El domingo 29 arranca Cumbre del Clima en París, con altas expectativas de que los más de 190 países miembro de la ONU alcancen un acuerdo vinculante para reducir las emisiones causantes del calentamiento global.
Si lo alcanzan o no, se sabrá el 11 de diciembre. Y a partir de 2020, cuando entre en vigor el acuerdo de París, seremos testigos del cumplimiento o fracaso de los objetivos acordados.
Es cierto que las negociaciones intergubernamentales de esos días son fundamentales para ponernos en la transición hacia una economía sostenible, pero no son suficientes ante el enorme desafío de mantener el calentamiento global por debajo de los 2 grados centígrados.
Gobiernos de todas partes del mundo, con acuerdo vinculante o sin él, fracasarán en esta tarea si no cuentan con el respaldo de actores sociales organizados. El sector privado, la sociedad civil y los consumidores tienen en sus manos el poder de inclinar la balanza hacia un futuro más limpio o mantenerla en la inercia que nos ha conducido hasta aquí.
No se trata de salvar al medio ambiente ni al planeta, ellos continuarán su trayectoria; se trata de salvarnos a nosotros. Si escalamos la historia del universo a un año solar, el humano entra a escena hasta las 10:30 de la noche del 31 de diciembre y el uso insostenible al que hemos sometido al planeta cabe en el último segundo del año.
Esas inercias, de apenas este último segundo, son las que tenemos que romper. Y para eso necesitamos empezar a cambiar nuestra forma de pensar y de actuar. Si somos la base del problema, ¿por qué no podemos ser la base de la solución?
Contaminación, desechos, pérdida de recursos naturales, consumismo, derroche, acumulación, incremento desmedido de la población… Toda persona, empresa u organización puede contribuir, en la medida de sus posibilidades, a combatir estos problemas.
Si no actuamos, nos tocará a todos pagar un precio muy alto. La inacción también es una decisión, y tiene sus costos.
En 500 años, la humanidad puede voltear a este momento de la historia y mirarlo como el punto de quiebre que enderezó el rumbo, como una etapa de grandes retos y de enorme visión, como un tiempo maravilloso para nacer y ser copartícipes del cambio.
Estamos en el momento de hacer la diferencia… o no. La responsabilidad es de todos.
Alejandra Aguilar
Periodista especializada en responsabilidad social y desarrollo sustentable. Ha colaborado en medios como El Universal, El Economista y Mundo Ejecutivo. Escribió el prólogo del estudio Panorama de la Responsabilidad Social en México 2013 y el capítulo “Responsabilidad social empresarial” del libro La transformación inconclusa (2014). Actualmente desarrolla investigación y contenido para asesoría de RSE en Expok y cursa un posgrado en Economía Ambiental y Ecológica en la UNAM. Puedes encontrarla en Twitter y Linkedin.