Pasar más de ocho horas en la oficina implica convivir con personas ajenas a la familia en un mismo espacio.
En ocasiones la interacción diaria se complica, sobre todo cuando los compañeros provocan que algún miembro del equipo se sienta incomodo a través de persecuciones, burlas, bromas pesadas y malos tratos.
El bullying o maltrato hacia las personas está dejando de ser un tema sólo de niños o adolescentes.
Este fenómeno social ha dejado las aulas escolares y ha llegado a las oficinas.
Según una encuesta realizada por Monster, compañía enfocada a la búsqueda de empleo, a 16 mil 517 personas que ingresaron a su sitio en 53 países, el acoso laboral es un fenómeno mundial que se presenta cada vez con mayor frecuencia.
El 75 por ciento de los encuestados admiten haber sido víctimas de bullying, mientras que la mitad de los empleados que no han sido objeto de abuso, si han presenciado otros casos.
Asimismo 64 por ciento de las personas que contestaron afirmaron haber sufrido alguna vez de este problema a través de maltrato físico o psicológico, afectando su desempeño laboral.
En el caso de México 50 por ciento de los entrevistados ha sufrido algún tipo de maltrato en sus lugares de trabajo.
Europa es uno de los continentes que encabezan la lista en este tipo de problemas pues 83 por ciento de los encuestados asegure haber sido intimidado física o emocionalmente.
Los Países Bajos se destacan por tener el mayor porcentaje de acoso laboral con 93 por ciento.
Por otro lado, Bélgica resultó ser el país con la menor tasa de bullying en el mundo, con 38 por ciento, seguido por China con el 40 por ciento.
¿Cuándo detectar?
En entrevista con Excélsior, Juan Abelardo Hernández, profesor investigador de la Facultad de Derecho de la Universidad Panamericana, mencione que la mejor forma de detectar si un empleado está sufriendo de bullying es cuando muestra una baja de rendimiento laboral.
Precisó que cuando alguien es víctima de este tipo de abusos por sicología básica trata de alejarse de la situación pero cuando no tiene otras alternativas se enfrenta a condiciones adversas que lo llevan a situarse en un proceso de depresión donde la falta de rendimiento es notable. Esto a la larga podría provocarle una incapacidad.
Dijo que otra opción para detectar este problema en las oficinas seria que se implantara una política de supervisores que más allá de controlar el desarrollo laboral de sus subordinados debería tener en cuenta las vinculaciones personales entre ellos a fin de ver que tanto están afectando el ambiente laboral.
Sin embargo, en ocasiones para las empresas este hecho pasa desapercibido.
Señala que «una forma de combatir directamente el bullying es sancionando a quien lo ejerce ya que no sólo provoca un daño al compañero de trabajo sino a la empresa en su conjunto».
En el caso de la persona que sufre el daño, dijo, no existen áreas de apoyo sicológico dentro de las empresas para que los individuos puedan ser atendidos.
Pocos
Hernández puntualizó que en México son pocas las compañías que evalúan el comportamiento de los empleados dentro de la organización.
Señaló que la mayoría de empresas en el país no han desarrollado una cultura laboral, por lo que mientras no exista un cambio estas situaciones seguirán ocurriendo.
Fuente: Excélsior, p. 30.
Por: Miriam Paredes.
Publicada: 15 de julio de 2011.
Muchas veces el bullying proviene de los directivos o altos mandos, y ahí no hay manera de «sancionar»; pueden ser despectivos, groseros, etc., y no pasa nada con ellos, sin embargo, la frustración y el bajo rendimiento de los empleados es mayor, afectando aún más a la empresa.
Una autoevaluación sería también importante y sana, o con regularidad llevar a un consultor externo que pueda plantear abierta y objetivamente las necesidades de los empleados, sin que esto se convierta en algo personal o en una persecución: pero… ¡¿¿¿quién dijo eso????!