Por: Emilio Guerra Díaz
Con el lema: “Las alas del Teletón” se presentaba la alianza entre la obra de Fernando Landeros y la hoy semi quebrada empresa, Mexicana de Aviación. Pues resulta que en la actualidad la Fundación Mexicana de Aviación no tiene actividad alguna pues como Fundación empresarial se encontraba dependiendo financiera y administrativamente de la corporación. Pero se preguntarán algunos empresarios y lectores sobre ¿Qué sucedería si fundo una institución para apoyar la vinculación de la empresa con la comunidad y a la larga puedo vender el negocio, quebrar o modificar sustancialmente la actividad empresarial?, ¿Conviene contar con una fundación?
Para dar respuesta primero remembremos cuál era la historia y el aporte de Fundación Mexicana de Aviación para ver algunas implicaciones sobre la extinción o conclusión de actividades. La asociación civil se constituyó en el año 1997 como IAP y desde entonces se planteó apoyar diversas causas.
Uno de los principales aportes sociales que brindó la Fundación Mexicana de Aviación fue apoyar con la transportación, el traslado de niños quemados para su atención inmediata en hospitales de alta especialización en los Estados Unidos. Esa colaboración permitió salvar vidas y en otros casos, que las lesiones en infantes por quemaduras fueran mitigandas por la constante atención médica. Seguramente hay muchos adultos que en el pasado fueron sus beneficiarios y hoy como adultos recordarán afectuosamente ese apoyo junto con el trabajo de la Fundación Michou y Mau.
El trabajo de la Fundación Mexicana de Aviación fue discreto y muy raras veces se publicitó la existencia de ella en los medios de comunicación con los cuales disponía la empresa para establecer vínculos directos con sus grupos de interés. No hay que olvidar cual fue el contexto en el que operó esta institución: Prácticamente su mercado era atendido sólo por 2 aerolíneas, Aeroméxico y ella. El concepto de Responsabilidad Social Empresarial no era conocido como hoy, ni se percibía el aporte que una fundación pudiera hacer para la sostenibilidad de la empresa.
No fue hasta varios lustros después que Fernando Landeros y su equipo se dieron a la tarea de invitar a Mexicana a formar parte del grupo de patrocinadores, cuando la empresa se apoyó en su agencia de medios para crear algunos mensajes de televisión para compartir con los lectores su alianza.
Seguramente el lector recordará las imágenes donde en una sombra reflejada en la playa se veía un movimiento simulando las alas desplegadas, de un albatros quizá, que subían y bajaban. La cámara realizaba un zoom out y se observaba a un niño sentado en una silla de ruedas moviendo sus brazos. En voz del locutor se escuchaba la rúbrica “Fundación Mexicana, las Alas del Teletón”.
Algunos de los mensajes participaron en el Caracol de Plata, el reconocimiento iberoamericano a los mensajes de contenido social y fueron aclamados en sus presentaciones en las ceremonias de entrega de reconocimientos tanto en Bellas Artes como en otros recintos. Sin duda el anuncio posicionó a Mexicana como la línea aérea que les apoyaba.
A menudo publicistas, comunicadores y mercadoólogos citaban al comercial como una clara muestra de mercadotecnia social y se reconocía la alianza empresa-OSC. Con los sucesos que hoy tienen postrada a la empresa, la actividad de la Fundación se paralizó también. Esta situación adversa nos permite el cuestionamiento que hemos planteado líneas arriba y poder entonces compartir con el lector qué ha sucedió en casos similares. Traigo a la memoria él de Banamex.
Es necesario recordar que la creación de una fundación empresarial es un acto jurídico independiente a la empresa, ya que los fundadores pueden elegir la forma que más convenga para dar vida a su institución. Es decir, puede constituirse como una Institución de Asistencia Privada o como Asociación Civil. El trámite para ser donataria autorizada por parte de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público es independiente también, pero se advierte la necesidad para la empresa de contar con este beneficio para su asociación y operar a favor del otorgamiento de recibos deducibles del impuesto sobre la renta.
En el caso de Banamex, cuando la banca privada en México se nacionalizó en el último año de gobierno de José López Portillo, los bienes y patrimonio fideicometidos a la asociación civil Fomento Cultural Banamex que resguardaba esos bienes, permaneció integrado, resguardado y protegido, gracias a la independencia de la asociación civil sin fines lucrativos respecto a los bienes, activos, pasivos, etc. de la empresa de la que tomaría control el gobierno.
De tal manera, en este caso la empresa estuvo en riesgo, sus fundaciones no. En el caso de Fundación Mexicana de Aviación es muy probable que los miembros de su Consejo Directivo decidan extinguirla, pues no tendría razón de ser. Pero afortunadamente los espacios vacíos tienden a llenarse. Recién pude observar el primer anuncio de la institución en ciernes, Fundación Aeroméxico, que ahora apoya al Teletón. Es de esperarse que Volaris e Interjet, sigan el ejemplo de constituir su propia institución. Lo interesante será conocer cuál de las iniciativas esté mejor alineada al negocio y contribuya a la sostenibilidad del mismo y no sólo le destinen la tareas de hacer donaciones.
Emilio Guerra Díaz
Emilio Guerra cuenta con amplia experiencia en la Gestión de la RSC, destacando su trabajo en el área de vinculación con la comunidad que potenciar la inversión social empresarial. Ha gerenciado fundaciones empresariales.