Ser jefe no es lo mismo que ser líder, aunque pocos directivos tengan esto bien comprendido. El resultado de esta falta de visión deviene en empresas con malos ambientes laborales… Aunque por fuera no lo parezcan.
Las acciones en pro de los colaboradores son uno de los pilares más fuertes de la responsabilidad social, sin embargo, también es uno de los mas desatendidos debido a que no tiene un rostro externo. Algunos directivos piensan que como este aspecto no es visto por la sociedad, entonces no hay tantos riesgos en él. Un error garrafal.
Hoy en día, muchas organizaciones, por ejemplo le tienen pánico a las redes sociales y tontamente cierran al interior Facebook o Twitter; tienen miedo de lo que puedan decir de ellos su propia gente y también de la falta de productividad. No obstante está comprobado que los empleados accederán a ellas incluso desde sus gadgets. Es una cuestión como pretender apresar arena en la mano… entre más duro se oprima, más arena escapará.
Por otro lado, de acuerdo con un estudio de Grupo Regus, 80% de las nuevas plazas de trabajo cierra antes de los dos años, casi siempre por una mala gestión. De acuerdo con el estudio, la supervisión y control excesivos se han convertido en un mal hábito de los directivos. El abuso de poder se sigue ejerciendo en muchas formas, las más comunes:
* La sobrecarga de trabajo
* Esquemas rígidos apoyados en sanciones y amenazas
* Solicitud de tareas que no tienen que ver con el trabajo
* Acoso sexual
* Malas compensaciones
Los líderes, quienes adiferencia de los jefes son reconocidos y no impuestos, generan un clima laboral positivo, haciendo sentir a su gente que su trabajo es un sitio donde pueden encontrar satisfacciones de forma similar a su casa. En este renglón, Alina Archundia, especialista en psicología laboral, señala la importancia de la empatía, la motivación y la cordialidad dentro de las células de trabajo, así como el reconocimiento de logros y el entendimiento de las necesidades de la vida diaria de los colaboradores. Asimismo se sugieren esquemas de comunicación horizontales y no por jerarquías.
Así, es posible comprobar que hace falta mucho camino por recorrer en este ámbito en cuestión de RSE y que las organizaciones que están en el negocio de los RRHH tienen un campo fértil para ejecutar acciones que propicien ambientes de trabajo responsables, maduros y por tanto, productivos.