A las 24 horas de los devastadores tornados que asolaron seis estados en diciembre de 2021, el gobernador de Kentucky, Andy Beshear, puso en marcha el Fondo de Ayuda al Tornado del Oeste de Kentucky («Team Western Kentucky Tornado Relief Fund»).
No es de extrañar que el líder del estado más afectado por esta catástrofe recurra inmediatamente a la caridad mediante el crowdfunding, es decir, la recaudación directa de dinero del público, para complementar los fondos de ayuda de las fuentes oficiales.
Crowdfunding susceptible de fraudes
Las donaciones mediante crowdfunding se han convertido en una fuente clave de ayuda en caso de catástrofe, y a menudo recaudan sumas importantes. En 2017, por ejemplo, la estrella del fútbol americano J.J. Watt recaudó rápidamente más de 40 millones de dólares para ayudar a las personas afectadas por el huracán Harvey.
Tras una serie de incendios forestales en Australia, la artista Celeste Barber hizo un llamamiento público que acabó recaudando más de 50 millones de dólares australianos para el Fondo de Donación del Servicio de Bomberos Rurales y Brigadas de Nueva Gales del Sur. Y hasta la fecha, la Fundación CDC ha recaudado más de 51 millones de dólares para apoyar su campaña «Crush COVID».
¿Qué no puede gustar de esta nueva forma de recaudar fondos para una buena causa? Bueno, desde que existe la recaudación de fondos para fines benéficos ha existido la posibilidad de que se produzcan estafas.
«Como profesor de derecho que estudia la regulación de las organizaciones benéficas, así como abogado que ha representado a numerosas organizaciones benéficas y donantes en disputas legales, he visto que dos aspectos del crowdfunding benéfico lo hacen especialmente vulnerable al fraude», comenta Lloyd Hitoshi Mayer, Profesor de Derecho de la Universidad de Notre Dame, para The Conversation.
A veces resulta ser un «crowdfraude»
A finales de 2017, una pareja de Nueva Jersey publicó una historia inspiradora en GoFundMe. Decían que un veterano sin hogar había acudido al rescate de la esposa después de que esta se quedara sin gasolina en la rampa de salida de una autopista. Su campaña «Paying it Forward» recaudó más de 400,000 dólares para ayudar al veterano.
Conmovedor, ¿verdad? El problema es que era una mentira. Las tres personas implicadas en este engaño acabaron declarándose culpables de cargos federales de «robo por engaño».
El crowdfunding fraudulento también puede aprovecharse de los sentimientos políticos en lugar de explotar la simpatía.
En 2020, los fiscales federales acusaron al ex asesor principal de Trump, Steve Bannon, y a otras tres personas de defraudar a miles de donantes de una campaña de crowdfunding para construir partes de un muro a lo largo de la frontera de Estados Unidos con México. Bannon y sus socios supuestamente utilizaron en cambio parte de los fondos recaudados para compensarse a sí mismos y pagar gastos personales.
Aunque el entonces presidente Donald J. Trump indultó a Bannon antes de cualquier juicio, el ex asesor de la Casa Blanca aún se enfrenta a posibles cargos estatales.
Motivos de vulnerabilidad
Hacer un sitio web especial no es necesario para recaudar fondos benéficos de esta manera. Unos 45 millones de personas donaron o crearon una recaudación de fondos a través de Facebook entre 2015 y 2020, recaudando más de 3,000 millones de dólares para organizaciones benéficas, según la empresa.
Y los esfuerzos de crowdfunding pueden ayudar a la gente sin contar técnicamente como caridad deducible de impuestos. GoFundMe —una popular plataforma de crowdfunding benéfico— permite a las personas recaudar fondos tanto para necesidades personales, como para cubrir gastos médicos, como para organizaciones benéficas específicas de todo tipo.
El hecho de que sea rápido y barato de operar hace que el crowdfunding benéfico sea ideal en algunos aspectos, pero no en otros. Las campañas de recaudación de fondos más tradicionales, que se basan en el envío de correos y las llamadas telefónicas, requieren mucho tiempo para establecerse. Por el contrario, es posible crear una nueva campaña en GoFundMe que sea visible a nivel nacional e internacional en pocos minutos.
Tras una catástrofe muy publicitada, cuando mucha gente busca una forma rápida de ayudar, todo el mundo —incluso los gobernantes— querrá actuar con rapidez. Las oportunidades de fraude son quizás mayores.
Para agravar este problema, las leyes que rigen la recaudación de fondos para fines benéficos no se aplican claramente a los organizadores de campañas y a las plataformas de crowdfunding. Las legislaturas estatales redactaron esas leyes hace décadas, cuando las organizaciones benéficas recaudaban dinero directamente o mediante solicitantes pagados.
En consecuencia, esas leyes no suelen aplicarse a los individuos que recaudan voluntariamente dinero para personas u organizaciones benéficas con las que no tienen vínculos formales. Tampoco se aplican a las plataformas de reciente aparición en las que la gente hace crowdfunding para causas.
California toma la iniciativa
Hasta ahora, no hay ninguna regulación que esté tomando forma para abordar estas cuestiones a nivel federal.
California se convirtió en el primer estado en aprobar una legislación dirigida específicamente al crowdfunding benéfico cuando el gobernador Gavin Newson firmó la Ley de la Asamblea nº 488 en octubre de 2021.
La medida, que no entrará en vigor hasta el 1 de enero de 2023, exige que tanto las organizaciones benéficas que recaudan fondos en línea como las plataformas que acogen campañas para organizaciones benéficas específicas se registren y presenten informes periódicos en el Registro de Fideicomisos Benéficos del estado.
La nueva ley también exigirá a estas organizaciones y plataformas que hagan públicas determinadas declaraciones y recibos, según sea necesario. También exigirá que las plataformas distribuyan rápidamente las donaciones a las organizaciones benéficas designadas y obtengan el consentimiento por escrito de una organización antes de solicitar fondos en su beneficio, con algunas excepciones.
La nueva ley de California es un buen primer esfuerzo
Hace recaer la carga del cumplimiento en las propias organizaciones benéficas y en el puñado de plataformas en línea que se dedican a esta labor, y no en los numerosos individuos que inician campañas. Pero queda por ver si el registro, la información, la divulgación y otros requisitos crearán suficiente transparencia y responsabilidad para disuadir el fraude sin sobrecargar a las organizaciones benéficas y plataformas legítimas.
Se trata de una tarea difícil para los legisladores, que deben encontrar un equilibrio que evite tanto el exceso como la falta de regulación. Los legisladores no quieren regular en exceso el crowdfunding benéfico hasta el punto de que las personas generosas y las organizaciones benéficas legítimas se abstengan de lanzar campañas debido a las cargas legales que conlleva.
Es decir, todas las nuevas leyes y reglamentos, además de desalentar el fraude en el crowdfunding, deberían fomentar la generosidad.
Al mismo tiempo, los legisladores quieren regular el crowdfunding benéfico lo suficiente como para garantizar que todos o casi todos los fondos recaudados vayan a parar a las personas y organizaciones benéficas que los donantes pretenden apoyar. El tiempo dirá si California y los estados que sigan su ejemplo han encontrado el equilibrio adecuado.