Las albóndigas de Ikea son famosas por varias razones. Por un lado, son uno de los productos más populares de la compañía, que vendió 97.4 millones de ellas solamente en 2013. Por otro, quienes no las hemos probado sí recordamos que fueron motivo de una polémica, ya que fueron retiradas el año pasado por sospechas de que contenían carne de caballo. Pero estos no son los únicos datos interesantes sobre las albóndigas: también 600,000 generan toneladas de dióxido de carbono al año, un 2% del total de emisiones de la empresa.
Con el objetivo de ofrecer opciones más sustentables, Ikea pretende ofrecer muy pronto albóndigas de pollo y vegetarianas, ya que su materia prima generará menos emisiones que el puerco y la res tradicionales. Sin embargo, también admite que este cambio no es suficiente para generar un beneficio a gran escala. Es por eso que se está ocupando de tomar mejores decisiones en todos sus productos.
Según la empresa, la sustentabilidad debe estar integrada en cada uno de los productos que las personas consumen o llevan a sus hogares, sin convertirse en un lujo para quienes pueden costearse objetos más «verdes».
Un ejemplo de esto es su compromiso con la energía limpia. En 2012, Ikea dio a conocer su objetivo de ser independiente desde el punto de vista energético, por lo que invirtió millones en paneles solares y energía eólica. Además, los consumidores pueden comprar paneles solares en sus tiendas. Lo mismo sucede con los focos LED, que son la única fuente de iluminación de sus instalaciones y para 2016 también serán los únicos focos a la venta.
La compañía tiene un sistema interno de puntuación con el que mide todos sus productos usando variables como los materiales, la energía que se usa para crearlos y transportarlos o qué tan conveniente es su reciclaje para el consumidor, y acaba de implementar un programa en el que ofrece a sus colaboradores ciertos productos (como recipientes que reducen el desperdicio de comida o utensilios de cocina ahorradores de energía) para que los prueben en sus casas. Si todo sale bien, los empleados se convertirán en sus embajadores sustentables.
Con información de:
FastCompany
