Parece obvio decir que una organización sin fines de lucro dedicada a luchar por los derechos civiles de personas gays, bisexuales y transgénero debería tener una cultura en la que imperen la diversidad, el respeto y las buenas prácticas. Sin embargo, no es tan sencillo como parece. A veces, hasta las OSC con las mejores intenciones acaban implementando políticas que van en contra de los valores que deberían promover.
Human Rights Campaign es una de ellas. El pasado 3 de junio, Buzzfeed publicó un artículo en el que afirmaba haber obtenido los resultados de un estudio llevado a cabo por una tercera parte (pero encargado por HRC) para conocer la verdad sobre las experiencias de los colaboradores. Lo que se encontró es en verdad preocupante.
De acuerdo con los documentos obtenidos y publicados por el sitio web, la cultura de liderazgo en HRC es «experimentada como homogénea: gay, masculina y blanca». Se encontró que muchos grupos sufren de exclusión dentro de la ONG; el reporte describe «Un ambiente de trabajo prejuicioso, en especial respecto a mujeres e individuos que se identifican como mujeres», menciona que quienes no entran en el molde de hombres gay de raza blanca se sienten excluidos y afirma que más de la mitad de las personas latinas y multirraciales y el 83% de las personas de género variado en la organización sienten que no se les trata de forma equitativa por su identidad.
Sobre los esfuerzos que ya ha hecho Human Rights Campaign para mejorar la situación, la investigación encontró que la percepción de los colaboradores es que estos no están funcionando. Aquellas personas que han intentado hablar sobre la importancia de la diversidad sienten que se les ha silenciado o dejado a un lado.
Chad Griffin, presidente de la organización, dijo en una declaración para Buzzfeed, que HRC está pasando por un esfuerzo planeado e integral de inclusión, «con la meta de representar mejor a las comunidades que servimos, y de contratar, nutrir y retener una fuerza de trabajo que no solo se vea como América sino que se sienta respetada y apreciada por el arduo trabajo que hace todos los días.»
Además, publicó una lista de 18 acciones que ya se están tomando para mejorar la situación, así como tres que todavía están en proceso de ser implementadas. Estas van desde la creación de grupos de colaboradores y el cambio de su personal de recursos humanos hasta la adaptación de su lenguaje para ser más incluyente.
Por ejemplo, ya no se pedirá solo contar con una licenciatura, sino que se agregó que es posible tener «experiencia equivalente» y ahora las ofertas de trabajo dicen explícitamente que se espera recibir a candidatos de antecedentes y características diversas. También se hace énfasis en la necesidad de un mayor entrenamiento sobre diversidad.
Aún cuando una organización tenga las mejores intenciones, la diversidad y la inclusión no se dan solas, sino que tienen que ser buscadas deliberadamente por los líderes. El caso de HRC demuestra la importancia de evaluar continuamente el desempeño, de preferencia por medio de investigaciones realizadas por terceras partes, y de reconocer cuando las políticas no están funcionando. Pipeline Project, quien realizó la investigación de HRW, dijo a Buzzfeed que los hallazgos no fueron sorprendentes y que se trata de temas que pueden abordarse y resolverse, por lo que no se trata del peor caso en el tercer sector.