Convierten aceite de cocina en biocombustible. Trabajan empresas y autoridades para dar otro uso a residuos que se iban al drenaje
En algunos restaurantes establecidos el aceite vegetal usado es recolectado y depositado en contenedores separados para reciclarlo, pero la mayor parte de las fondas en la Ciudad recurre a las coladeras, las levantan y arrojan allí el desperdicio.
Ese residuo tiene ahora una utilidad específica, puede ser convertido a través de un proceso químico en un biocombustible para sustituir parcialmente al diesel como energético derivado del petróleo.
«A diferencia del biocombustible obtenido de los cultivos que quizá puedan desviar granos destinados a alimentación, estamos resolviendo un problema ambiental en la Ciudad, el aceite quemado iba antes a la basura o al drenaje», indicó Carlos Campos, el emprendedor que ha generado un sistema de recolección y aprovechamiento del desecho.
La empresa no es la primera en hacer negocio con desechos.
Antes los envases de plástico PET terminaban abandonados en su totalidad, hasta que la asociación Ecoce creó un mercado, les puso un precio, los recolecta y empaca para ser reciclados, en forma semejante Campos y la empresa Biofuels han generado una solución para el aceite vegetal.
«Además de Biolfuelds, Reoil también recolecta y transforma el aceite usado en biodiesel, en la Delegación Miguel Hidalgo lo usamos exitosamente en una máquina trozadora de ramas y troncos para elaborar composta y en diez camiones recolectores de basura», comentó la directora de sustentabilidad en la demarcación, Amaya Bernárdez.
A diferencia de los envases de PET cuya recolección es estimulada con un precio, el acopio y entrega del aceite usado es gratuito.
«Les mostramos que es un ganar ganar para todos y para recuperar una parte de la inversión vendemos el biocombustible en el mismo precio que el diesel, 8.64 pesos por litro», apuntó Carlos Campos.
En el caso de la separación de residuos en orgánicos e inorgánicos, en donde lo más probable es que la segregación se pierda a bordo de los camiones recolectores, los restauranteros saben que el aceite residual se transforma en un energético alterno.
«Siempre hemos buscado ser consecuentes con la alimentación sana que ofrecemos, tenemos celdas solares y ahorradores de agua, antes entregábamos el aceite a productores de jabón, pero nos gustó mucho la sinergia del reciclaje en el biocombustible y cada semana en los cinco restaurantes separamos 400 litros», mencionó Catalina Contreras, de la cadena Saks que participa en la recolección de aceite.
José Luis Abascal, a cargo de los tres autobuses del Turibús que usan 20 por ciento de biodiesel y el resto del diesel normal obtenido de la refinación de petróleo, explicó que en vez de ganancias económicas, los beneficios son ambientales.
«Empleamos un poco menos de combustible derivado del petróleo, se contamina menos, se reaprovecha un residuo que, de otra forma, se sumaría a la saturación del drenaje y muchas personas se involucran en un esfuerzo de reciclaje, que es también una forma de educación ambiental», agregó.
Sin contaminar
Una muestra de los beneficios del reciclaje:
500 restaurantes participan en el Distrito Federal.
400 litros de aceite se recolectan a la semana.
3 camiones del Turibús usan el biocombustible.
· Aarón Mendoza, chef de PF Chang, muestra cómo recolecta el aceite vegetal usado para su reciclaje como biocombustible.
· El aceite recolectado en restaurantes, incluido el comedor instalado en la TAPO, es transportado y transformado.
· En el programa piloto participan la empresa Biofuels, que transforma el aceite, y ADO, a cargo del servicio del Turibús.
Los 3 camiones que usan el biocombustible se abastecen en la terminal de la TAPO. El 20% es biodiesel y el resto diesel normal.
Reforma – ciudad, p. 2