Científicos del mundo han advertido que la producción lechera gran escala es uno de los principales focos de emisión de dióxido de carbono al medio ambiente y, por lo tanto, una fuente que contribuye de manera importante al calentamiento global.
Esto se debe a que requiere grandes superficies de cultivos y de importantes fuentes de energía para producir los alimentos necesarios para el ganado; inclusive, hay quien dice que las emisiones de los rumiantes (sus gases) también generan grandes cantidades de metano, que también afecta al medio ambiente. Por ello, investigadores de la Universidad Cornell, localizada en Nueva York, trataron a un millón de vacas con una hormona de crecimiento que permitiría producir más leche con menos recursos, generando así una reducción de gases de efecto invernadero equivalente a 400 mil autos.
(AFP) Reforma, Suplemento Universitarios, p. 08.
