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Daño al medio ambiente: ¿debería ser considerado un crimen?

El pasado 9 de septiembre se presentó ante La Corte Penal Internacional (CPI), con sede en Nueva York, una propuesta para el reconocimiento formal del delito de ecocidio, la cual fue presidida por los estados insulares de Vanuatu, Fiji y Samoa, en el sur del océano Pacífico. Lo que pondrá este delito en el mismo nivel de gravedad que el genocidio y los crímenes de guerra. Si tiene éxito, el cambio podría permitir el procesamiento de individuos que han provocado destrucción ambiental, como los jefes de grandes empresas contaminantes o jefes de estado.

El  crimen de “Ecocidio” se definió por la Fundación Stop Ecocidio como:

 “Cualquier acto ilícito o arbitrario cometido a sabiendas de que existe una probabilidad sustancial de que cause daños graves que sean extensos o duraderos al medioambiente”

Esta definición surgió en 2021 de un grupo independiente de expertos integrado por juristas del más alto nivel de todo el mundo fue convocado por la organización y ha adquirido un considerable respaldo jurídico y político. Por ello, la CPI está considerando formalmente si las personas y organizaciones que destruyan la naturaleza a gran escala deben ser calificadas de criminales según el derecho internacional.

El daño al medio ambiente es un atentado en contra de la vida

Los crímenes ecocidas crean un peligro de daño grave a la naturaleza y suponen un riesgo real de alteración del equilibrio biológico de los ecosistemas. Según el estudio realizado por Samanta Kowalska de la Universidad de Calisia en Kalisz, Polonia “Ecocidio: una amenaza para el tejido biológico y la seguridad ecológica” éste ha sido un elemento de  conquista durante siglos. 

La táctica consistía en destruir el territorio para generar crisis agrícolas y con ello limitar  alimentos y el refugio a los locales. También tenía una dimensión simbólica, ya que despojaba a la gente de elementos culturales y de su identidad. El desarrollo industrial y la aceleración de la urbanización han provocado la permanencia y evolución de esta práctica.

Entre lo que se consideran los más grandes daños al medio ambiente están: los derrames de petróleo y productos químicos, la tala de bosques primarios o antiguos a gran escala, el derrame de microplásticos en grandes cantidades. Entre muchas otras prácticas que se perpetúan gracias a los conflictos bélicos, guerras civiles, obras de infraestructura, minería desproporcional y el hiperconsumo del mundo en el que vivimos.

Un crimen invisibilizado.

A lo largo de los años la humanidad ha vivido grandes casos de destrucción de la naturaleza, sin embargo hasta apenas hace unos años se ha empezado a considerar urgente erradicarlo debido al desequilibrio que genera. Aquí te enumeramos algunos de los ecocidios que se han cometido en los últimos años:

  •  Durante la Guerra de Vietnam en la operación Ranch Hand, se desecharon aproximadamente 19 millones de galones herbicidas, provocado profundos cambios en la estructura biológica
  • El desastre nuclear de Chernobyl en 1986.
  •  El vertido de la petrolera Exxon Valdez en Alaska
  •  El hundimiento de la plataforma Deepwater Horizon de la petrolera británica British Petroleum en 2020.
  •  El vertido de más 20.000 toneladas de combustible en el círculo polar ártico por el derrumbe de un depósito de combustible de la central termoeléctrica en la ciudad de Norilsk.
  •  El accidente químico de 1984 en Bhopal.
  •  La rotura de la balsa minera de Aznalcóllar, propiedad de la empresa sueca Boliden en 1998.
  •  El accidente nuclear de Fukushima en 2011.
  •  La tala ilegal continuada de árboles de la Amazonía brasileña.

El Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, que entró en vigor en 2002, reconoce cuatro crímenes internacionales: genocidio, crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad y agresión, pero hasta ahora no había reconocido el crimen ambiental.  Con esta nueva medida la CPI tendrá la facultad de juzgar y sancionar a quien cometa crímenes en contra de la Tierra. El profesor Philippe Sands, QC, del University College de Londres, que co-presidió el panel que pasó los últimos seis meses trabajando en la definición, dijo:

«Los otros cuatro crímenes internacionales se centran exclusivamente en el bienestar de los seres humanos. Éste, por supuesto, hace eso, pero introduce un nuevo enfoque no antropocéntrico, es decir, coloca el medio ambiente en el centro del derecho internacional, lo que es original e innovador»

Jojo Mehta, cofundador y director ejecutivo de la ONG Stop Ecocide International, señaló que introducir el ecocidio como un crimen internacional es crucial porque obligaría a quienes ocupan puestos de mayor poder de decisión a responsabilizarse por las acciones en contra de la naturaleza.

«Al establecer consecuencias legales, creamos una barrera de protección que obliga a los responsables de la toma de decisiones a priorizar la seguridad de las personas y del planeta, lo que altera fundamentalmente la forma en que abordan sus obligaciones». 

Durante décadas se ha planteado la posibilidad de una ley contra el ecocidio, y el difunto primer ministro sueco Olof Palme, impulsó el concepto en la conferencia de las Naciones Unidas sobre el medio ambiente celebrada en Estocolmo en 1972. Más recientemente, se consideró la posibilidad de incluir el ecocidio en el Estatuto de Roma de 1998 que establecía la CPI, pero se descartó. La abogada escocesa Polly Higgins lideró una campaña de una década para que se lo reconociera como un crimen contra la humanidad antes de su muerte en 2019.

Algunos avances…

Vanuatu fue el primer país en pedir el reconocimiento internacional del ecocidio ante la Corte Penal Internacional en 2019.   Desde entonces, sus esfuerzos han sido patrocinados por otros pequeños Estados insulares en desarrollo (PEID), incluidos Fiji y Samoa. Bélgica lo introdujo como delito nacional a principios de 2024 y la Unión Europea incluyó el ecocidio como delito calificado en su Directiva sobre delitos medioambientales después de revisiones realizadas ese mismo año. El ecocidio también podría convertirse pronto en un crimen nacional en países como Perú, Brasil, Escocia, Italia y México.

La importancia de que estas medidas sean cumplidas es considerada una urgencia mundial. No solo porque tenemos poco tiempo antes de que los efectos del cambio climático se hagan más visibles, también porque con esto generaríamos consciencia ecológica a menor y mayor escala. Lo que forma parte de un proceso más amplio de cambio de conciencia humanitaria de reconocimiento de que tenemos una relación con nuestro planeta y que nuestro bienestar depende del bienestar de la naturaleza. Por ello es necesario utilizar diversos instrumentos, políticos, diplomáticos pero también legales para lograr su protección.

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