Existen muchas mujeres que comparten constantemente que uno de los motivos por los que no pudieron ejercer satisfactoriamente su carrera y lograr algunos objetivos profesionales fue por que decidieron tener hijos.
Cuando una pareja decide tener hijos, el peso de la responsabilidad suele recaer más del lado de las mujeres que de los hombres y no solo de forma personal, también profesional, ya que muchas empresas no brindan el apoyo necesario para que ellas logren encontrar el balance entre las tareas del hogar y cumplir con las actividades del trabajo.
Esta falta de apoyo provoca que la productividad de las colaboradoras disminuya y en ocasiones, esta situación las hace renunciar, obligándolas a suspender sus metas profesionales por un largo tiempo.
Muchas compañías están conscientes de esta inestabilidad por lo que deciden no invertir demasiado en el talento femenino, y ofrecer mejores oportunidades laborales a los hombres que van desde mejores puestos hasta un sueldo más alto.
De acuerdo con una investigación algunas mujeres reducen su actividad laboral una vez que deciden casarse o tener hijos por lo que los empleadores tomaron la decisión de pagarles menos a todas las colaboradoras porque suponen desde un inicio que serán menos comprometidas e inestables.
Sari Kerr, un economista del Wellesley College, comparte que el sueldo de las mujeres, aún calculado sobre un horario fijo, sigue siendo menos a comparación del sueldo de un hombre, situación que refuerza la brecha salarial y de género en el mundo profesional.
Aunque esta desigualdad llega afectar a los hombres, ya que muchos empleadores no solo le pagan menos a las mujeres, también a ellos, debido a que aunque tengan un título profesional, los empleadores prefieren remunerar a los colaboradores solo cuando trabajan horas extras y colocan la balanza solo del lado profesional.
¿Cómo lograr la igualdad?
Expertos en temas sociales señalan que para lograr una igualdad salarial y de género es necesario que las empresas se comprometan a integrar políticas de maternidad y paternidad que fomenten un sano equilibrio entre las tareas del hogar y las actividades laborales.
Mientras que el gobierno debe proporcionar el cuidado infantil subsidiado por medio de guarderías y otros beneficios que apoyen a las familias y el permiso parental de longitud moderada.
Estas iniciativas además de fomentar una mejor calidad de vida, también puede reducir la desigualdad en lo hogares e incentivar a que los padres puedan repartirse la tarea y responsabilidad del hogar equitativamente.
Sin embargo, mientras estas políticas no se implementen las mujeres seguirán cargando con el mayor peso de las tareas domesticas y recibiendo menos paga y oportunidades laborales.
Kerr comparte que alrededor del 73% de las mujeres no logran conseguir un aumento en sus empresas ni un puesto alto por el simple hecho de ser mujeres y ser propensas a querer formar una familia o casarse.
En todos los frentes posibles la mujer sigue recibiendo el extremo corto de la vara. Ya sea que estén en busca de un nuevo empleo o decidan quedarse en la misma compañía, los rendimientos para la mujer siempre son más bajos, agregó Kerr.
A diferencia de las colaboradoras, los hombres mejoran sus ingresos hasta un 77% pasando los 25 años, mientras que las mujeres solo logran un 31%. Los hombres que tienen un título universitario aumentan sus ingresos mucho más rápido que ellas, además de obtener mayores beneficios laborales.
La decisión de tener un hijo o casarse y las pocas políticas de maternidad provoca que las parejas tomen la decisión de que solo el que gané más se dedique a trabajar y el otro se quede en el hogar.
La mayoría de las veces son las mujeres quienes deciden renunciar a su carrera para atender a los hijos, decisión que resalta que uno de los principales motivos de la brecha salarial es la maternidad.