Las tecnologías de la información y la comunicación llegaron para quedarse y revolucionar el mundo en todos los ámbitos, incluyendo obviamente la gestión responsable.
Apenas ayer se acaba de anunciar que el Ayuntamiento de Filadelfia en Estados Unidos acaba de lanzar una aplicación para iPhone con la que pretende luchar contra la corrupción.
Durante años y pese al Principio 10 de Pacto Mundial (anticorrupción), la falta de transparencia en gobiernos y empresas ha sido un azote, sin embargo, gracias a tecnologías como éstas, la situación promete cambiar… o al menos hacerse mucho más compleja de operar para sus autores intelectuales (sabemos que algunas mentes trabajan el doble de rápido cuando se trata de cometer fraudes).
En el caso de Filadelfia, cualquier ciudadano que tenga un dispositivo móvil de Apple puede descargar la aplicación Philly Watchdog (perro vigia), con la que puede enviar cualquier tipo de información a la oficina de control del ayuntamiento. La aplicación permite grabar y enviar vídeos de actividades que pudieran ser consideradas fraudulentas, para remitirlas inmediatamente a las autoridades municipales.
Por supuesto que muchos podrían pensar que esto no funcionaría en empresas, ya que el método tradicional de este tipo de denuncias años atrás, solía poder ser de manera anónima a través de un buzón o una hotline. Pues bien, con Phily Watchdog será lo mismo, ya que los usuarios tienen la opción de enviar los incidentes de forma anónima, y poder llamar directamente a los funcionarios que componen la oficina de control.
Me pregunto, si estas herramientas hubieran existido apenas hace una década ¿Hubiera ocurrido la crisis del 2009? ¿Hubiera pasado inadvertido el comportamiento de Mark Hurd, CEO de HP? Hubieran… hubieran… hubieran…
Tal vez la existencia de este hardware y software no detengan estas acciones que denotan que en muchas cúpulas suele haber más hedores que héroes… Sí, tal vez no las hubieran detenido pero seguro, que les hubiera costado mucho más trabajo a sus operadores, y quién sabe, con algo de suerte, hubieran desistido.
México, sin duda alguna, es un mercado fértil para este tipo de aplicaciones. Basta recordar que según la Encuesta de Fraude en México 2010 de KPMG:
* 8 de cada 10 empresas han padecido cuando menos un fraude en los últimos 12 meses
* El daño económico promedio por cada fraude reportado fue de $850,000 pesos mexicanos
* Los daños más significativos son causados por miembros de la Alta Dirección (51%)
Indudablemente, con las TIC, el futuro se antoja interesante… y más transparente.