MONTERREY, Nuevo León. – A cambio de alojamiento, un apoyo en su jornada migratoria, ropa, comida o compañía, las manos tendidas necesitadas de ayuda pagan con una moneda altamente codiciada: la longevidad.
Genetistas, psiquiatras y sociólogos coinciden en que dar es un acto que evita las depresiones, ofrece al cerebro una sensación de bienestar, eleva la autoestima y promueve valores cívicos como la democracia, entre otros beneficios físicos, psicológicos y comunitarios.
Si estás deprimido, te conviene dar. Si te duele la cabeza, te conviene dar. Si caíste en adicciones, te conviene dar. Si estás enfermo, te conviene dar… No es una letanía. La filantropía es una joya tan valiosa, que hasta evolutivamente ha mantenido viva a la humanidad. Entérate por qué.
SE SIENTE BIEN HACER EL BIEN
La próxima vez que consideres que una persona es avara, no la culpes por su falta de voluntad, pues su gen Arginine Vasopressin 1A Receptor (AVPR1a) no está preparado para practicar con frecuencia la filantropía.
Un grupo de investigadores de la Universidad Hebrea y el Hospital Herzog Memorial de Jerusalén, en Israel, dirigido por el psicopatólogo Richard Ebstein, descubrió que el tamaño de este gen está relacionado con las conductas de sociabilización.
El reporte, publicado en el 2006 en la revista científica Molecular Psychiatry, también refiere que los trastornos en el AVPR1a provocan autismo.
Este gen sensibiliza los receptores de dopamina, un neurotransmisor que provoca sensación bienestar al cerebro, liberado por experiencias recompensantes como la alimentación, la estimulación sexual, la meditación y la filantropía.
El psiquiatra José de Jesús Castillo Ruiz explica que la dopamina incrementa la frecuencia cardiaca y la presión arterial, oxigenando al cerebro y provocando una cascada de beneficios en la salud.
Un estudio realizado durante 10 años en Tecumseh, Michigan, publicado en «Dar para Vivir. Cómo el Dar puede Cambiar tu Vida» de Douglas Lawson, encontró que quienes realizaron labores de voluntariado tuvieron una tasa de mortalidad dos veces y media más baja que quienes no lo hicieron.
Por estas razones, la filantropía y su gen AVPR1a también son considerados como asuntos de la evolución humana.
De alguna manera, Charles Darwin había anunciado la presencia de este gen, pues advirtió que esta práctica promueve la supervivencia de la humanidad, ya que los altruistas asumen riesgos o problemas que pueden hacer peligrar a otros.
El 53 por ciento de los altruistas mexicanos han encontrado en la filantropía el espacio para hacer nuevos amigos y, así, reforzar su sistema inmune y elevar su autoestima, dice el psiquiatra Castillo Ruiz.
«Si el 53 por ciento ha hecho amigos, quiere decir que esa población estará más sana, pues la filantropía refuerza el sistema inmune, porque la dopamina que segrega, oxigena el cuerpo», explica el autor de «Teoterapia. La Fe Como Terapia».
«La solidaridad aumenta la sensación de bienestar emocional. Con esto, la gente previene problemas como ansiedad, depresión y adicciones».
LA CARA DEL VOLUNTARIADO
De acuerdo con el libro «México Solidario. Participación Ciudadana y Voluntariado», publicado el año pasado por el Centro Mexicano para la Filantropía y basado en una encuesta nacional, la mayoría de los 23 millones de filántropos mexicanos coinciden en un perfil.
Son mujeres de 30 a 39 años, con hijos, sociables, que dedican más de tres horas diarias a la televisión y están afiliadas a una religión.
«Quienes las llevan a cabo (las acciones solidarias), ya sea en la Iglesia o en las escuelas, aportan sobre todo su propio trabajo físico, seguido de lejos, por actividades de enseñanza y luego de recolección de fondos», señala el texto editado por Jacqueline Butcher.
La encuesta permitió clasificar a los mexicanos en tres tipos de voluntarios: los intensos, los típicos y los infrecuentes.
Dominado por las mujeres, en dos terceras partes, el grupo de voluntarios intensos es el de menor población en la totalidad de filántropos, con un 8 por ciento, pues prácticamente dedican 8 horas diarias a las labores de ayuda.
Los voluntarios típicos, el 32 por ciento del total de filántropos, realizan sus actividades mayoritariamente en organizaciones y dedican anualmente 34 días de 8 horas.
Quienes dedican en promedio 1.7 días laborales por año son clasificados como voluntarios infrecuentes y representan el 60 por ciento del universo filantrópico en México.
EL RETO: ORGANIZACIÓN
Del total de filántropos mexicanos, el 76 por ciento actúa de manera aislada, lo que dificulta la verificación de los avances en desarrollo social, explica Carlos Cordourier Real, director de investigación del Cemefi.
Una de las razones por las que las labores solidarias no se organizan es porque el 79 por ciento de los encuestados dice que no se puede confiar en la mayoría de las personas.
«Existe el reto de fomentar la pertenencia a grupos y organizaciones, si es que se busca estimular una mayor participación ciudadana solidaria y voluntaria que ayude a forjar un mayor voluntariado mexicano», indica Cordourier Real.
Para fomentar la confianza a las instituciones y coordinar las acciones solidarias, las organizaciones deberían transparentar sus procesos y buscar las publicaciones de sus logros y tareas, agrega el director de investigación.
«La tarea es enorme, en cuestión de organización, promoción, reclutamiento de voluntarios y las tareas de cada organización. Basta ver que en el Cemefi tenemos más de 10 mil instituciones registradas en el País», señala.
«Pero cuando los voluntarios se dan cuenta que participar en labores de filantropía es construir una comunidad, porque es donde se practica realmente la democracia, se identifican más con esa comunidad, y ésas son las personas que necesitamos».
Así que la próxima vez que alguien te pida que le eches una mano, no lo dudes: ellos piden y, sí, tú das, pero también recibes.
¿Te apuntas?
Niños y jóvenes Down, universitarios, indígenas o abuelitos son parte del universo que esperan un apoyo. Para empezar a ayudar:
— Consulta el directorio de las Organizaciones filantrópicas en tu zona
— Estudia tu elección. Considera que ayudar requiere responsabilidad y una especie de vocación.
— Cosecha tu esfuerzo. Al finalizar un ciclo de voluntariado, reflexiona sobre lo aprendido y analiza nuevas opciones.
— Recibe ayuda. Un falso orgullo te privaría de nuevas experiencias.
Hazlo por ti
Al dar, no sólo ayudas a quienes lo necesitan, checa cómo te beneficias:
— Mejora tu sistema de defensas, pues practicar la filantropía incrementa la frecuencia cardiaca, lo que oxigena al cerebro.
— Provoca sensación de bienestar al cerebro, como lo hace la alimentación, la estimulación sexual o la meditación.
— Reduce la tasa de mortalidad hasta dos veces y media, en comparación con quienes no practican la filantropía.
— Promueve la supervivencia de la raza humana, pues los altruistas asumen riesgos o problemas que hacen peligrar a otros.
Fuente: Impre.com