Cuando Donald Trump ganó las elecciones, de inmediato nos dimos cuenta que algo faltaba en la página oficial de la Casa Blanca: las políticas contra el calentamiento global.
This is fine pic.twitter.com/sH691ulnWL
— Luke O'Neil (@lukeoneil47) 20 de enero de 2017
Aunque la comunicación de responsabilidad social (RSE) no fue lo único que se perdió de vista en el sitio web –la sección de la comunidad LGTB también desapareció–, es sin duda una de las varias cuestiones con las que Trump se ensañó más durante su campaña presidencial.
Mientras promovía su candidatura, el entonces contendiente a la presidencia de los Estados Unidos dejó en claro que no creía en el cambio climático y prometió acabar con las políticas medioambientales de Barack Obama que, según su punto de vista, solamente dañaban la economía del país y las oportunidades laborales de los ciudadanos.
De hecho, si damos un vistazo al apartado de “An America First Energy Plan”, dice así: “El presidente Trump está comprometido en eliminar las políticas dañinas e innecesarias como el Plan de Acción Climática y la regla Aguas de los Estados Unidos”. La justificación es que estas medidas permitirán que los sueldos se incrementen en más de 30 billones de dólares en los próximos siete años.
¿Cuál es el futuro de la RSE con Donald Trump?
Frente a esta interrogante, a varias personas les preocupa que las empresas se sientan presionadas y disminuyan el trabajo en sus prácticas de responsabilidad social, o bien, que aquellas que apenas empezaban a comprometerse con la RSE abandonen los proyectos para que sus operaciones tengan un camino más libre y sin tantas regulaciones.
Aunque es una posibilidad, definitivamente no es el caso de Walmart, el cual continúa manteniendo su promesa de reducir sus emisiones de carbono en un 18 por ciento para el 2025, tomando como referencia los niveles que tenía en 2015. Igualmente, el corporativo ha prometido involucrar en este objetivo a su cadena de suministro y conseguir que corten sus emisiones en un gigatón para el 2030.
De acuerdo a la sección Co.Exist de Fast Company, esta iniciativa está alineada con el Acuerdo de París –un tratado que también ha sido blanco de las críticas de Trump– y el programa Science Based Targets Initiative, que trabaja junto a las organizaciones CDP, el Pacto Mundial de las Naciones Unidas, el Instituto de Recursos Mundial (WRI por sus siglas en inglés) y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés).
Con este propósito, Walmart quiere dejar algo en claro: no se trata de política, sino de negocios.
Siendo Trump un empresario, es evidente que no ha sabido distinguir la política de los intereses corporativos y viceversa. Cuando quiere, sigue pensando en términos de negocio, pero cuando no obtiene los resultados que desea, opta por recurrir a un pensamiento político todavía inmaduro.
Esto es algo que en lo que Walmart no busca caer, ni debería hacerlo.
“El mundo está cambiando. Tendremos que gastar dinero para abordar y tratar con esos cambios, lo queramos o no”, dijo para Co.Exist Eric Olson, vicepresidente senior de BSR, una organización asesora de la compañía. “Si ponemos la vara alta, si somos lo suficientemente grandes y atrevidos, inspiraremos a las personas a hacer lo que nosotros hacemos con nuestros recursos humanos, técnicos y financieros. Esa es la apuesta”.
La nueva meta de Walmart no es la primera que se propone conseguir, de hecho, por más de una década se ha dedicado a desarrollar la sustentabilidad en sus actividades.
En 2015 su flotilla de vehículos tecnológicamente eficientes y la implementación de rutas alternativas de transporte le ahorró un billón de dólares anuales; ese mismo año, en México, más de la mitad de sus tiendas ocupaban energías renovales provenientes de plantas eólicas oaxaqueñas y una mini hidroeléctrica en Veracruz, reportó Corresponsables. En 2016 la empresa instaló paneles solares en 364 tiendas, el mayor número que hay hasta la fecha en Estados Unidos.
Está comprobado que la RSE es buena para los negocios y la rentabilidad, y la reducción de emisiones tiene un gran potencial, siempre y cuando se sepa qué medidas aplicar y qué soluciones dar. Utilizar energías alternativas significa minimizar costos en electricidad y combustibles, impulsar la eficiencia de las operaciones, eliminar la volatilidad de los precios y es un paso decisivo hacia la sustentabilidad que muchas empresas desean alcanzar.
No solo [la iniciativa] tiene sentido para las personas y el planeta, sino para el negocio. – Fred Bedore, director de sustentabilidad en Walmart.
La determinación de Walmart de reforzar su compromiso con la responsabilidad social, enfocándose en el bienestar de la gente y la empresa y no de la política, ha servido como una llamada a la acción a las demás compañías para asegurar el futuro de la RSE aun con Donald Trump.
Desde que el corporativo anunció sus planes en noviembre del 2016, Olson declaró que se ha reunido con otras empresas que buscan seguir su ejemplo: “Nadie los acusa de ser soñadores o idealistas. Esta es una buena compañía estadounidense que ha sido firmemente gestionada en una industria brutalmente competitiva”, comentó Olson al respecto, asegurando que los demás negocios están conscientes que la meta de Walmart no es una campaña de relaciones públicas (RRPP), sino una verdadera RSE que tiene la necesidad de continuar superando retos, por más desafiantes que se vuelvan.
Olson también ve el futuro con optimismo, pues no cree que las compañías verdaderamente comprometidas con la responsabilidad social y que han establecido objetivos claros en su negocio se retracten.
Aquellos que ya están en el juego y se han comprometido públicamente (…) dirán: ‘Lo que estamos intentando lograr tiene tanto sentido hoy como lo tenía hace un par de meses’. –Eric Olson, vicepresidente de BSR.
¿Cuál es el futuro de la RSE con Donald Trump? Sin titubear podemos decir que uno prometedor.
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