La Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) desarrolló un sistema para convertir la energía eólica en electricidad e hidrógeno a través de las corrientes de aire de los desniveles topográficos de la región, da a conocer el Conacyt.
Con el equipo se transforma la velocidad del viento en rotación para convertirse en energía eléctrica y que se divide en dos partes: una se va a la planta de electrólisis de alta tecnología desarrollada en la UAQ; y la otra genera energía eléctrica para iluminar el edificio de la rectoría en el campus Centro Universitario. El desarrollo tiene capacidad de producción de hasta 12 kilowatts, (el consumo de la rectoría fluctúa en 20) por lo que se puede alimentar más de la mitad.
El proyecto se denomina “Sistema para convertir energía eólica en hidrógeno aprovechando las corrientes de aire de los desniveles topográficos de Querétaro” y con este se fabricó una máquina de 12 metros de diámetro —lo que la hace una de las más grandes del país—, un eje horizontal con acrecentador de velocidad y un generador de reciente creación.
“La universidad planteó una iniciativa de abordar el tema de las energías renovables y se hicieron varios proyectos, tanto patrocinados por la industria como el Fondo Mixto de Fomento a la Investigación Científica y Tecnológica (Fomix)”, señala el comunicado el académico e investigador de la Facultad de Ingeniería de la UAQ y responsable del proyecto, Juan Carlos Jáuregui Correa.
“Fue importante plantear una solución de generación de energía eólica en una región donde no hay viento. Entonces, pensamos en construir una máquina que pueda operar en estas condiciones, y curiosamente, el viento que podemos obtener en zonas como Querétaro, donde hay cambios bruscos por la topografía”, añadió.
Uno de los objetivos del proyecto fue fabricar un sistema con todos los elementos de alta producción, por lo que se construyó una máquina de 12 metros de diámetro. “No podíamos diseñar un sistema para resolver el problema de energía ya conocido, porque la meta era obtener conocimientos de vanguardia. Entonces la idea fue almacenar la energía convirtiéndola en hidrógeno y aprovecharlo como carburante de nueva generación”, explicó Jáuregui.
“El utilizar fuentes tradicionales de combustible para generar hidrógeno consume mucha energía, por lo que la mejor alternativa para producirlo de manera eficiente es con energías alternas; entonces ahí se juntaban muy bien lo eólico con la producción de hidrógeno”, agregó.
El hidrógeno que se produce se utiliza en la mejora de la combustión de los autobuses que ya habían sido adaptados y que forman parte del sistema de transporte de la universidad, indicó el investigador.
Para tener un sistema completo, el equipo de Jáuregui tiene que decidir si se requerirán baterías para almacenar la energía y si puede utilizarse en los horarios en lo que más lo requiere el edificio de rectoría.
El proyecto llevó dos años y medio para terminarse y fue un trabajo conjunto entre el Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico en Electroquímica (Cideteq) y las áreas de Nanotecnología y Diseño Mecánico de la Facultad de Ingeniería de la UAQ.
Fuente: La Crónica