Dar un trato desfavorable e injusto a otra persona o grupo, por razones de origen, identidad o forma de vida, se considera discriminación. Esta se ha convertido en un problema social que deja impactos negativos, y además, perpetúa la desigualdad. Tan grave es el conflicto, que aún en la actualidad, de acuerdo con Amnistía Internacional:
- 76 países se penalizan los actos sexuales entre personas adultas del mismo sexo.
- En 10 países la pena máxima por actos sexuales realizados entre personas adultas del mismo sexo es la pena de muerte.
- En Canadá, las probabilidades de que una mujer indígena muera asesinada es 4 veces superior a la de cualquier otra mujer.
- En 2014, más de un millón de personas de todo el mundo hicieron campaña con éxito por la libertad de Meriam Yeyha Ibrahim, cristiana sudanesa condenada a morir en la horca por abandonar su religión.
Pero… ¿cuál es el origen de la discriminación y qué es lo que nos lleva a discriminar? De acuerdo con Alexandra Aguilar Bellemy, investigadora del Programa Universitario de Derechos Humanos (PUDH) y del Centro de Ciencias de la Complejidad (C3) de la UNAM, una de las razones podrían ser los sesgos cognitivos.
¿Qué son los sesgos cognitivos?
Es una interpretación errónea sistemática de la información disponible que ejerce influencia en la manera de procesar los pensamientos, emitir juicios y tomar decisiones. Cabe destacar que dicho concepto fue introducido por los psicólogos israelíes Kahneman y Tversky en 1972.
Los sesgos cognitivos son de gran relevancia, ya que pueden influir en la forma que se percibe al mundo, y están determinados por implicaciones culturales, influencia social, motivaciones emocionales o éticas, atajos en el procesamiento de la información, o distorsiones en la recuperación de los recuerdos y la memoria, entre muchos otros.
Discriminar es sinónimo de discendir, que significa distinguir por medio del intelecto una cosa de otra o varias cosas entre ellas. Todo aquello que conocemos y diferenciamos de nosotros es por lo que se nos ha enseñado y hemos adquirido a lo largo de los años de forma consciente e inconsciente, lo malo es cuando a esta distinción se le añaden connotaciones negativas.
De esto y más se habló el pasado 9 de junio en la presentación del libro Discriminación, Sesgos Cognitivos, Derechos Humanos. Perspectivas y Debates Transdisciplinarios (2022), que se escribió en manos de:
- Luis Raúl González Pérez, Coordinador del PUDH UNAM.
- Marisol Aguilar Contreras, Coordinadora de Programas, Racismo MX.
- Federico Navarrete Linares, Investigador del Instituto de Investigaciones Históricas (IIH), UNAM.
El libro busca comprender si con el concepto de sesgos cognitivos se puede entender la discriminación y racismo sistémico en México desde diferentes disciplinas.
¿Los sesgos cognitivos son el origen de la discriminación?
Bellamy y los ponentes consideraron que, a raíz de las conclusiones del libro, los sesgos cognitivos en sí no son el origen de la discriminación, pues estos son un mecanismo que se ubica en nuestro cerebro, el cual pasa por un proceso de segregación informativa. El problema es cuando algún sesgo cognitivo influye en la creación de juicios.
El problema surge cuando se generan narrativas negativas hacia otras personas, pues estas se acompañan de prejuicios y estereotipos, lo que hace que se tengan actitudes discriminatorias.
Alexandra Aguilar Bellemy, investigadora del Centro de Ciencias de la Complejidad (C3) de la UNAM.
Otro problema que consideran importante es tener en cuenta es que es imposible distinguir si estos actos surgen a partir del sesgo cognitivo individual o son parte de las instituciones. ¿Qué quiere decir esto? De acuerdo con Raúl González, los sesgos cognitivos de una persona influyen en la toma de decisiones cuando esta se encuentra dentro de una institución. Una decisión poco reflexiva o sesgada, puede ser vulnerar los derechos las personas o de una comunidad específica.
Federico Navarrete Linares añade que los sistemas institucionales son también los que permiten y facilitan estas desigualdades, por lo tanto, aunque las personas de manera individual puedan neutralizar los sesgos cognitivos que tienen, no podrán contra en un sistema que continúa siendo discriminatorio en su conjunto.
Por ello, es necesario hacer conciencia sobre los sesgos cognitivos que hay en México, para de esta forma erradicar la discriminación en todas las áreas: sociedad, estado e iniciativa privada.
México, ¿un país racista?
Si bien es cierto que cualquier persona puede ser víctima de discriminación, hay grupos o colectivos sociales que lo han sufrido históricamente a lo largo de los años, de manera constante y sistemática. Bellamy y los co-autores del libro mencionan que el contexto histórico influye en los sesgos cognitivos y la toma de decisiones, pues afirman que México es un país muy racista desde sus raíces.
Si viviéramos en sociedades sin racismo, nuestro sesgo cognitivo no lo reproduciría. El racismo no es un problema innato del ser humano, es el resultado de una historia de 500 años de colonialismo.
Federico Navarrete Linares, Investigador del Instituto de Investigaciones Históricas (IIH), UNAM.
Tan solo en la Ciudad de México, la principal causa de discriminación es la pobreza y el grupo de población más discriminado es el de las personas con piel morena, según los resultados de la Encuesta sobre Discriminación en la Ciudad de México (EDIS) 2021. Esto refleja que los prejuicios, estereotipos y estigmas son comunes y afectan el ejercicio de los derechos humanos y son un obstáculo para alcanzar la igualdad.
Lamentablemente, muchas personas no reconocerían abiertamente que ellas discriminan, en primera instancia porque es socialmente es mal visto, pero también es una práctica social normalizada. Es decir, las personas discriminan sin darse cuenta de que lo hacen, y viceversa: pudieron haber sido discriminadas y no se dieron cuenta de ello.
Afortunadamente la discriminación por origen racial, étnico, color de piel o apariencia física es una práctica cultural que puede revertirse.
Erradicar la discriminación, una utopía a alcanzar
Dentro de la presentación del libro se mencionó que la forma en la que se pueden neutralizar los sesgos cognitivos y por ende erradicar los discursos y actos discriminatorios, es por medio de la educación y la cultura.
Aguilar ve a la educación como el pilar y la herramienta más importante que tiene cualquier estado, pues permite a los jóvenes incorporar información, valores y experiencias diversas para generar mentes más abiertas. Así, al momento de diferenciarnos de otro, no se le verá como alguien inferior o una amenaza, sino a un igual con características diferentes.
Teniendo esa base, se puede lograr una cultura más abierta, plural y diversa, que da apertura a todo tipo de expresiones, modifica la actitud que se tiene y cómo las personas se reflejan en el ámbito público. De esta forma, la cultura neutralizará esos sesgos cognitivos que sean peyorativos para cierto grupo discriminado dentro de una sociedad.
Crear una cultura incluyente es una tarea en conjunto por parte de Gobierno, iniciativa privada y sociedad en general, pues de esta forma se respetará la dignidad humana y se logrará disminuir la reproducción de cualquier tipo de discurso discriminatorio y/o racista. Si quieres ver la presentación completa del libro, da click aquí, y si deseas leerlo lo puedes hacer aquí.