La lucha por la igualdad de género en derechos y oportunidades tiene como una de sus plataformas más importantes y poderosas al deporte y el Comité Olímpico de Internacional (COI), como líder del Movimiento Olímpico, se ha convertido en uno de los aliados más importantes en los últimos años en busca de la mayor equidad posible. Un logro muy importante en esta batalla fue que en los III Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires, que actualmente están en desarrollo, es la primera vez que la mitad de los atletas serán mujeres, es decir, se logró que la cantidad de deportistas sea de 50 por ciento varones y 50 por ciento damas.
Según informe del COI en febrero pasado, durante los Juegos Olímpicos de Invierno en PyeongChang 2018, más del 43 por ciento de los competidores fueron mujeres, un número récord.
Pero aunque se pronostica una representación femenina del 48 por ciento para los Juegos Olímpicos de Tokio en 2020, todavía falta un largo camino por recorrer en lograr la igualdad que tanto se busca, porque aún existen muchas vallas que pasar, porque no sólo se trata de lograr el 50-50 en la cantidad de atletas, sino también en la cantidad de pruebas e incluso en que las pruebas sean las mismas para ambas ramas.
Por ejemplo, hace unas semanas se hizo la presentación de las pruebas del ciclismo de ruta en Tokio 2020, pero ya generó una serie de críticas con respecto a los recorridos para los varones y el de las damas, que no sólo es más corto, sino que tiene menor dificultad.
De acuerdo al recorrido, la prueba femenina no pasará por las dos cotas de mayor exigencia y tendrá 100 kilómetros menos que la masculina, todo lo contrario a lo que pide la agenda 2020 del Comité Olímpico Internacional.
En realidad, el ciclismo es uno de los deportes que menos en serio se ha tomado la necesidad de la igualdad. No existe el Tour de Francia y lo más parecido, el Giro, sólo le dio a la ganadora, la holandesa Annemiek van Vleuten, la irrisoria cantidad de 557,30 euros. Y eso que en 10 días de carrera su equipo ganó seis etapas, el primer y el tercer puesto en la general, la regularidad y la montaña. Van Vleuten afirma que los premios no se han modificado desde hace 10 años.
“Decepcionada (¡de nuevo!) al ver las diferencias entre los perfiles de hombres y mujeres de Tokio 2020”, expresaba la también campeona del mundo en su cuenta de Twitter, al conocer el recorrido de la prueba.
Iris Slappendel, que estaba en la comisión de carrera de la UCI, contaba que cuando dejó esas reuniones se suponía que iba a haber dos carreras “fáciles” tanto para los hombres como para las mujeres, pero finalmente no fue así.
Y Marianne Vos, otra de las mejores ciclistas del mundo, recordaba que “la señal que se manda con dos tipos diferentes de recorrido entre hombres y mujeres no es la igualdad por la que aboga el COI”.
Para mayor escarnio, en un olimpismo que, en teoría, ha tomado definitivamente el camino de la igualdad. De hecho, la agenda 2020, que es el principio rector más reciente del COI, habla de la necesidad de crear más oportunidades para las mujeres, de incentivar su participación e igualar sus pruebas. También invita a la creación de más pruebas mixtas donde ambos sexos compitan por igual.
Así va siendo en todas partes. Los recorridos en triatlón son los mismos, como lo son también en la maratón y la marcha. La natación en la piscina contará por primera vez con los 1.500 metros libre femeninos, pues hasta ahora estaban topados en 800 metros y las aguas abiertas, como ya venía siendo común, tendrán una prueba de 10 kilómetros en ambos casos.
La natación ha seguido las recomendaciones hasta el punto de estrenar en Tokio un relevo mixto, como ya hiciera el tenis con su prueba mixta que verá sus terceros Juegos Olímpicos en Tokio 2020.
La dirección global es obvia para cualquiera, como en el atletismo.
Julia Takacs le dio a España la primera medalla de los Europeos de atletismo, un bronce, que en cualquier otro campeonato previo no hubiese existido, pues era la primera vez que la competición veía a las mujeres en la marcha de 50 kilómetros. Se necesitó para ello un tiempo de reivindicación, someter las típicas resistencias conservadoras de las federaciones y, en definitiva, derribar varias barreras. El argumentario previo comentaba que igual no resistían ese kilometraje, durísimo, aunque si se tiene en cuenta que ya desde hace años corrían maratones y que el triatlón femenino está ahí desde que se incluyó el deporte en los Juegos, sonaba un poco endeble la apelación. Ahora, dicen, sólo queda igualar la diferencia entre el héptatlon y el décatlon.
La primera medallista
La tenista británica Charlotte Cooper fue la primera mujer en obtener una medalla de oro en los Juegos de París 1900.
Deportes exclusivos
Los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y Río 2016 fueron los primeros en dejar de tener deportes sólo para hombres.
Un crecimiento paulatino
El crecimiento de la participación de las mujeres en 1976 fue de un 20 por ciento; en 1988, de 25 por ciento, y de un 35 por ciento en los Juegos olímpicos de Atlanta. En Tokio 2020 se habla de que habrá un 48 por ciento de deportistas mujeres entre los competidores.
Las mujeres en los Juegos Olímpicos
La introducción de las mujeres en cada disciplina ha sido dilatada en el tiempo: comienza en París 1900 con tenis y golf y termina en 2012 con boxeo. Las mujeres suponen más del 50 por ciento de los atletas participantes en triatlón, tenis de mesa y bádminton. Gimnasia rítmica, natación sincronizada y sóftbol son deportes en los que sólo han participado mujeres.
Fue Ámsterdam, en el año 1928, donde tuvieron lugar los verdaderos comienzos olímpicos de las mujeres con cerca de 300 deportistas, casi el 10 por ciento del total, y sobre todo pudieron participar en el deporte rey: el atletismo.
La igualdad no sólo en el deporte élite
La comisión de género en el COI trabaja para que el impulso a la igualdad de género en el Movimiento Olímpico no restrinja a los atletas de élite. Porque aseguran que aún hay, en todas partes del mundo, demasiadas mujeres altamente exitosas a las que se les niega el acceso al deporte, o que son estigmatizadas socialmente cuando deciden sobresalir en un deporte. Las mujeres enfrentan discriminación en todos los niveles y continúan sufriendo violencia y abuso. La desigualdad de género persiste entre los órganos decisorios.
Acaba la discriminación sexista en el golf de Tokio
Tokio 2020 estuvo a punto de perder la sede del golf por culpa de una normativa sexista del club Kasumigaseki Country Clug, que no admitía a mujeres jugadoras en el campo.
En mayo pasado, tres mujeres fueron admitidas como socias de pleno derecho del Kasumigaseki Country Club tras modificarse su reglamento.
La polémica desatada tras su designación como sede olímpica llevó al consejo del club a votar la reforma de la normativa. El exclusivo Augusta National abrió la puerta a las socias en 2012, pero sin los mismos derechos que los hombres.
El club de golf designado como sede para la celebración de los Juegos de Tokio 2020 ha cambiado su política sexista al admitir por primera vez a tres mujeres como socias de pleno derecho.
Así, el exclusivo Kasumigaseki Country Club ha modificado el reglamento de socios que discriminaba a las mujeres y que podía poner en peligro su estatus de sede olímpica, ya que chocaba con el Comité Olímpico Internacional y el espíritu del olimpismo, que defienden la igualdad de género.
Este club ya contaba con 200 mujeres como socias, pero, a diferencia de los miembros masculinos, a éstas no se les permitía convertirse en miembros de pleno derecho y, entre otras cosas, no podían jugar los domingos.
Hace seis años, el Augusta National modificó sus reglas e invitó a Condoleezza Rice y a Darla Moore a formar parte del club más elitista y restrictivo del mundo. Ahora cuenta con cuatro socias, siendo la española Ana Botín, presidenta del Santander, una de sus miembros. El prestigioso Muirfield escocés también ha votado recientemente para permitir la inclusión de mujeres miembros y eliminar una prohibición que se ha mantenido vigente durante 273 años.
Fuente: Los Tiempos