Había una vez un niño de cinco años llamado Miles Scott que enfrentó una batalla contra la leucemia, revolucionó las redes sociales, se convirtió en Batman, salvó a una ciudad entera y venció a Superman… De acuerdo, esto último lo hizo Ben Affeck cuando tuvo el papel, pero lo que sí es verdad es que la historia de este pequeñito dio varias lecciones al tercer sector y guió la atención de millones de personas en todo el mundo directo a la labor realizada por la Fundación Make a Wish, que desde hace varios años dedica sus esfuerzos a cumplir los deseos de miles de niños que, como Miles, padecen enfermedades que amenazan sus vidas.
La historia anterior tuvo lugar en 2013 y hasta hoy continúa siendo un referente no sólo de la labor realizada por la fundación, sino del alcance que las organizaciones de la sociedad civil pueden conseguir cuando se plantean un propósito claro e involucran a toda una comunidad para conseguirlo. Lo que comenzó con el objetivo de lograr que Miles viviera un día como Batman, pronto se convirtió en un fenómeno capaz de reunir a más de 15 mil voluntarios para convertir San Francisco en Ciudad Gótica y poner a trabajar a toda una ciudad por un objetivo común; además atrajo la atención de varias celebridades e incluso ganó el corazón del presidente Obama.
Sin embargo la misión no concluyó con Miles, en 2015 la organización consiguió cumplir los sueños de 15 mil niños solo en Estados Unidos y 14 mil más en el extranjero; para el 2020 se ha fijado la meta de alcanzar a un total de 17 mil niños por año.
Hasta ahora todo esto ha sido posible gracias a grandes donaciones y a las alianzas que la fundación ha conseguido formar con marcas tan poderosas e inspiradoras como Disney con quien mantiene desde hace años una excelente relación a nivel global; para muestra la campaña #ShareYourEars, a través de la cual la marca duplicó su aportación anual con el apoyo de quienes visitan sus parques. Sin embargo, la cantidad de recursos necesarios para cumplir un deseo se ha ido incrementando cada año desde que la fundación inició su labor hace 36 años; las últimas cifras revelan que cada sueño cuesta en promedio $10,130 dólares, cifra que representa un 30% más que la necesaria en 2010.
Esto quiere decir que para cumplir con su objetivo en 2020, Make a Wish necesitará recaudar al rededor de 400 millones de dólares por año, lo que implica un incremento del 30% respecto a los 300 millones en donaciones que consiguió para 2015 según cifras proporcionadas a AdAge.
El esfuerzo de Make a Wish
«Estamos viendo a menos niños que quieren salir de compras y más que desean viajar», explicó Ryan Hegseth, vicepresidente de estrategia de Make a Wish, a la publicación y agregó que aunque han realizado un excelente trabajo de recaudación en los últimos años, ha llegado el momento de pensar fuera de la caja.
He ahí que la organización, hasta ahora renuente a una estrategia de recaudación en línea ha decidido finalmente emprender esfuerzos en el mundo digital de la mano nada menos que de PwC, para conectar con sus grupos de interés y atraer donantes aprovechando al máximo las redes sociales disponibles y poniendo en marcha una estrategia de crowdfounding.
La nueva plataforma llamada Wishmaker permitirá a la fundación contar las historias de diferentes niños a fin de que los donantes potenciales puedan conocerlas una a una y hacer llegar su aportación al cumplimiento de un deseo específico; los recursos destinados a los sueños que superen su meta serán reasignados a los menos exitosos.
«Estamos llegando un poco tarde a la fiesta, pero quizá aún no era el tiempo adecuado para que la organización abrazara este tipo de estrategias», comentó Hegseth.
Por el momento la plataforma aún funciona como un programa piloto, pero se espera que pronto esté activa completamente, ya que aunque su lanzamiento oficial está programado a finales del mes de octubre, ésta ya ha conseguido alcanzar las 65 donaciones promedio por día de manera orgánica.
La lección
«Hemos replanteado la forma en la que Make a Wish piensa sobre cómo atraer donantes; en la historia hasta ahora las personas ofrecían grandes cantidades de dinero. En el futuro tal vez las personas donen menos, pero sus aportaciones serán más frecuentes y se comprometerán a lo largo del tiempo», destacó Hegseth.
Y es justo ahí hacia donde deben moverse los esfuerzos de las organizaciones de la sociedad civil. Claro que atraer nuevos donantes es una misión titánica, pero el verdadero reto está en crear vínculos fuertes que los mantengan comprometidos con con la organización y con la causa y los conviertan en aliados tanto económicos como participativos.
«Imagina que eres un bombero, te encuentras en medio oeste y miras que hay un niño en Florida que desea ser bombero por un día (…) Esa es la clase de conexiones que queremos crear», explica David Clarke, director de experiencia de la fundación, y agrega que se trata de conexiones que no eran posibles antes, sin ayuda de la tecnología.
La tarea suena mucho más sencilla de lo que en realidad es, aunque Make a Wish tiene un largo camino recorrido y este corresponde nada menos que a su capacidad de generar contenido relevante para su audiencia contando historias que roben cientos de corazones y los inspiren a ofrecer donativos constantes o recrear toda una ciudad.
Excelente noticia! Gracias x difundir el tema!