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ColumnistasDe sellitos y "consultores" en RSE

De sellitos y «consultores» en RSE

¿Con que quieres llevar a tu empresa a ser ESR? Es la pregunta que solemos hacer.

Ser consultor o asesor en responsabilidad social podría parecer muy difícil… o muy fácil; especialmente porque nadie sabe a cabalidad qué significa. Después de todo, si aún no se logra una definición universal de responsabilidad social, mucho menos la de un consultor.

El problema va más allá de la semántica, pues la creciente demanda del nicho hace que la misma práctica, las universidades, los institutos de negocios y otras entidades, produzcan hordas de consultores, algunos verdaderos profesionales, pero otros… simples merodeadores de eventos empresariales a la búsqueda de intercambiar tarjetas y por supuesto, hacerse de clientes al ritmo de Queen y su Another One Bites the Dust.

—No me llames consultor, asesor ni especialista. Nunca me gustaron los títulos— suelo decirles a mis clientes. Las etiquetas son sólo forma y no fondo; lo que nos define son las acciones. En ese sentido, me gusta más el término de ensamblador; tomo necesidades, oportunidades, capacidades y las traduzco en soluciones de beneficio para las compañías. Aunque he de decirlo… no suelo hacerlo fácil.

Bienvenido a una columna sui generis de ciudadanía corporativa; un poco tóxica, un poco sulfurosa, pero de innegable vitalidad; un espacio que en ocasiones podrá no ser políticamente correcto, pero habrá de ser brutalmente honesto; donde la sonrisa puede provenir del desconcierto o de la cruda identificación, y donde finalmente, lo único que se pretende es esclarecer un poco más este fenómeno conocido como responsabilidad social.

¿Con que quieres llevar a tu empresa a ser ESR? pregunté la última vez que comí con un prospecto de cliente; una atractiva chica que seguramente había salido de las filas de la RP para moverse tres letras hasta la RS.

—Sí, creo que la responsabilidad social es importante para nosotros como compañía— me dijo con ese aire autosuficiente de los jóvenes empresarios —Además, creo que usar el sellito en todos nuestros comunicados puede darnos valor agregado.—

—Usar el sellito— repetí para mis adentros, y su comentario me hizo imaginarla cual enfadosa niña de caireles anhelando estampar sus sellitos de Hello Kitty en toda superficie, incluyendo las paredes y el refrigerador. Hice un esfuerzo por concentrarme de nuevo en la plática.

—Te refieres al Distintivo ESR— le corregí —No se trata tanto de un sello; el Distintivo es un símbolo que indiscutiblemente genera valor, pero también representa un fuerte compromiso; y para obtenerlo, primero hay que cumplir con una serie de indicadores de caracter social y…—

—Bueno, pero ustedes nos pueden ayudar con eso ¿no?— me interrumpió intempestiva; la niña de caireles regresó y ello me hizo pensar en la inmensa cantidad de clientes potenciales que lo único que desean es la forma y no el fondo. En muchos casos no es su culpa, nadie les ha explicado a conciencia la esencia y beneficios de la RS. La entusiasta perorata continuó…

—Además me gustaría saber si hay otros sellos que pudiéramos obtener… o distintivos, como tú les llamas. Me dijeron que también podíamos ser una empresa incluyente o lograr el reconocimiento de la ONU, aunque supongo que ése, por ser global, debe costar bastante. Los últimos consultores nos dijeron que tal vez debiéramos invertir en ello alrededor de doscientos mil o un poco más.

—¿Te quisieron vender la adhesión al Pacto Mundial?— pregunté queriendo parecer sorprendido aunque sabiendo bien que en ésta, como en todas la profesiones, desgraciadamente los autos lujosos y la ropa de marca de muchos de los «aguzados consultores» suelen pagarse con el desconocimiento de algunos clientes.

—¿Crees que deberíamos pagar menos? ¿Más..?— insisitió.

El lado oscuro me tentó; casi pude oler las vestiduras de piel de un carro nuevo… pero la parte socialmente responsable en mí, una vez más, volvió a imperar.

—Creo— le dije —que no deberían pagar nada porque la adhesión al Pacto Mundial no se vende… y creo también que lo que en realidad necesitan es que se les aclare el significado y compromiso que representan instituciones como Cemefi y Pacto Mundial, entre muchas otras. Lamento desanimarte, pero también debo decir que nosotros no podemos venderles ningún «sellito», pero podemos brindarles un servicio empresarial de asesoría estratégica, que por supuesto, no te costará esos doscientos mil.—

La responsabilidad social no es algo que se adquiera por pago; tampoco es un premio al cumplimiento de requisitos o un «sello» para ostentar. La responsabilidad social es parte inseparable de la estrategia medular de una empresa; no se trata de relaciones públicas, marketing o recursos humanos; se trata de un todo. El no entender esto es perder una gran oportunidad.

Las sociedades actuales requieren de compañías exitosas; y esto es porque ningún plan asistencial, por bueno que sea, logra ser tan redituable como una empresa sustentable que busque la innovación a través de estándares de excelencia en sus operaciones; que genere empleos y beneficios para sus colaboradores, proveedores, asociados y accionistas; que eleve la calidad de vida de las comunidades donde opera y que consiga en todo ello y por esencia, otorgar satisfacción a sus consumidores.

La responsabilidad social no es la búsqueda de causas para apoyar; no es un plan que corra paralelo a la estrategia central; es la forma de desarrollar y ejecutar dicha estrategia.

Cuando la RS y la estrategia están engarzadas en una sola forma, es difícil determinar dónde termina una y comienza la otra; cuando ambos conceptos están fusionados, la oportunidad, la innovación y las ventajas competitivas suelen presentarse en las operaciones del día a día… y lograr eso, creánme, es superior a cualquier sellito.



aRSEnico

aRSEnico es el seudónimo químico de un asesor en RS muy tóxico, solitario, ensimismado y cuasi misántropo, que a través de una propuesta editorial de crítica ácida, expone las circunstancias, a veces inverosímiles, que se presentan en la RSE. La columna, si bien es ficticia se alimenta de eventos de la vida real sin los cuales no sería posible su realización. El objetivo es precísamente, además de provocar la risa forzada de reconocer y reconocerse en ella, señalar dichas circunstancias desde un enfoque cínico e incluso que raya en anti RS, para mostrar finalmente en este radioactivo estilo, el «deber ser» de la RSE.

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