Por Rodolfo Sagahón
Los últimos 10 años de mi vida me he desarrollado profesionalmente en el circuito de la responsabilidad social empresarial (RSE), primero en el Grupo Xcaret y después como coordinador del Pacto Mundial de la ONU en México. Durante este periodo conocí gente y proyectos sumamente interesantes cuyo objetivo común es mejorar la forma en como el sector privado se relaciona con el medio ambiente y la sociedad. En este camino conocí un concepto relativamente nuevo que atrapó mi atención: el emprendimiento social. En mi experiencia, fue fascinante ver cómo de la mente de los jóvenes se desprendían ideas de negocio innovadoras, valientes y genuinas sobre como encontrar posibles soluciones a problemas como la desigualdad de género, acceso a la educación, escasez de alimento e inseguridad. Mi interés por este tema me trajo hasta San Francisco, California donde me encuentro estudiando la Maestría en Emprendimiento Social en Hult International Business School.
Estoy seguro que los líderes del sector privado están destinados (quieran o no) a jugar un rol de mayor compromiso con el desarrollo sostenible y por lo mismo veo un futuro en el que sólo existan dos tipos de organizaciones a su cargo: las empresas responsables, que son aquellas que han transformado su gestión y estrategia en vías de impactar positivamente a la sociedad y el medio ambiente; y las empresas sociales, las que desde su creación usan la economía de mercado para involucrar a personas de bajos recursos como clientes o socios de su negocio – proveedores, agentes o distribuidores-.
En este futuro deseable, las empresas responsables y las sociales convivirán en el terreno del desarrollo sostenible con alianzas de alto impacto, sus papeles serán complementarios y tendrán resultados de mutuo beneficio. Su vínculo será mucho más profundo que el de donante-receptor, pues se situará en procesos y actividades relevantes del negocio como las cadenas de valor, el desarrollo de nuevos productos y servicios, mentorías (en ambas direcciones) y muchas otras formas que aún no conocemos.
Por ejemplo, podrían generarse alianzas muy interesantes entre empresas que comparten el mismo sector, pero que son distintas en tamaño, objetivos y situación geográfica. Como puede ser el caso de Patagonia, empresa global con las mejores prácticas de RSE en el mercado de ropa deportiva, cuyo programa insignia denominado Worn Wear propone alargar la vida de sus prendas ofreciendo reparaciones gratuitas de por vida a sus clientes; Betabrand una empresa mediana con base en San Francisco, que pretende revolucionar la industria de la moda al darle poder a sus clientes para que decidan los productos que deben lanzar al mercado mediante crowdfunding; y Khama una microempresa social conformada por una cooperativa de Kasungu, Malawi, que utiliza en su taller materiales locales para la producción de ropa y accesorios.
¿Se imaginan lo que puede pasar si estas tres empresas desarrollaran juntas un proyecto de negocio con resultados sociales o ambientales de alto impacto? El proceso sería de mucho valor para ellas, pues aprenderían las unas de las otras; sus soluciones serían eficientes, astutas, rápidas y sobre todo, centradas en las personas. Sentarían precedentes muy retadores para su sector y liderarían una nueva forma de hacer negocios en la que el sector privado se pueda convertir en un gran aliado de los gobierno y las ONG.
¿Existen actualmente este tipo de alianzas? Afortunadamente sí. La intención de este espacio es poner en el aparador distintas ideas, conceptos, prácticas e historias alrededor de las empresas responsables y sociales que están cambiando nuestro entorno para bien. Si conoces alguna, no dudes en compartirla. Por mi parte, me comprometo a escribir aquello que considere de interés durante este año que estudio emprendimiento social en una ciudad donde el tema vibra con mucha fuerza.
Rodolfo Sagahón Velasco
Licenciado en Relaciones Internacionales de la Universidad Iberoamericana México donde también cursó una especialidad en Desarrollo Sustentable. Ha trabajado durante los últimos 10 años en posiciones que le han permitido detonar cambios positivos en materia de responsabilidad corporativa desde el gobierno, el sector privado y en organizaciones internacionales.
Del año 2010 al 2015 se desempeño como Coordinador de la Red del Pacto Mundial de las Naciones Unidas en México. También ha sido columnista en el periódico El Economista y Gerente de Responsabilidad Social Empresarial en el Grupo Xcaret.
Actualmente vive en San Francisco, California donde estudia la Maestría en Emprendimiento Social en Hult International Business School.