Aún cuando presentes altos niveles de estrés en la oficina y te encuentres cansado de las actitudes de un muy mal jefe, decidirte a dar el siguiente paso en tu vida laboral, nunca es una tarea sencilla; sabes que las oportunidades no siempre abundan en el mercado laboral y la influencia de tus colegas, amigos y familiares a menudo más que ayudar, parece jugar en tu contra y complicar el proceso. Buscar un nuevo empleo es una elección con el potencial de definir gran parte de tu carrera profesional y de tu calidad de vida en los siguientes años, así que no es algo que deba tomarse a la ligera.
Finalmente una nueva puerta se abre frente a ti y muchas luces de alerta parecen encenderse en tu cabeza obligándote a averiguar los términos económicos de la propuesta, los horarios, las actividades clave y hasta la distancia que existe entre tu hogar y la organización ofertante; a simple vista todo parece realmente atractivo, el salario es superior al de tu último puesto de trabajo, la distancia es aceptable y sientes que puedes adaptarte a los horarios. El índice de desempleo y las exigencias cada vez más altas de las compañías para cubrir sus vacantes a cambio de muy poco dinero se cuelan de repente como trampas en tu cabeza y comienzas a preguntarte si es que debes aceptar este trabajo.
Sea cual sea la oferta que estés considerando entonces, no podría haber una pregunta más equivocada que esta. El cuestionamiento correcto es ¿deseas aceptar este empleo y tienes algo que aportar dentro de él? Si la respuesta es sí en ambos casos, entonces será mejor que no esperes a llamar para integrarte lo antes posible, pero si tienes dudas, tal vez necesites evaluar en qué casos está permitido decir «no» a un nuevo empleo y de qué forma esto te convierte en un profesionista responsable.
1. No te acerca a tus objetivos
Pregúntate si el puesto que estas considerando se alinea con tus habilidades y experiencia o te acerca a lo que quieres lograr en el futuro, pero no olvides considerar también la estructura de la organización y de ser posible su estilo de liderazgo, políticas y los incentivos que ofrecen a sus colaboradores para impulsar su desarrollo profesional.
Hewson propone además que elijas una opción que represente un importante desafío a fin de estimular tu crecimiento y mantenerte activo, motivado y alerta.
2. No se alinea con tus valores
Para responder esta pregunta es muy importante que consideres no sólo el giro de la organización en cuestión sino también la transparencia de sus procesos, sus buenas y malas prácticas corporativas, qué valores forman parte de la identidad y sobre todo la forma en que estos se viven todos los días durante las jornadas de trabajo. De esta forma te asegurarás de no entrar en conflictos éticos más adelante que puedan obstaculizar tu desarrollo profesional e invertirás tu tiempo en una compañía que comparte tu compromiso social, por lo que podrás ser más productivo y feliz en tu trabajo.
Si estas considerando integrarte a una nueva compañía, procura decidir en qué aspectos puedes ser permisivo y qué prácticas no estas dispuesto a tolerar. Probablemente puedas trabajar en un esquema con fallos ecológicos menores, pero jamás colaborarías en un espacio en el que experimentan con animales o con una marca que tolere la explotación infantil a lo largo de su cadena de valor.
3. No representa un reto
Al final, lo único que realmente importa es el resultado, así que cada vez que mires una nueva oportunidad debes pensar en cómo tu conjunto único de habilidades, talento, valores y experiencia puede tener un impacto único en los resultados de esa organización en particular y qué puedes aportar para que ésta no sólo alcance sus metas, sino también mejore sus procesos.
Así mismo, es importante que consideres qué tan dispuesto te encuentras a participar activamente en su compromiso tanto comercial como social, ya que esto te dará una idea de qué tan involucrado podrás estar con la organización.
