En los últimos años la mujer ha ganado terreno dentro de las empresas, no solamente en puestos de jerarquía media sino también como directivas y aunque va en aumento, todavía sigue siendo bajo.
En todo el mundo el promedio de participación femenina en cargos directivos en las empresas privadas más representativas, alcanza el 24%. Entre los países con más altos porcentajes de mujeres en la alta dirección se registran Filipinas, Rusia y Tailandia, mientras que los más bajos se encuentran en Dinamarca, Bélgica y Japón. En América Latina esta cifra se ubica en un 28% según estudio que considera a 36 economías del mundo y en el caso de América Latina incluye a México, Argentina y Brasil.
El aumento no va ligado aún con la igualdad en los salarios, ya que los hombres directivos ganan un 18,6% más que las mujeres directivas, diferencia que ha crecido un 1,6% respecto al 2013, a pesar de su presencia en los puestos de mayor responsabilidad en los últimos años, según un informe del grupo ICSA.
Las mujeres están sobrerepresentadas en la economía informal, en el trabajo precario y en empleos con bajos salarios. Además, con frecuencia, son el blanco de una discriminación directa o indirecta. Jean Stephens, CEO de RSM Internacional, comentó al respecto que “Las mujeres no están representadas adecuadamente en la profesión, no en todos los niveles.
La profesión atrae a mujeres al nivel inicial hasta el manager medio. Por las demandas del trabajo, vida y familia, muchas mujeres o dejan la profesión o dejan de ser promovidas. Sin embargo, esto no tiene que ser una norma y tiene que cambiar”.
Investigaciones han probado, continuamente que el género balanceado en las compañías, son más innovadoras y exitosas. “Las mujeres pueden traer mucha variedad de opinión, perspectiva y el enfoque puede hacer la diferencia y traer éxito”, agrega Stephens. A pesar de los avances, el sector femenino todavía se enfrenta con las barreras del tradicionalismo.
Muchos directivos de empresas coinciden en que “Las mujeres aportan una mayor capacidad de consenso, un mayor análisis de detalle, una mejor organización y suelen cumplir con los plazos en tiempo y forma”.
Muchas empresas se están enfocando en el tema de participación femenina. Susana Martínez, presidente del Comité Nacional de Calidad de RSM Bogarín, firma mexicana de contabilidad y consultoría de negocios, apunta que “en los últimos años, algunos dueños y directores generales que nos han solicitado servicios de reclutamiento, han pedido específicamente evaluar candidatos mujeres porque valoran el estilo femenino de gestión y lo que este puede aportar a la empresa en donde ésta pueda desarrollarse, no solo en la alta dirección”.
En casi todos los países de América Latina, las empresas se han ido formalizando, las diferencias oficiales entre el salario de un hombre y una mujer en el mismo puesto realmente no existen como tales. Para Susana Martínez, lo que es posible “es que la mujer ocupe puestos de menor jerarquía y remuneración que el hombre, pero con mayores responsabilidades”.
A pesar de que cada vez la mujer participa más en el campo laboral, la inequidad persiste. En México, por ejemplo, el 40% de la Población Económicamente Activa está conformada por mujeres, el 60% de éstas recibe un salario mínimo, según estudios de la socióloga y escritora Gina Zabludovsky.
En el caso de Uruguay, de acuerdo con un estudio realizado hace unos años, una mujer ganaba un 16% menos que un hombre en Montevideo. Gabriela Montalvo, Socia de RSM Unity (Uruguay) comenta al respecto: “La mayor representación femenina se da en los sectores de la enseñanza, los servicios sociales, de salud y la administración pública”.
“En muchas empresas existe aún una cultura masculina, muy poco dirigida a crear las condiciones que permitan que la mujer se desarrolle con una identidad propia”, apunta Montalvo. Grandes corporaciones actualmente implementan programas de diversidad y conciliación familia-empresa y así comparar lo que sucede en empresas internacionales frente a otras de capital nacional. Dice la especialista al respecto, “la principal barrera para la mujer directiva sigue siendo la dificultad para conciliar la vida personal y la profesional, dificultad provocada por los horarios laborales extensos y la poca flexibilidad en la organización del trabajo”.
Según Susana Martínez, algunos dueños prefieren dejar a sus yernos en posiciones directivas que darle la oportunidad a sus hijas, “Considero que uno de los factores con mayor influencia sobre la presencia de mujeres de nivel directivo en las empresas, es la inflexibilidad de los marcos legales y de los esquemas laborales que le permitan equilibrar de mejor manera su rol en su vida familiar y en la empresa”.
Lizzete Keller, socia de RSM en El Salvador, comenta: “Uno de los principales obstáculos es vencer la barrera que está dentro de nosotras, debemos de sentir que las cosas las podemos hacer bien”.