Actividades cotidianas tienen un impacto ambiental que, aunque difícilmente se puede evitar, existen sencillas acciones que podrían ayudar a disminuirlo.
Permanecer frente al refrigerador abierto mientras reflexiona acerca de qué alimento o bebida tomar, ocasiona que el aire frío escape y el artefacto acelere su consumo de energía.
Un incremento en la cuota del recibo de luz es el menor de los problemas, lo que se provoca es un aumento en la quema de combustibles fósiles, en parte responsable del cambio en la temperatura planetaria.
En promedio, una hora de trabajo de este aparato equivale a dejar encendidos, durante el mismo tiempo, casi seis focos de 100 watts cada uno. Su utilización racional motivará un ahorro considerable de energía.
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