Traspasar nuestra realidad (o lo que consideramos como real) a un ámbito digital, era posible únicamente en las películas, literatura y ambiciones futuristas, sin embargo, con la llegada de la pandemia, el avance de las plataformas digitales se aceleró a gran velocidad, tanto que hoy es imprescindible hablar de la responsabilidad en el Metaverso.
Esta multiplataforma representa el futuro de las generaciones siguientes, es decir, constituirá una nueva manera en la que las personas se vincularán, trabajarán y consumirán. Dicho universo paralelo y totalmente virtual pretende ser tan inmersivo que las y los usuarios casi no puedan distinguirlo de su presente físico.
Debido a esta intención e impacto —que desde ahora se está haciendo visible— es importante que el Metaverso crezca a la par de relaciones y acciones, haciéndolo así un espacio seguro para los usuarios, por medio de su Responsabilidad Social Empresarial (RSE).
Meta: un entorno virtual
De acuerdo con Singularuty Hub, el Metaverso es la evolución del Internet, más que conceptos separados, son equiparables. «En el 99.99% de los casos, siempre que el término se use correctamente, podrías reemplazar la palabra Metaverso por Internet».
El metaverso es Internet, pero también es una colección espacial (y a menudo en 3D) de entornos virtuales impulsada por un motor de juegos.
Por ello, al hablar de todo lo que será Meta, resulta conveniente entender que estamos frente a una novedosa forma de interacción humano-máquina, de entornos virtuales y de economías digitales.
¿Por qué se necesita una estrategia de responsabilidad en el Metaverso?
Como lo señala, Sustainable Brands, existe una ambivalencia en cómo estamos experimentando los entornos virtuales: por una parte, las generaciones más jóvenes se sienten atraídas por esta forma, muchos de ellos ya nacieron en el boom del Internet, mientras que, en las generaciones que ya estaban inmersas, las acciones de violencia se han intensificado.
Con pocos meses de funcionamiento, Meta ya ha tenido varios problemas, los más graves relacionados con la seguridad de los usuarios, lo que ha hecho que se cuestione la regularización y RSE de los gigantes tecnológicos que están detrás de esta innovación.
Pese a ello, cada vez más empresas han decidido aportar y ser parte de Meta, pues están conscientes de que la economía digital en el ciberespacio, será la ruta para conectar con sus consumidores.
Desde Nike, Balenciaga y Gucci, hasta Microsoft, Apple y Reblox, cada vez más compañías están uniéndose a Meta, creando tiendas y artículos virtuales, muchos de estos con Non-Fungible Token (NFT), así como espacios de interacción más complejos.
Sin embargo, parece que, al trasladarse a esta realidad, están omitiendo algunos aspectos importantes, que incluso podrían entrar en conflicto con sus valores de la «vida real».
Camino para una inversión RSE «metaversiana»
Los beneficios de integrar una estrategia de RSE ya son conocidos por muchas organizaciones, y cada vez más se van sumando a la idea de que esta no es un lujo sino una prioridad que les dará grandes beneficios.
Uno de ellos es la minimización de riesgos: al contar con una gestión de seguridad asertiva, los costos en demandas disminuyen, por lo que si el Metaverso es una realidad paralela, este también necesitará de regulaciones internas y externas.
La construcción consciente de los cimientos del Metaverso es una responsabilidad colectiva; pero, como ocurre con muchos cambios industriales y culturales, las corporaciones que lideren la carga determinarán en última instancia qué forma tomará.
Cabe destacar que esta es una de esas pocas ocasiones en donde se puede tener en cuenta el propósito de la marca y la planificación ESG en las primeras etapas de una industria:
Como líderes empresariales y consumidores, debemos hacerlo mejor que ver cómo se repite la historia. Ya estamos viendo surgir problemas en el metaverso, desde privacidad/seguridad de datos y protección de IP, hasta accesibilidad y la huella ambiental de la infraestructura de hardware.
Aaron Pickering, EVP y Global Head of Purpose en la consultora creativa Headstand, y profesor adjunto en la Universidad George Washington.
Lo anterior, llevará a las empresas a que su negocio en este nuevo espacio prolifere dentro de las estimaciones que, según un informe de Bloomberg Intelligence, «supondrán un negocio global de 800,000 millones de dólares en 2024 y, además, podrían alcanzar los 2.5 billones en 2030».
Las iniciativas RSE nacieron para contrarrestar los efectos provocados por una industria ya establecida, lo que las ha llevado a nadar en contracorriente. El Metaverso, aún naciente, podría ser el campo para conformar un nuevo tipo de comercialización que contenga una perspectiva de cuidado y mejora, para no transmitir las malas prácticas y demostrar por qué la RSE puede transformar un sistema.
