La diligencia debida en ESG ha emergido como un concepto fundamental en el mundo de las inversiones y los negocios en la actualidad. Este término se ha vuelto cada vez más relevante debido a una combinación de cambios regulatorios significativos y una creciente conciencia global sobre los impactos ambientales y sociales de las empresas, así como a la presión de la sociedad civil y los inversores para que las empresas sean más responsables y sostenibles.
Para conocer más a fondo esta relación, Bengt Enge, director de Position Green, explica cómo ESG, un conjunto de criterios y consideraciones utilizados para evaluar el desempeño y la responsabilidad de una empresa en tres áreas fundamentales: ambiental, social y de gobernanza, ahora es mucho más importante en la toma de decisiones comerciales e inversiones, de acuerdo con Edie.
¿Qué es la debida diligencia en ESG?
La «debida diligencia» es un proceso exhaustivo de investigación y evaluación que se realiza antes de tomar una decisión importante, como una inversión o una adquisición. Implica revisar detenidamente todos los aspectos relevantes de una situación o empresa para comprender completamente los riesgos y oportunidades involucrados.
Hablando de la «debida diligencia en ESG», este enfoque específico implica aplicar los mismos principios de investigación exhaustiva, pero con un énfasis particular en evaluar cómo una empresa aborda cuestiones relacionadas con los factores ambientales, las prácticas sociales y la gobernanza corporativa.
En otras palabras, se trata de investigar a fondo cómo una empresa integra consideraciones de responsabilidad social y sostenibilidad en sus operaciones y decisiones de negocio.
El panorama ESG está cambiando
Bengt Enge destaca que actualmente estamos en un momento clave en el que la sostenibilidad y la responsabilidad de las empresas e inversores están cambiando. Antes, los temas relacionados con ESG solían ser algo a lo que los directores financieros (CFO, por sus siglas en inglés) prestaban atención ocasionalmente. Sin embargo, en los últimos años, ha habido un cambio en la forma en que se ven estos temas, y ahora son mucho más importantes en la toma de decisiones comerciales e inversiones.
Enge también menciona que ha habido cambios en las regulaciones que afectan a las instituciones financieras y a las empresas en cuanto a la divulgación de información sobre sostenibilidad. Por ejemplo, existen regulaciones como el Reglamento de Divulgación de Finanzas Sostenibles (SFDR) y la Directiva de Informe de Sostenibilidad Corporativa (CSRD), dos instrumentos legislativos de la Unión Europea (UE) que tienen como objetivo promover la sostenibilidad en los sectores financiero y empresarial.
Asimismo, la Directiva de Debida Diligencia en Sostenibilidad Corporativa (CSDDD), una legislación que está en proceso de negociación en Europa, es parte de un esfuerzo más amplio de la Unión Europea para impulsar la sostenibilidad en el mundo empresarial y promover un enfoque más ético y responsable en las prácticas comerciales.
En otras palabras, la forma en que las empresas manejan temas relacionados con el medio ambiente, la sociedad y la gobernanza corporativa está adquiriendo un papel central en el mundo de las inversiones y los negocios. En este contexto, resulta fundamental adentrarnos en los pilares esenciales de la diligencia debida en ESG y apreciar sus diferencias en relación con la diligencia debida tradicional.
Aspectos clave de la diligencia debida en ESG
Como ya hemos mencionado, la diligencia debida en ESG, también conocida como ESGDD, es un proceso que evalúa y analiza factores medioambientales, sociales y de gobernanza, además de las consideraciones financieras y legales tradicionales al evaluar la idoneidad de una oportunidad de inversión.
Debido a su importancia, ya que los inversores, especialmente en el sector de la inversión privada, reconocen la importancia de considerar aspectos no financieros en sus decisiones de inversión, es relevante identificar aspectos clave de la debida diligencia en ESG en comparación con la debida diligencia tradicional.
Integración de factores ESG: La diligencia debida en ESG integra factores medioambientales, sociales y de gobernanza en la evaluación de una oportunidad de inversión. Esto significa evaluar cómo una empresa gestiona su impacto medioambiental, su enfoque en responsabilidad social y preocupaciones éticas, y la calidad de sus prácticas de gobernanza corporativa.
Análisis de riesgos: Al igual que la diligencia debida tradicional, la diligencia debida en ESG tiene como objetivo evaluar los riesgos asociados con una inversión. Sin embargo, va más allá de los riesgos financieros y legales y considera riesgos relacionados con la sostenibilidad, la reputación y el cumplimiento normativo. Examina cómo los factores ESG podrían afectar a la viabilidad y el rendimiento a largo plazo de la inversión.
Evaluación de políticas ESG: La diligencia debida en ESG implica un examen detenido de las políticas y prácticas ESG de una empresa. Esto incluye evaluar el compromiso de la empresa con la diversidad e inclusión, las consideraciones de derechos humanos en su cadena de suministro y sus esfuerzos para reducir el impacto medioambiental, como la medición y divulgación de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Evaluación del riesgo climático: Un aspecto crucial de la diligencia debida en ESG es la evaluación del riesgo climático. Esto implica evaluar la huella de carbono de una empresa, incluidas sus emisiones de gases de efecto invernadero en los tres Alcances (Alcance 1, Alcance 2 y Alcance 3). Las emisiones de Alcance 3, que se refieren a las emisiones de la cadena de valor y la cadena de suministro de una empresa, son especialmente importantes porque pueden tener un impacto significativo en la huella de carbono general de una empresa.
Presiones regulatorias impulsan la debida diligencia en ESG
La presión regulatoria es un factor importante que está impulsando la debida diligencia en ESG para los socios generales (GPs) y los gestores de activos. Una regulación clave que está impulsando esto es la Directiva de Informes de Finanzas Sostenibles (SFDR), que entró en vigencia en enero de 2023 en la Unión Europea, junto con las pautas de la Taxonomía de la UE.
Bajo la SFDR, los fondos de inversión se clasifican en tres categorías: Artículos 6, 8 y 9, y los participantes del mercado deben designar todos los fondos en una de estas categorías y realizar divulgaciones para respaldar esa designación. Los Artículos 8 y 9 son especialmente importantes en el contexto de la diligencia debida en ESG, ya que representan fondos con un enfoque en la sostenibilidad y la responsabilidad social.
La creciente presión proviene de los socios limitados (LPs) que instan a los GPs y gestores a enfocarse en inversiones que generen características medioambientales o sociales positivas (Artículo 8) o que tengan la sostenibilidad como objetivo (Artículo 9). Esto significa que los compradores de fondos necesitan aplicar la diligencia debida en ESG a lo largo de todo el ciclo de inversión.
En resumen, la presión regulatoria está impulsando la importancia de la diligencia debida en ESG, tanto para los inversores como para las empresas, ya que afecta la forma en que se toman decisiones de inversión y se cumplen las regulaciones.
El futuro de los negocios está en la sostenibilidad
En el futuro, se espera que las empresas que sean más sostenibles, es decir, que cuiden mejor el medio ambiente, la sociedad y tengan una buena gestión, tendrán más éxito en los negocios. Esto se debe a que los consumidores y otras empresas valorarán más a las empresas que sean responsables y sostenibles.
Al mismo tiempo, las personas y empresas que invierten dinero en diferentes empresas querrán saber que están invirtiendo en empresas que hacen lo correcto en términos de sostenibilidad. Por lo tanto, para las empresas y las personas que quieran hacer inversiones inteligentes y seguras, es importante investigar y entender cómo las empresas manejan la sostenibilidad. Esto se llama «diligencia debida en ESG». Al hacerlo, se pueden tomar decisiones más informadas y reducir el riesgo de invertir en empresas que no son sostenibles.