Por Corinna Acosta
Hace unos meses en este medio dimos a conocer las cincuenta empresas que de acuerdo con un estudio de Reputation Institute son consideradas las de mejor responsabilidad corporativa en el mundo. No es un estudio similar, sino el jurado de los Public Eye Awards quien en el marco del Foro Económico Mundial de Davos año con año, da a conocer la contraposición de esta lista: las empresas cuyo nivel de RSE las hace acreedoras al lugar de la vergüenza.
El premio del público
Este año el premio del público ha sido otorgado a Gazprom, quien en los últimos años ha sido responsable de unos dos mil vertidos de petróleo y productos tóxicos en yacimientos rusos gracias al mal estado de su infraestructura, situación que agrava el riesgo de accidentes en lugares vulnerables como el Ártico, donde la empresa ya ha comenzado a perforar en busca de oro negro.
Con un total de 95 295 votos, la petrolera rusa obtuvo el primer lugar por encima de Syngenta, Bayer y Basf con 59 836 votos y de la FIFA, cuyas 54 342 pronunciaciones no son sorprendentes después de haber declarado que los partidos del próximo mundial en Brasil no están exentos de «arreglos».
El premio del jurado
El jurado de los premios esta conformado por especialistas en medio ambiente, ética empresarial y derechos humanos, entre los que destacan Kumi Naidoo, director de Greenpeace Internacional y Cécile Bühlmann, presidenta del consejo en la misma organización; Vandana Shiva, miembro del Consejo del Futuro Mundial y el doctor Ulrich Thielemann, vicedirector del Instituto de Ética en los Negocios de la Universidad de San Galo; entre otros.
Fue ese jurado formado por reconocidos expertos quien entregó a GAP el premio a lo peor de la RSE, gracias a su negativa de firmar el acuerdo sobre Seguridad en la Construcción de Edificios y de Instalaciones de Sistemas contra Incendios en Bangladesh y a la promoción de programas poco vinculantes que carecen de una adecuada rendición de cuentas respecto a la seguridad de los trabajadores y sus injustas condiciones laborales.
Desde luego el premio ha sido bien recibido por Greenpeace, cuya campaña Detox promueve la transparencia de la cadena de valor en la industria textil y ha sacado a relucir escándalos relacionados al uso de agua contaminada para la fabricación de algunas prendas. Empresas como Benetton, Levi’s y Mango son algunas de las marcas que se han comprometido a revisar sus procesos, sin embargo es claro que para que surja un verdadero atuendo responsable, es necesario poner atención en todos los aspectos de la cadena de valor, por lo que el impacto social no puede quedar de ninguna forma fuera de la ecuación.
A pesar de que GAP se hizo acreedor al premio del jurado, la multinacional obtuvo sólo 44 341 votos del público, lo que le otorgaría el cuarto lugar de la lista.
Entre los ganadores de años anteriores se encuentran Shell y Goldman Sachs en 2013, Roche en 2010, Newmont Mining en 2009, Bridgestone en 2007 y Walt Disney, compañía que en 2006 ganara el premio por peores prácticas en derechos laborales gracias a la falta de transparencia en relación a su cadena de valor en China. Es claro que la empresa se ha superado mucho desde entonces, pues de acuerdo con el estudio de Reputation Institute mencionado en este artículo, se encuentra en el lugar número uno de las compañías más responsables del mundo en un empate con Microsoft, Google y BMW. Es una lástima que no a todas las empresas en la lista podamos augurarles un salto tan grande a corto plazo.
No me hace mucho sentido que haya «mala» responsabilidad social corporativa. En mi opinión, una empresa tiene buenas prácticas socialmente responsables o no las tiene. Entiendo que es una contra posición como plataforma para la crítica, pero si queremos fortalecer el sentido de la RSC, pues no sé qué tanto esto ayuda…