La industria cárnica, valuada en conjunto en $364 mil millones de dólares, se encuentra en el epicentro de las críticas debido a su respuesta insuficiente ante la crisis climática. Datos recientes de la iniciativa FAIRR, que reúne a inversionistas con más de $70 billones en activos bajo gestión, revelan que menos del 25% de las 60 mayores empresas de carne y lácteos a nivel mundial han establecido objetivos respaldados por la ciencia para reducir las emisiones.
La denuncia también señala que este grupo de negocios no ha logrado disminuir sus emisiones año tras año, lo que plantea preocupaciones significativas sobre su responsabilidad social en un momento en que la acción climática es imperativa, según Edie.
Rezago de la industria cárnica ante la crisis climática
La falta de transparencia resalta entre las críticas a esta industria en el ámbito climático. Aproximadamente una de cada cinco empresas aún no revela sus emisiones del Alcance 1 (relacionadas con las actividades operativas) y del Alcance 2 (relacionado con la energía). Más de la mitad no divulga sus emisiones del Alcance 3 (indirectas), que probablemente constituyen la mayor parte de su huella total de emisiones. Aunque se observan signos de progreso, como la reciente inclusión de WH Group y Tyson Foods en la divulgación de emisiones del Alcance 3, aún queda un largo camino por recorrer.
La industria cárnica es uno de los sectores que más contribuye al cambio climático. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el sector cárnico emite más gases de efecto invernadero que todo el transporte mundial junto (14,5% del total de emisiones).
Ante estos hechos, Thalia Vounaki, gerente sénior de investigación y compromisos de la Iniciativa FAIRR, subraya la necesidad de una divulgación más completa. Afirma que los inversores deben presionar para obtener divulgaciones integrales que incluyan emisiones de la cadena de suministro e inventarios completos, desglosando qué emisiones provienen de la producción de alimentos y cuáles de los propios animales.
Industria cárnica sin objetivos climáticos verificados
En cuanto a los objetivos y planes climáticos, la situación no es alentadora. La denuncia señala que solo 14 de las 16 empresas evaluadas por la FAIRR tienen objetivos de reducción de emisiones verificados por la Iniciativa de Objetivos Basados en la Ciencia (SBTi). La importancia de que los objetivos estén basados en la ciencia radica en que se alinean con los límites planetarios y las metas establecidas por la comunidad científica, garantizando su credibilidad y rigor.
Sin embargo, la mayoría de estos objetivos aprobados por SBTi no cuentan con planes conformes con la guía lanzada el año pasado sobre medición y planificación para reducir todas las emisiones asociadas con la silvicultura, la agricultura y el uso de la tierra (FLAG). Esta falta de alineación con las mejores prácticas establecidas resalta la necesidad de un compromiso más firme con la ciencia y las directrices reconocidas internacionalmente.
La falta de cuantificación y divulgación adecuadas de las emisiones de metano y las relacionadas con la deforestación y otros cambios en el uso del suelo también ha sido señalada por la FAIRR. La mayoría de las empresas en el índice no logran proporcionar información completa sobre estos aspectos clave de su huella de carbono. Además, ocho de cada diez empresas no detallan los medios para mejorar la salud del suelo, una estrategia esencial para aumentar la captura de carbono y mitigar los impactos ambientales.
Se estancan objetivos climáticos en sector cárnico
En este contexto, la FAIRR advierte que sin objetivos sólidos y planes creíbles de cumplimiento, los impactos climáticos y ambientales negativos del sector no mejorarán. Sorprendentemente, la FAIRR observó que las emisiones colectivas de las 20 mayores empresas del índice aumentaron más del 3% año tras año, a pesar de los llamados globales para reducir drásticamente las emisiones.
Un aspecto destacado es el lobby persistente de la industria cárnica en contra de medidas que buscan señalar su responsabilidad en el cambio climático, a pesar de los beneficios ambientales que ha señalado la comunidad científica sobre un cambio de dieta respecto a esta proteína. A medida que gobiernos de todo el mundo avanzan hacia políticas más estrictas y comprometidas con el medio ambiente, la industria ha empleado su influencia para resistir estas medidas.
En vísperas de la cumbre climática de la ONU que comienza este mes, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) se compromete a publicar una hoja de ruta alineada con los 1.5 °C para el sector de alimentos y agricultura.
Este recurso tan esperado es anhelado por grupos como FAIRR, quienes esperan que mejore el nivel de prioridad dado a una transición baja en carbono para el sector en las políticas. La presión de la sociedad civil y los inversores es crucial para impulsar a la industria cárnica a adoptar medidas más audaces y responsables que contribuyan significativamente a frenar el cambio climático.