“La queja trae descrédito”.
Baltasar Gracián
Por: Emilio Guerra Díaz
Al igual que el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez un centenar de organizaciones de sociedad civil, han venido expresando que en nuestro país se criminaliza la protesta social. En una sociedad polarizada como es la nuestra, la afirmación parece tan temeraria como cierta para una amplia parte de la opinión pública. Decir que se criminaliza la protesta es útil para construir otros argumentos que giran alrededor de una supuesta represión gubernamental y victimizarse con cierto éxito.
En mítines y marchas hemos atestiguado demandas genuinas, pero también los excesos de personas que al amparo de cubrir sus rostros, cometen delitos como vandalismo, saqueos y daños tanto en propiedad privada y en bienes públicos como monumentos, aceras, calles, señalización y transportes, etc.
Quizá los organizadores de marchas y protestas son ajenos a la conducta de grupos particulares que realizan por su cuenta actos reprobables y aquellos no son responsables de conductas radicales de éstos que se salen de control. Hemos atestiguado cómo los agitadores o infiltrados (como ciertas personas les llaman) proceden negativamente en estos eventos públicos y lo hacen con un grado de planeación, organización y preparación muy efectiva. Habría que preguntarse entonces quién los infiltra ¿el gobierno federal?, ¿algún líder de izquierda?, ¿algún partido político? Y la respuesta tiene que ver con el resultado que obtienen. Por ejemplo se puede buscar provocar para que se emprenda una acción represiva y así culpar al gobierno de intolerante o violento (federal, estatal o municipal).
En ocasiones tras un argumento como “criminalización de la protesta” subiste un elemento más de comunicación social: Victimizarse que deriva de la falta de argumentación y pericia respecto a derechos y leyes. Vea esta historia: Ciro Gómez Leyva en su programa “Por la Mañana” en Radio Fórmula trasmitió un video casero donde dos jóvenes quisieron, hace algunos meses, ingresar al Metro en la estación Zapata sin pagar el boleto.
Aquellos fueron detenidos por un policía que los exhortó a salir y reingresar pero pagando el importe correspondiente. La resistencia de los jóvenes, uno que discutía y otro que filmaba con su teléfono, pasó a discusión cuando se incorporó una mujer policía. Uno de los jóvenes buscaba argumentos para justificar que tenía el derecho de utilizar el metro gratis porque había subido la tarifa. Posteriormente su “creatividad”, le llevó a señalar que no pagaba porque era estudiante (se supo que se acreditó como miembro de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México).
La oficial le señaló que si conocía sus derechos podía tramitar su descuento para que en lugar de pagar a 5 pesos un viaje lo hiciera con el subsidio a 3 pesos que el Jefe de Gobierno Mancera impulsó meses atrás. Se escucha en la grabación que el joven dice que el no entra al programa pues tiene… ¡27 años!
Este hecho pudiera prender la mecha de la protesta social y solidaridad de otros jóvenes para “defender” el argumento del disfrute de servicios públicos que por su condición de estudiante deben ser gratis para ellos, pues cómo no ¡Sí también pagan impuestos!
Hoy, las condiciones de protesta social son diametralmente opuestas a las que existían hacia finales de la década de los sesentas. Hay mayor respeto a la libertad de expresión y la ciudadanía tiene más canales de comunicación para que su voz sea escuchada (redes sociales). Pero existe también un exceso de marchas, bloqueos a vías de comunicación y toma de casetas de peaje, cierre de aeropuertos y mítines tanto en el Distrito Federal como en diversos estados como Oaxaca, Guerrero y Michoacán. Qué decir de los hechos registrados esta semana en Baja California y la nueva ocupación de la Plaza de la República por maestros y simpatizantes que paralizan la actividad económica, la vida social y cultural de la comunidad afectada.
La autoridad, sea estatal o federal, ha decidido desde hace varios años actuar en diversos eventos reivindicativos, marchas y protestas sólo como observadores. La tolerancia ha permitido que se cometan delitos dentro de una protesta social, se atente contra los derechos de terceros y la construcción de un estado débil sin cabeza volviendo a subrayar que hay ley pero no se aplica.
Pero ¿a qué viene este análisis? Pues a que hay toda una energía dentro de la protesta social que pudiese canalizarse al emprendimiento de acciones sociales a través del voluntariado. Por ejemplo, cuántas personas que tienen y sienten un agravio pueden ser más productivos en su activismo si se forman como promotores de derechos humanos en alguna organización creada para tal efecto. Se desperdicia gran energía en protestar y el esfuerzo es estéril porque no se da una continuidad fuera de la calle al quehacer para cambiar las cosas.
Algunos rasgos que tienen en común la protesta social y la participación voluntaria son:
- Detectan problemas y recovecos por los cuales funcionarios y servidores públicos violan disposiciones legales, aprovechan para sí recursos públicos o tienen prácticas llenas de opacidad fértiles para la corrupción
- Señalan irresponsabilidades de autoridades. La ley existe pero no se cumple
- Denotan la gran brecha y extrañamiento que existe entre autoridad y ciudadanía. En el manejo distinto de la técnica jurídica no permite avanzar en un constructo colectivo a favor del bien común
- Generan ideas para el cambio social pero no hay quien las sistematice y las lleve a puerto
¿A qué se debe entonces que no exista un tránsito de la protesta social al voluntariado formal, organizado y eficaz para alcanzar distintos derechos? Diversos elementos pueden enriquecer no sólo una sino varias respuestas, pero propongamos una idea.
El tipo de organización es un factor determinante. El voluntariado que puede desarrollarse no es igual dentro de una organización con fines políticos, de auto beneficio, proselitismo religioso o de carácter filantrópico. En los tres primeros tipos de organización la ayuda voluntaria se vuelca y canaliza a favor del robustecimiento de la organización, el partido, la agrupación política, el club, el culto, etc. En cambio en el voluntariado en organizaciones filantrópicas y altruistas sus efectos se vierten en beneficio de la comunidad directamente.
El voluntariado que fluye en esa dirección distingue énfasis y motivaciones distintas de las personas por ayudar y requieren de una base conceptual y de trabajo en equipo para alcanzar ciertas metas. Estimo que para el avance hacia una cultura de participación ciudadana no contestataria sino propositiva se debe alentar el voluntariado a favor de terceras personas.
Un liderazgo social que devenga de la protesta social si desea trascender ha de ser fértil y generar acuerdos, negociaciones y una cultura incluyente y tolerante de los puntos de vista de otros. Claro que la protesta social es necesaria pero nos hace falta ser más ciudadanos y para serlo un camino es prestar servicio voluntario bien organizado.
Ciudadanos trabajando
Arranca colecta de la Cruz Roja 2015
Miles de voluntarios apoyarán durante dos semanas la colecta de la benemérita institución “Juntos Salvemos Vidas” para alcanzar la meta que se ha fijado en recaudación de fondos estimada en 345 millones de pesos. Este jueves inició la campaña con la entrega simbólica de 5 ambulancias en el Campo Marte y contó con la presencia del Presidente Enrique Peña Nieto.
Junior League analizó el concepto de la Triada del Voluntariado
En su reunión mensual llevada a cabo el pasado miércoles, el ejemplar grupo de mujeres voluntarias que colaboran en la Junior League México City IAP, invitaron a la Alianza Mexicana de Voluntariado para presentar los servicios que ofrece para su membresía ya que la Junior League es asociada fundadora de esta asociación. También recibieron información sobre la 24ª Conferencia Mundial de IAVE que se celebrará en el 2016. Finalmente se facilitó la discusión sobre la importancia de la Triada del Voluntariado, eje de la participación y servicio voluntario y que sirve para medir, evaluar y mejorar el sentido colaboracionista de voluntariados con la comunidad y la organización que les acoge.
Próximos eventos
Seminario de fortalecimiento institucional para OSC de San Miguel de Allende, Guanajuato
La Alianza Fronteriza de Filantropía y la Community Foundation for Southern Arizona llevará a cabo este encuentro en San Miguel de Allende los días 24 y 25 de marzo con temas como movilización de recursos, procuración de fondos, comunicación, órganos de gobierno y voluntariado impartidos a través de talleres a cargo de Andy Carey, María Laura Muñoz, María Ellen Colón, Anette Candanedo y Emilio Guerra Díaz.
Convocatorias
Junior League invita a presentar proyectos para ser reconocidos
La Junior League of Mexico City, IAP convoca, a través de su Fondo de Ayuda a la Comunidad, a organizaciones que trabajen con población de migrantes o trata de personas para que presenten proyectos que hayan realizado a favor de la comunidad en ese campo. La convocatoria reconcerá tres lugares, el primero recibirá 100 mil pesos, el segundo 60 mil y el tercero 40 mil pesos. La convocatoria se publica en la página de la Junta de Asistencia Privada (www.jap.org.mx) y la fecha límite entrega de trabajos 30 abril de 2015.
Emilio Guerra Díaz Emilio Guerra cuenta con amplia experiencia en la Gestión de la RSC, destacando su trabajo en el área de vinculación con la comunidad que potenciar la inversión social empresarial. Ha gerenciado fundaciones empresariales.