un proyecto que organizó Coulibaly, presidenta de una asociación comunitaria para mujeres llamada The Fighting Women. Actualmente cuenta con 200 integrantes.
Ella recolectó basura durante casi dos décadas. En este tiempo vendió el plástico a intermediarios en un mercado de reciclaje en Abobo-Baoulé, una región del país donde el salario mínimo es de 25 dólares a la semana, aunque muchas personas ganan menos. Las mujeres dicen que sus ingresos son entre 8.50 y 17 dólares a la semana.
Es importante señalar que a Costa de Marfil le hace falta construir 15 mil salones de clases para atender las necesidades de los niños que no tienen un lugar en donde estudiar.
Además de las inversiones para construir en Costa de Marfil, se está planeando llevar este proyecto a otros países, primero dentro de la región y posteriormente fuera.
En África Occidental y Central se encuentra una tercera parte del total de niños del mundo en edad de asistir a la escuela primaria, y una quinta parte de los niños en edad de asistir al primer nivel de la escuela secundaria sin escolarizar.
